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lunes, 23 de enero de 2017

Reseña: Cantos: & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, en el blog Pirotecnia, de Óscar Pirot


Cantos : & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán o la épica del lenguaje  

                                                    

                                                                                                         
                                                                                                                   Por Óscar Pirot



El héroe es héroe por su concepción singular, por las circunstancias extraordinarias de su nacimiento. El héroe lo es por el designio de fundar una ciudad, por transfigurarse en muerte tras el fatalismo de su sombra. El héroe es canto que se aproxima, hazaña en constante recreación. Pulsión de misterio que transita de la nada hacia el ser.
De esa condición épica nace en gran parte la poesía de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán.

Su escritura viene determinada por la mágica gestación de una voz que avanza sin que sepamos quién o qué la pronuncia. Las palabras se suceden como dichas por una boca oculta en la niebla de la página: un oráculo en diálogo sostenido, una presencia que se apropia del lenguaje para reconvertirlo en sustancia bélica, en vigor transmutado. Los poemas de Cantos : & : Ucronías fundan ciudades que cantan y se fecundan a un ritmo acompasado, columnas y voces que se edifican a modo de letanía definiendo tras los signos de puntuación un discurso fundacional: el de nombrar el mundo a través del sueño y el delirio a sabiendas de que hemos perdido la sintaxis de todos los idiomas.

Cantos : & : Ucronías se desdobla en dos partes:  CICLO CÓNCAVO : y : CICLO CONVEXO : . En el primer ciclo, una tensión ocular acecha en las palabras. Las visiones se fermentan en sangre, sueños, ácido, amoniaco, guerreros, gatos, tumbas, decaimientos de nostalgia… La tinta desenvaina sus recipientes formando espadas que hienden sus imágenes hipnóticas: —Cuando las gentes duerman en la línea infinita de las olas branquiales (p. 20), la senil luz de este tránsito que nos recorre como un signo de tortura (p. 2), —A través de la córnea del teléfono sé que la muerte brota como un párpado (p.13), porque tu boca es un sarcófago con escenas de combate buscándome en esta noche curva como la sangre un muerto (p. 22).

El héroe invisible lucha contra sus propias amalgamas, parajes donde el vacío y la necesidad de sobreponerse a él hacen de cada poema una hazaña verbal, metalúrgica. Un sopor elegíaco y dubitativo hace del guerrero una sustancia dual en donde la dicha y la vulnerabilidad giran en realidades adversas. La voz épica indaga en los poderes ocultos de la vida y del lenguaje, en el carácter críptico y nominal de la existencia, en un ciclo de 45 textos que lucha hasta resolverse en un desgaste y una renovación en donde el olvido cree haber descubierto el origen de sus imaginaciones.

En : CICLO CONVEXO : asistimos a una reflexión epistemológica. El combatiente indaga sobre lo comunicable, sobre el idioma y sus espectros, se adentra en las palabras y las vuelve virginales, las trastoca con el fuego amigo del silencio restituyéndolas en balbuceos oníricos. Su cosmovisión es omnipresente y circular, parte de las reminiscencias del Antiguo Testamento para instaurarse en las auras de Cirlot, Robert Desnos, Rothko o Danilo Kis. Intertextualidad y diseminación, huevo cósmico, liturgia de símbolos que desembocan en una guerra constante entre el universo y la manera de nombrarlo. Las formas de codificación, puntuación y sintaxis reavivan sus raíces y producen la sensación de estar al pie de un frente de batalla en donde el lenguaje lucha consigo mismo hasta alcanzar su heroicidad.


Este poemario, como su nombre lo indica, bien podría definirse como un universo alternativo donde la génesis del canto nos vuelve cómplices de una nueva historia que implica la reconfiguración del presente mediante el delirio del lenguaje primigenio, forma en la que el lector es testigo de la épica que busca reconstruir el origen bajo sus ojos.

Cantos : & : Ucronías o la épica del lenguaje.


