viernes, 18 de diciembre de 2009
Reseña: La casa roja, de Juan Carlos Mestre
Reseña: "La aldea de sal", de Lêdo Ivo
La poesía como Canto: Lêdo Ivo
Lêdo Ivo, La aldea de sal, Calambur, Trad. Guadalupe Grande y Juan Carlos Mestre, Madrid, 192 pp., 2009
José Manuel Pons, Poesía Digital
En 1923, Díez-Canedo daba cuenta de la publicación de la Antología de poetas líricos brasileños de Francisco Soto y Calvo exponiendo el desconocimiento que, en aquel momento, se tenía en nuestro país de la poesía de Brasil, y señalando la "estrecha relación" existente "entre el desarrollo de esta poesía y el de las repúblicas suramericanas de habla española". Con respecto al primer punto, se puede decir que poco hemos avanzado desde 1923, a pesar de las nuevas tecnologías, y, como entonces, hay que dar la bienvenida a iniciativas como la de esta obra que, no por tratarse del quehacer poético de un solo autor, cobra menos relevancia. Lêdo Ivo es un poeta con mayúsculas incluso para los que padecen de miopía cultural. Por otra parte, si queremos saber si hoy en día la relación entre la poesía de ambos países es estrecha, eso es algo que el lector tendrá que juzgar por sí mismo cuando por fin disponga de manera normalizada en nuestro idioma de la obra lírica brasileña, cosa que ya está sucediendo gracias a la ejemplar tarea de algunas editoriales. Por lo que a Ivo se refiere, descubrimos no pocas semejanzas con la poesía española, pero del mismo modo que se puede emparentar con la poesía francesa o alemana. El poeta universal que este brasileño es, con una alta conciencia del lenguaje, animado por un singular aliento épico y elegíaco, lo sitúan, y la crítica ya lo ha señalado, en la estela de Darío, Huidobro, Neruda, Paz... pero también en la de Withman, Pessoa, Perse, Rimbaud, Rilke, T. S. Eliot...
Díez-Canedo, en la misma reseña, también advertía de los problemas que puede acarrear traducir versos del portugués, a causa del parentesco de los idiomas, a la vez que dejaba constancia de sus dudas acerca de la pertinencia de traducir lo que está escrito en la lengua lusa. Señalaba, además, la conveniencia y necesidad de un estudio aclaratorio que sirviera de orientación al neonato lector de poesía brasileña. Guadalupe Grande y Juan Carlos Mestre nos regalan un texto introductorio de bella factura, en el que transmiten fidedignamente el tono y el aliento poético de Lêdo Ivo así como el mundo que su obra revela. Ahora bien, nada dicen de cuál ha sido el criterio seguido en la selección de los textos que arman esta antología, ni del porqué de prescindir de los poemas rimados que caracterizan a Ivo por su perfección formal. También hubiera sido de agradecer que dieran razón de su proceder traductológico -descubrimos alguna que otra errata en el texto original ("Valsa fúnebre de Hermengarda") que contamina la traducción-, y que proporcionaran los datos de la bibliografía poética de forma completa, no limitándose solamente a los títulos. Finalmente, echamos en falta una mayor presencia de poemas de su última obra Requiem, premiada por Casa de las Américas, traducida en Italia y en México, y si hacemos caso a la crítica, muestra del nuevo rumbo que la obra de Ivo ha tomado.
Aldea de sal es la primera traducción a nuestro idioma publicada en nuestro país de los poemas largos de Lêdo Ivo. Recordemos que en 1989 Armando Palacios publicaba una selección de poemas breves bajo el nombre de La moneda perdida. Allí, en una escueta nota introductoria, explicaba que, por "escasez de espacio" se veía obligado a prescindir de los poemas de "aliento largo". Después, o de forma paralela, el lector interesado en la obra del poeta brasileño, ha podido satisfacer su sed poética en alguna de las antologías publicadas —las menos—, en revistas y en internet. En este sentido hay que destacar la labor encomiable tanto de Ángel Crespo como de Marta Spagnuolo por recuperar para el habla hispana los versos de este autor.
