Carta blanca, Rafael Saravia
Leer, nº 244, julio-agosto 2013
Rafael Saravia sabe escuchar "la cadencia del súbdito ante el amo" en un poemario que abre alentando la resistencia y la esperanza, con la palabra que acaricia. El poeta hace recuento de personas convertidas en espacio público, caldeadas por la razón y la inquietud revolucionaria, pordiosera que acampa en la felicidad de unas expectativas que tal vez se malogren, pero ardieron entretanto. Un libro albertiano por lo angélico y machadiano por la bondad ad hominem que se supone al que prescinde de acaparar, sin nostalgias. Mientras el amor, como "uva fresca", procesa un deseo que la rutina no alcanza, siempre intimidad y hallazgo, demorándose en el "roce lento" hasta que se cubra de sal todo lo amado o la distancia retome en abstinencia lo perdido. A veces tan perdido como los ecos de una "Internacional" que suena en sus versos a lotería y a un convencimiento que nunca ha de ser necesario, sino inquieto.
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