Véase también en: http://oscarpirot2.blogspot.com.es/2016/12/cantos-ucronias-de-miguel-angel-munoz.html

martes, 20 de enero de 2015

Reseñas: Cantos : & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, en La poesía que leo (y me gusta)

CANTOS : & : UCRONÍAS de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán
Blog La poesía que leo (y me gusta), 3/11/2014

Este libro de poesía de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán es uno de los libros más bellos que he leído en los últimos tiempos, y leo mucha poesía normalmente.

Debo confesar que no conocía a Miguel Ángel ni le había leído nunca, y para mí ha sido un gran descubrimiento, ahora que tantas editoriales publican libros que más que libros de poesía parecen de prosa mala.
 

La misma portada –plagada de signos– nos remite al título, a aquellos acontecimientos que no sucedieron pero que hubieran podido suceder. Asimismo, los signos nos sumen en un universo físico que acompañará a los pequeños títulos de cada poema después del número del mismo y de los dos puntos, antes del título puesto entre corchetes, siendo así referencia de cada poema. Posteriormente y a lo largo de los poemas, en cada uno de ellos, Miguel Ángel juega con la puntuación y con su significado.

El libro está dividido en dos ciclos: el primero es cóncavo, el segundo, convexo.

La afirmación que voy a hacer ahora es mi lectura, que puede ser totalmente errónea. Interpretar lo que el poeta ha querido decir es siempre arriesgado, sobre todo si es un poemario vanguardista, onírico, en el cual los conceptos son a veces oscuros y siempre simbólicos.

El círculo cóncavo se refiere a la muerte. Está lleno de referencias sobre el tánatos, tantas, que no las quiero transcribir porque podría rellenar lo que queda del folio sólo copiando versos de los poemas, que por cierto son poemas en prosa.
La muerte, vivida con angustia, vivida como tragedia, impregna esta primera parte del poemario que es como una herida –pero la herida es la vida, no la muerte– y como si ese final –seguro para todos nosotros– tuviera también –y al final el poeta se la reconoce– una parte de belleza.

El círculo convexo se refiere a la palabra. Las dudas o mejor dicho la incertidumbre sobre la existencia o la inexistencia de Dios, ese destino fatal que es la muerte segura, lo podemos sortear mediante el verbo, mediante el idioma, mediante la lengua.
Quizá la palabra sea la forma más trascendente que tiene el hombre para comunicarse, para aliviar esa soledad que inevitablemente sentimos.

Este libro de poemas es un libro de conceptos: conceptos que los titulan y que se ven desarrollados por otros conceptos, con referencias egipcias, bíblicas y una potente presencia de los gatos, sobre todo en la primera parte.

El tú al que se refiere el poeta debo confesar que me desconcierta. ¿Es la amada, quizá, a la que van dirigidos los poemas? ¿Sería en este caso un libro de amor? No lo sé y por ello nada puedo afirmar.

Pero desde luego sí puedo decir que es un poemario en la que las referencias son constantes, que pide un esfuerzo al lector para poder entrar en este mundo que se nos ofrece con tanta generosidad, en este mundo hermoso, bien armado, bien estructurado, en el que las lecturas pueden ser miles, en el que más de una vez vas al diccionario a buscar palabras, palabras que a veces el poeta inventa, como álbeas, por ejemplo, y no es la única.

Miguel Ángel nos pide un pequeño esfuerzo. Soledad, silencio y unos poemas cultivados, cultos, llenos de sangre, guerra y muerte, y que nos deja la esperanza de que al fin la palabra llegue a salvarnos de buena parte del dolor.



Lee la reseña en el blog La poesía que leo (y me gusta)



jueves, 4 de diciembre de 2014

Novedad: No-Haiku, de José María Millares Sall

No-Haiku
José María Millares Sall
Selección y prólogo de Juan Carlos Mestre y Miguel Ángel Muñoz Sanjuán
Calambur Poesía, 147. 2014. 206 p. 14 x 22,5 cm.