Un estudio coherente de la obra de Lêdo Ivo debería aclararnos qué tiene en común y qué de divergente con la llamada Generación del 45, a la que se le ha querido adscribir y de la que él reniega; qué debe a la tradición poética brasileña y portuguesa (Gaston Figueira lo hermanaba temperamentalmente con Carlos Drummond de Andrade, ya en 1968, a raíz de su común melancólica ironía), y qué debe a la tradición poética europea después de la revalorización que llevan a cabo, tanto él como sus compañeros de generación, de la poesía de Rilke, Lorca, Eliot, Valéry y Pessoa; para, finalmente, ver qué relación mantiene su obra poética con la ensayística o la novelística. Lamentablemente, una muestra antológica de una obra tan extensa como es la de Lêdo Ivo no nos permite aventurar ningún juicio más allá de lo intuitivo, señalar la relevancia de algunos poemas sueltos, o manifestar el deseo de que alguna editorial emprenda la tarea de publicar su obra.
Se ha dicho que, a partir de este proceso de revalorización que se da en las letras brasileñas, la poesía vuelve a ser canto. Canto sí, si no tenemos en cuenta la genial obra de Haroldo de Campos y de sus compañeros en el "concretismo"; canto sí, pero teñido de ironía. Descubrimos en Lêdo Ivo un claro heredero del Romanticismo alemán y, consecuentemente, de sus epígonos simbolistas y modernistas. Imaginación, ironía, humorismo y melancolía se dan de la mano en sus versos junto a la categoría de lo sublime, categoría por otra parte de gran relevancia para la vanguardia de ámbito hispano. Ivo concibe al poeta como una suerte de enviado, de sacerdote capaz de ver el mundo que está oculto para los sentidos, que revela el carácter fragmentario de la existencia y que pone en jaque cualquier clase de sistematización, de verdad absoluta. Por sus versos, cargados de un gran humanismo, vemos evidenciada esta autoconciencia salvífica que le lleva a llorar por las víctimas del capitalismo, del supuesto progreso y del lenguaje desgastado, al que ni siquiera él, abanderado del decir cotidiano —"vicino alla poesia orale e omerica" afirmará Alessio Brandolini—, no siempre consigue escapar, tal vez porque la maresia, como intuye acertadamente Marta Spagnuolo, sí ha penetrado su poesía toda. Es cierto que el barroquismo a veces hace resentir su obra, pero es su profundidad de visión, la esperanza que transmite, la que nos hace pasarlo por alto. Como dice en uno de sus poemas al final "el amor se abrirá como se abren las conchas / entre las algas de la bajamar."
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Reseña de Diccionario de dudas, de José María Cumbreño
Por Rubén Castillo Gallego.
Antonio Gala dictaminó, en su pieza «Séneca o El beneficio de la duda», que lo propio del hombre es dudar sin descanso; el poeta sueco Artur Lundkvist versificó en «La imagen desnuda» que la duda es la fe más resistente; y Fernando Savater, en su monografía «Jorge Luis Borges», afirmó que los científicos trabajan para salir de dudas, mientras que los filósofos proceden al revés: piensan y se esfuerzan para entrar en ellas.