ISBN 978-84-8359-243-4
PVP: 18 €

José María Millares Sall (1921-2009) es quizá el último de los poetas redescubiertos con los que se cierra el panorama de la poesía española del siglo XX. La reedición en 2008 de su primer libro, Liverpool —que vio la luz por primera vez en 1949—, le traería de nuevo, después de cincuenta años, a ocupar un lugar de preeminencia en la atención crítica y en la consideración por parte de las más jóvenes generaciones de poetas. Este renovado interés por su obra propició que un año después apareciese Cuadernos 2000-2009, que, nuevamente, amén de arrojar más luz sobre la poesía de Millares Sall, acrecentaría el interés por el conjunto de su creación. Dicho interés no quedaría solo en intenciones; así, en 2009 le fueron concedidos el Premio Nacional de Poesía, por su libro Cuadernos 2000-2009, y el Premio Canarias de Literatura, máxima distinción de las letras canarias. Con la publicación póstuma de Krak, en 2011, se confirmó el aprecio y consideración crítica de la que ya gozaba su obra en la perspectiva de la poesía española contemporánea. Entre la abundante producción que quedó inédita, se encuentran los textos que conforman este No-Haiku, esa otra cara de la moneda, esta vez referida a la tradición japonesa, de la que José María Millares Sall hace su personalísima exploración creativa. No-Haiku son las marcas y el testimonio de un camino místico y «apenas susurrante» en el que el poeta persiguió, con el entramado de su lenguaje espiritual, «escuchar» la luz, pero no «traducirla». 



viernes, 11 de julio de 2014

Reseña: Cantos : & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, en Nayagua

El signo, la memoria, la memoria del signo
Por Guadalupe Grande 

Revista Nayagua, nº 20, junio de 2014

Hay poetas de frontera, hay poetas de extrarradio, poetas en el ojo del huracán y poetas de diván y salón, hay poetas centrífugos y los hay centrípetos, exuberantes y contenidos, reflexivos y pasionales, y un infinito número de binomios y de taxidermias que aparentemente ayudan pero afortunadamente no resuelven el enigma. Porque nada hace a la poesía la taxidermia que podamos elegir. Sabiendo que la enumeración anterior es una carcasa vacía, y que cada poeta ocupa su lugar en la página con un acarreo de opciones y posibilidades, más o menos flexibles, podríamos añadir una ficción más que algo tendría que ver con la poética de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán: hay poetas que se afirman en cada verso que escriben y hay poetas que se borran en cada palabra que pronuncian: ese borrarse, ese acto poético que es difuminar los contornos de una identidad unívoca, dudar de la eficacia del discurso cerrado y depositar en manos de la memoria colectiva la tarea del texto.

Una extraña tormenta (1992), Las fronteras (2001), Cartas consulares, (2007), Los dialectos del éxodo (2007), y, ahora, CANTOS : & : UCRONÍAS (2013): ¿dónde situar la poética de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán? No voy yo a resolver ahora ese enigma, sería un pretencioso insulto, sino tan solo anotar dos voluntades intuidas: la frontera como signo topográfico del texto y la memoria y sus posibilidades de permanencia y olvido como brújula, unidas ambas por la falta de urgencia, es decir, por la cadencia del recuerdo. Parsimoniosamente, como las caravanas de Saint John Perse, han ido apareciendo los libros de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, en su dicción severa pero no solemne de preguntar al hombre y a la tribu por las causas: preguntando incansable, obcecada, desesperanzada, reveladoramente. Desde la frontera, desde el éxodo, desde las afueras, desde la extrañeza, desde la extranjería que se pregunta por el sentido de las aduanas, inquirir ha sido la tarea de los libros de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán. Pero no se ha tratado de un signo de interrogación en el aire, frente al vacío abstracto de la semiótica, sino frente al futuro que ha de responder al “antiguo canto del hombre: persuadida consciencia”.

Nos sorprende ahora Miguel Ángel Muñoz Sanjuán con esta radical utopía en los límites de la escritura, un radical itinerario que regresa del éxodo, de las fronteras, de la melancolía para inquirirnos ahora, preguntarnos ahora, sobre nuestra responsabilidad como lectores del mundo y su memoria. No es un destino distinto al que alentaban sus anteriores libros, no es un salto en el vacío, sino una extremación frente a sus inquietudes obsesivas —no otro adjetivo se puede aplicar a la reiterada obcecación de la alta poesía por adentrarse en los grandes enigmas de los humano, sus grandes decepciones, sus desesperadas voluntades, su constante alerta y su no menos intensa creencia— sobre las posibilidades y responsabilidades del signo.

En este fascinante itinerario de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, encontramos a “—»»Los muertos hablando en presente: & : los vivos intentado conciliar el pasado:” y la palabra del hombre contemporáneo, de la conciencia contemporánea, aferrándose en su clamoroso naufragio a lo que de aparentemente menos significativo hay en el lenguaje, dejando hablar también a eso que estaba en los márgenes del discurso poético y que, no tenido en cuenta ni más allá ni más acá de su utilitarismo gramatical, nos adentra en una nueva semántica del signo, en una libertaria radicalidad, resignificativa en su indagación y su inquietud.

En la estela, tan subterránea como intencionadamente apartada por los guardianes de las puertas de una ley tan difunta como persistente, en la estela de los márgenes de la poesía casi secreta contemporánea, desde los compañeros del surrealismo como Rafael Pérez Estrada, Carlos Edmundo de Ory o Eduardo Cirlot, hasta los amigos de Dada y la poesía experimental, como Julio Campal, Eduardo Escala o José Miguel Ullán, estos CANTOS : & : UCRONÍAS nos interrogan desde la voz aproximativa de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán sobre los que es y lo que habría podido ser: lo acontecido y la narración de un otro posible. Otro posible que no busca en la fantasía su posibilidad sino en una variación cuántica otro resultado verosímil. La polisemia semiótica, como la polisemia semántica, obliga al lector a responsabilizarse de su lectura, de su interpretación, a ser no el receptor de un código trasmitido y recibido, sino el cómplice o el disidente de un lenguaje cifrado y descifrado.

En un acto de escritura abiertamente subversiva, Miguel Ángel Muñoz Sanjuán desordena, sin reordenarlas, esas señales de tráfico que son los signos de puntuación, no se trata de una nueva propuesta ordenancista, no de una nueva urbanística que milimétricamente reemplace a la anterior, sino de un incesante cuestionamiento sobre los estratos de poder que acompañan a la gramática más obvia. Pero ello no debe desviarnos del texto: eso dice también este libro de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, esto señala: sería fácil prestarle atención a la desobediencia semiótica, dejarse arrastrar no por la aventura sino por el aventurerismo, no por la imaginación sino por la fantasía, no por la subversión sino por la negación exenta de argumento ideológico: pero eso solo les está permitido a los que no tiene memoria, a los que carecen de responsabilidad ante la memoria. No es el caso. Miguel Ángel Muñoz Sanjuán resitúa, despoja de su significado acordado la señales de tráfico, de poder, que nos guían en el texto, y a partir de ahí estructura el relato de la angustia del ser humano ante el signo y ante la memoria del signo.

“Frente a la invasión de lo discursivo, de la atracción aplastante de la publicidad, de la verborrea, la poesía solo puede responder de una forma: tachando, negando, borrando…”, escribió Fernando Millán; Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, nombra otra posibilidad, explorar obsesivamente, minuciosamente, las antiguas tareas de la conciencia, los antiguos mandatos de la poesía en su cordialidad y su desamparo, y encontrar los nuevos mapas significativos para que las palabras no sean materia forense sino brújula y testimonio.

Lee la revista Nayagua en pdf



martes, 24 de junio de 2014

Reseña: Cantos : & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, en la revista Quimera

Fuera del tiempo
Por Marta Agudo
Quimera, revista de literatura, mayo 2014

No exagero si digo que de las siete últimas presentaciones de libros de poesía contemporánea española a las que he asistido cinco de ellas han comenzado de la misma manera: ensalzando lo que de varapalo contra el lenguaje tradicional, la gramática domadora o la semántica al uso propone ese nuevo título. Siento tener que sumarme a la lista, pero la diferencia es clara: en el caso que nos ocupa esta carga sediciosa es absolutamente cierta. En Cantos : & : Ucronías, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, culminan los diferentes leitmotivs que ya tratara en lo que cabe entender como una trilogía —Las fronteras (2001), Cartas consulares (2007) y Los dialectos del éxodo (2007)—, gracias a una propuesta inteligente y anclada en el deseo de experimentar con todos los resortes semánticos del lenguaje (la dedicatoria a José Miguel Ullán —maestro en tantas cosas— es toda una declaración de intenciones).