El profesor José María Cumbreño, que es poeta de prestigio reconocido y creciente, ha sacado en la importante editorial Calambur un volumen donde, bajo el título de «Diccionario de dudas», inscribe algunas de sus incertidumbres con el auxilio de la palabra. Este vademécum de desorientaciones y brújulas descabaladas sirve al poeta (y también al lector) como un mecanismo tranquilizador («Las listas, los inventarios / y las clasificaciones / en el fondo se usan / para no tener tanto miedo»), como un modo de instalarse en la realidad y de tratar de comprenderla. O, al menos, para mirarla con otros ojos, menos perjudicados por el dolor, el desgarro o la angustia. El primer paso quizá consista en aceptar que puede no haber razones para todo, como intuyó Cervantes en su obra maestra («Demasiadas explicaciones juntas / se parecen mucho a una mentira»); luego, vendrían ciertas certidumbres cronológicas («La felicidad y la consciencia de la felicidad suceden siempre en tiempos distintos»), la poesía («Es transparente el peso del agua»), las definiciones que sirven para el transcurso de la vida cotidiana («Lo que vuelve peligroso al francotirador no es su rifle: es su paciencia»), ciertas paradojas filosóficas («Si se cierra un ojo se ve la mitad del mundo. Si se cierran los dos, se ve el mundo entero») e incluso acertadas dosis de humor (José María Cumbreño define el encabalgamiento como «enfermedad endémica de los poetas, que les lleva a pensar que lo que tienen que decir es tan importante como para tener que seguir diciéndolo en el verso siguiente»). Este volumen, donde pensamiento y música se dan la mano para caminar al unísono, rebosa de aciertos y supone una bocanada de aire fresco en el panorama lírico actual, una demostración palpable y seria de que la poesía sigue abierta a nuevas experimentaciones de contenido y de forma, y que por eso es un organismo vivo, caleidoscópico, fértil y revelador. La editorial Calambur, con el tino de siempre, vuelve a sorprendernos con esta entrega poética, donde muchos tendrán ocasión de descubrir a un escritor valioso, que nos regala páginas de gran inteligencia y de gran belleza. Textos como «Sesión continua», «Antídotos», «Manuel», «Presentimiento» y muchos otros que dejaré que descubra por sí mismo cada usuario del tomo nos proporcionarán motivos suficientes para la reflexión y la admiración. Es lo que ocurre (demás está decirlo) con los buenos poetas. Y José María Cumbreño pertenece a esa nómina.
martes, 15 de diciembre de 2009
Se inaugura Enclave Editores - BNE, con la participación de Calambur
Desde el día 15 de diciembre, está disponible en la Biblioteca Digital Hispánica la primera colección de obras digitales sujetas a derechos de autor.
Ver colección de obras aquí. (http://bdh.bne.es)
ENCLAVE Editores-BNE es un proyecto de investigación e innovación que está promovido conjuntamente por la Biblioteca Nacional de España y la Federación de Gremios de Editores de España. La creación de este centro del conocimiento ha recibido una subvención del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio en el marco del Plan Avanza.
ENCLAVE Editores-BNE tiene como objetivo definir y desarrollar modelos de integración de contenidos sujetos a derechos de autor en bibliotecas digitales. Se constituye como un centro de referencia para las bibliotecas que deseen ofrecer servicios de este tipo.
En la primera etapa del proyecto, se han sumado 90 editoriales, que integrarán 1.300 libros. Además, se cuenta con la colaboración de algunas de las empresas de distribución electrónica más representativas del sector, así como con la asesoría técnica de los proyectos europeos más destacados en esta materia.
ENCLAVE Editores-BNE permite las búsquedas habituales en entornos bibliotecarios basadas en los campos de título, autor, materias, fecha, etc. además de las búsquedas mediante términos que figuran en el texto de la obra. En los resultados ofrecidos, el usuario dispone de una ficha con los datos bibliográficos completos así como la imagen de la cubierta, un resumen, el sumario y un fragmento.
Asimismo, desde la ficha de una obra sujeta a derechos, el usuario podrá acceder a un entorno gestionado exclusivamente por la editorial (o por la entidad especializada en quien ésta delegue), donde se podrá hojear y comprar la obra de acuerdo a las condiciones comerciales establecidas por cada editorial. En todo caso, las editoriales que se sumen al proyecto serán las únicas responsables de la gestión comercial de las obras integradas en ENCLAVE Editores-BNE.
En la implantación técnica del proyecto, DILVE (www.dilve.es) actúa como suministrador centralizado de los datos bibliográficos, así como de los contenidos ricos de las obras (imagen de cubierta, resumen, sumario, fragmento). Emplear DILVE como plataforma intermediaria simplifica las tareas de gestión de la información tanto al editor como a los servicios técnicos de la BNE.
ENCLAVE Editores-BNE forma parte de la apuesta de la Biblioteca Nacional por la tecnología como instrumento para facilitar el acceso de los ciudadanos a la información, a la cultura, a la educación. Pero, además, impulsará la creatividad y la innovación de todos los agentes implicados en la cadena de valor del libro en relación con la sociedad de la información.
Más información en:
Dirección de Proyecto
Federación de Gremios de Editores de España
Biblioteca Nacional de España
Secretaría Técnica
Neturity, S.L.
Asesoría
Jurídica: Alberto Bercovitz (Alberto Bercovitz Abogados)
Técnica: Denis Zwirn (Numilog)
Editoriales participantes en la Fase 1
Alberdania
Alcalá Grupo Editorial
Angle Editorial
Arco/Libros
Biblioteca de Autores Cristianos
Brau Edicions
Calambur
CINTER Divulgación Técnica
Columna Edicions
Desclèe de Brouwer
Dykinson
Ecobook – Editorial del Economista
Edebé. Ediciones Don Bosco
Edelvives
Ediciones de la Torre
Ediciones del Laberinto
Ediciones del Serbal
Ediciones Destino (pub. en catalán)
Ediciones JC
Ediciones Morata
Ediciones Nowtilus
Ediciones Palabra
Ediciones Península
Ediciones Polifemo
Ediciones Rialp
Ediciones y Publicaciones Edimáter
Ediciones y Publicaciones El Nadir Tres
Edicions 62
Edicions Bromera
Edicions del Bullent
Edicions Proa
Editorial Biblioteca Nueva
Editorial Casals
Editorial CCS
Editorial EDAF
Editorial Empúries
Editorial Galaxia
Editorial INDE
Editorial Milenio
Editorial Nerea
Editorial Octaedro
Editorial Planeta (pub. en catalán)
Editorial Reverté
Editorial Séneca
Editorial Síntesis
Editorial Trotta
Editorial Universitaria Ramón Areces
El Aleph Editores
Elkarlanean
enClave-ELE
Entrelíneas Editores
Equipo Sirius (Sirius)
Equipo Sirius (Transversal)
Formación Alcalá
Fragmenta Editorial
Grupo Cero
Grupo SM (Ediciones PPC)
Grupo SM (Ediciones SM)
Huerga y Fierro Editores
ICG Marge
Imatge 9 - Cossetània Edicions
Katz Editores
La Muralla
LID Editorial Empresarial
Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales
Miraguano Ediciones
Narcea, S.A de ediciones
Pagès Editors
Páginas de Espuma
Publicaciones Universidad de Alicante
Random House Mondadori (Caballo de Troya)
Random House Mondadori (Debate)
Random House Mondadori (Debolsillo)
Random House Mondadori (Grijalbo)
Random House Mondadori (Mondadori)
Random House Mondadori (Montena)
Random House Mondadori (Plaza & Janés)
Sepha
Siglo XXI Editores de España
Sílex ediciones
Sua Edizioak
Talasa Ediciones
Tàndem edicions
Ttarttalo
Txertoa
Universidad de Deusto
UNED
Verbo Divino
Zenobita edicions
Zumaque Editorial
viernes, 11 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
Comentario a Me Acuerdo, de Elías Moro
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Reseña: La casa roja, de Juan Carlos Mestre
Miguel Ángel Muñoz Sanjuán
lunes, 7 de diciembre de 2009
Presentación: Javier Lostalé sobre "Las rosas de la carne", de Manuel Francisco Reina