De la unión de los dos ciclos que componen el libro: «ciclo cóncavo» y «ciclo convexo», se obtiene una circunferencia que podría apuntar a un estadio superior de conocimiento donde la dispersión reordenaría sus variantes. No quiero decir con ello -ni mucho menos- que estemos ante un libro religioso, pero a lo largo de su páginas sí se advierte una espiritualidad que conecta con propuestas alternativas al cristianismo a través, por ejemplo, de la mención de los rishis, algo que conecta de nuevo con el deseo de revulsión de lo cotidiano que vendría respaldado, en este ámbito, por el homenaje a Cirlot, descubridor de tantas creencias y símbolos.

Pero ¿qué son estas ucronías, estas especulaciones sobre ese instante concreto —conocido como «Punto Jonba», dice la Wikipedia— a partir del cual lo que acontece en la realidad se separa de lo imaginable (por ejemplo, que Franco hubiera muerto nada más ganar la Guerra Civil)? A partir de ese instante, en ese «no tiempo», nace el canto, la palabra que anhela nombrar lo que no acontece como correlato de esa misma búsqueda lingüística, de aquello que se busca decir, de aquello, quizá, que uno hubiera deseado ser pero nunca alcanzó. Son vidas posibles para las que el lenguaje del poeta resulta insuficiente, y tal vez sea esa la causa principal por la que se vale de una serie de signos diacríticos y de puntuación que se singularizan notablemente este volumen. 

Esta presencia de lo semiótico apunta a varios planos de lectura. uno de ellos podría desprenderse de los plurales utilizados en el título, los cuales, dada la indeterminación que otorgan, tendrían su correlato en la amplificación de imágenes e ideas que vertebran —a modo de conjunción copulativa las más de las veces— en cada poema y que permite cerciorarnos de que cada hecho apunta a lo ilimitable. Valga como ejemplo el poema «5»:


≈ È Ç È ≈ [minotauro]
Crin de la vigilia: tumba del minotauro que fugó un verbo en las sienes: ojos alzando ciudadas tumbas: sórdida pausa del pudor transpirado en vidrio: escalera de los cuerpos enterrados in su olvido: mirada ciega de un rostro sin sueños: muerte cotidiana: marcas de sangre: recuerdo sacrificado en las venas de la espadas de los portadores de la noche: gotas que pueblan de úlceras las arterias de vivirnos en el sueño: —Esta es la carga —dijo él—.

Los dos plurales del título apuntarían así a una concretización de un concepto abstracto que, en su proceso de«fijación», no duda en valerse de la metáfora visionaria que ya empleara en sus anteriores libros Muñoz Sanjuán y que dotan al texto de una singular eficacia.

Pero volvamos a los signos y al arte de la epigrafía que remite al citado Zhao Mingcheng. Si en Cartas consulares Muñoz Sanjuán hablaba de sus «dedos» como «carnosos [...] buriles» con que tallar la madera, aquí es la piedra la que queda labrada y marca la necesaria recepción visual del libro. En suma, estamos ante una inteligente búsqueda de nuevas formas de significar, ante un posicionamiento personal en la tradición sobre la que Muñoz Sanjuán reescribe su «sangre verde», su «oscilante túnel del infierno», su «hermoso espejo sin bordes».


miércoles, 18 de junio de 2014

Noticia: Fotos de la Feria del Libro de Madrid en la caseta de Calambur

Aprovechando que la Feria ha acabado, os queremos dejar con las fotos que fuimos tomando a lo largo de los tres fines de semana que estuvimos presentes con nuestra caseta. Fue una experiencia, como todos los años, inolvidable. ¡Gracias a todos por visitarnos!