La lectura de Las rosas de la carne nos deja tres huellas que continúan actuando dentro de nosotros una vez cerrado el libro: una huella sensitiva en su doble significado de lo táctil (léase piel, prolongada en atmósfera) y lo emocional; otra reflexiva, que nos induce a interrogarnos sobre el misterio de la existencia, donde cobran cuerpo, todo lo tiene en la poesía de Manuel Francisco Reina, el deseo, el goce, la memoria, el olvido, la pérdida, la búsqueda del amor, tan emparentado con la muerte, la eternidad de algunos instantes, la renuncia, la belleza no sólo relámpago, sino tensión anímica, estado de conciencia, y el engaño, tan presente en este libro, fecundador de la duda y la incertidumbre, noche y herida del corazón. Y una tercera huella, además de la sensitiva y la reflexiva, la del lenguaje, fundado en la mejor tradición literaria: que posee el diamante y la tormenta del barroco; la serenidad ,arquitectura y armonía de lo clásico y la cosmovisión aleixandrina. Un lenguaje en el que la rosa es un símbolo tan encarnado en el ser que se transubstancia en éste, de modo que lo humano transpira en ella y, a la vez, su fulgor, su fragilidad , su núbil perfección y su capacidad para hacer visible lo invisible se convierten en atributos del ser. Rosa terrenal por la que respira lo absoluto. Tres huellas nos deja la lectura de Las rosas de la carne que se compendian en una palabra: celebración. Celebración de la carne, que lo es también del espíritu, pues sólo se puede llegar al alma a través del cuerpo. Celebración de la plenitud (que entraña en la misma taquicardia dolor, alegría, encuentro y separación) y de la maravilla. Celebración nada solipsista, nacida de un impulso genesíaco hacia el otro, de un acoplamiento al latido total de la vida.
El libro está encabezado por un poema en el que existe esa “Celebración de la carne”, y dividido en tres partes que mantienen una unidad de sentido en las que, progresivamente, la rosa , desde su esencia y propiedades, va viviseccionando el comportamiento humano, integrándolo mediante natural correlato en un ámbito superior donde sentimientos, ideas y deseos arden desnudos, y desvaneciendo su figura con tantas radiaciones en el rostro de la vida para así iluminarla mejor. El título de cada una de las secciones se corresponde con lo expresado: “Naturaleza de la rosa”, “Las rosas de la carne (No os engañen las rosas)” y “Exhumaciones”. Doce poemas integran la primera sección, “La naturaleza de la rosa”, en donde ésta brilla exenta, dispuesta a sucesivas encarnaciones, de ahí su equívoca natura: Equívoca natura de las rosas —escribe Manuel Francisco Reina—que ajenas nos confunden los sentidos:/ no son más pétalos que piel o carne;/ no son menos labios que tallo o polen;/ Por eso nos embriagan sin saberlo,/ con punzada carnal de aguda espina,/ que nos lleva a poseerlas sin remedio/ con ese fiero afán de un cuerpo por otro cuerpo. El deseo sustenta sus raíces, /y es la voz del instinto quien nos llama. /Esa es la razón que desenfrena/ el impulso a tomarla en nuestras manos/ y aplastarlas con ansia enfebrecida,/ gozarlas con final de ardor doncello/ y pulsión de locura muy confusa. Rosa exenta concebida por el doble soplo de lo eterno mortal, mitad —dice el poeta— de barro ensangrentado/ mitad de etérea lágrima divina. Rosa que no necesita nombre, pues en su bautismo se marchita, como el primer beso: Los besos temerosos y primeros/ que un día se marchitan y se espinan,/ y escapan para siempre y luego nunca/ recuerdas al besar la nueva herida. Rosa sin nombre, que es ya beso, rosa-peligro al transformarse en boca: El peligro de las rosas es que nunca sabes/si eres tú quien besas su boca/ o su boca a ti te besa Versos que encuentran su verdadero significado según avanzamos en el poema: Cuidado con los incautos/ que se pierden entre rosas./ Nunca sabrán si es que besan/ o son besados (ya olvidamos la rosa) Rosa creadora de conciencia del final desde su propio destino: Vas buscando tu final, rosa, y no lo sabes,/ cada vez que te abres al abismo/ de una hora más de desmesura/ que es florecer sin más contra tu tiempo./ Inconsciente despliegas a la muerte tus pétalos/como una copa de aroma a la podredumbre. Rosa, alma exhalada de una mujer, la madre de Manuel Francisco Reina, que el lector siente como un pulso en uno de los poemas más emocionantes y bellos del libro.En la segunda parte del poemario, la más extensa, formada por veinte poemas y titulada, como dijimos, “Las rosas de la carne (No os engañen las rosas)”, todo sucede en el cuerpo, donde se libran todas las batallas y se escucha el misterio de la creación, revelado a través de imágenes con la visualidad y la esencialidad de lo mitológico; donde el deseo en suma libertad y sin culpa nunca la calma encuentra en su búsqueda y conquista de un ser. Su trastorno, no transitorio, tiene en la boca su paraíso y abismo, el tacto floreciente anunciado por la mirada; todo sucede en el cuerpo en el que ,no separado del deseo, amanece sin tiempo el amor, con sus espinas de engaño, sus tempestades, que nos destruye o resucita, que dorado también germina en la renuncia, y nos inviste de un poder divino. Amor o muerte, pues la muerte encuentra en él su último sentido. Metafísica del cuerpo, indagación en las verdades últimas son estos poemas de Manuel Francisco Reina. Y ello sin que dejen de abrirse los labios de la piel, ni cese el cuerpo de trasminar. Trasminación o alma, por eso el tacto es purificación. Escribe el poeta: Porque tengo en mis dedos aroma de tu sexo,/ y por mi piel las marcas de quien ha sido ungido/por la boca erudita y las manos muy santas/ de quien se entrega al deseo sin mancha y sin culpa./ Por eso me siento pleno y bendito;/ cumplido en la tierra como la rosa/ que otorga sus pétalos y su vida,/ y con su entrega consigue ser purificado,/dándole sentido hasta a su muerte.
Finalmente, en la tercera parte de Las rosas de la carne, “Exhumaciones”, la memoria y la pérdida, fiel a su título, son el tejido principal de los catorce poemas que la forman. Los ojos del poeta miran lo vivido y se desvelan con sombras reconocibles, con tantos seres amados, con tantos silencios poblados que perdieron su respiración. Manuel Francisco Reina “sin anestesia ,con idéntico frío del forense, pasa el metálico escalpelo por la memoria”, como dice en uno de sus poemas, y traza una biografía incompleta (por lo que no pudo quedar para siempre escrito) caracterizada por el diálogo con el amante a través de unos sonetos con la luz interior del Renacimiento (Tendrás que hacer verdad presunto cielo/ y hacer de tus mentiras las más bellas/ razones de decir que amor nos cura, atravesada por las brasas del olvido y por la conciencia asimismo de que la muerte no podrá con el amor ni con la belleza. Más allá de la muerte lo amado seguirá alentando —cito ahora al poeta— con los labios y voces de los otros. Reflexión y emoción conviven dentro de la misma carnalidad en esta labor de “rescate” realizada por el autor ,en la que no se renuncia a lo absoluto, a la primordial rosa última, y por eso no se agota la posibilidad de resurrección en un cuerpo, siempre uno con el alma: Y entonces tu llegaste como un pájaro incauto./ Entraste en mi casa confiado y sereno/ como nuevo presagio de fortuna y de dicha,/ y me brotaron yemas en las ramas marchitas,/ y en mis manos anidaron de nuevo las tórtolas/ y rosa resurrecta de amor quemando el labio.
Las rosas de la carne, de Manuel Francisco Reina no termina en el territorio limitado del libro, sino que es un horizonte de belleza, amor y goce donde todos en algún momento sentiremos la iluminación de la carne, y despertaremos la rosa todavía sin nombre para que crezca en nuestro jardín más secreto.