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domingo, 15 de noviembre de 2009

Noticia: Sobre Victoriano Cremer, en el Diario de Jerez

Recuerdo y glosa de un gran poeta social

por Manuel Ríos Ruiz | Diario de Jerez 06.11.2009

Murió el pasado veintisiete de junio a los ciento tres años de edad. Y en estos días aparecen tres libros que nos avivan el recuerdo imborrable de Victoriano Crémer: "Los signos de la sangre (Poesía 1944-204)", su poesía reunida, editada por Calambur, y "Victoriano Crémer. Cien años de periodismo y literatura", de José Enrique Martínez, y "Victoriano Crémer: el periodista", de Félix Pacho Reyero, ambos editados por la Fundación Instituto Castellano Leonés.

Nacido en Burgos, pronto vivió siempre en León, trabajando en su juventud de vendedor de periódicos, mancebo de botica, tipógrafo, locutor de radio y periodista afiliado a los anarcosindicalistas, ocupando durante la República el cargo de secretario del Ateneo Obrero Leonés. Por su poema "La Tierra", glosando la revuelta de Casas Viejas, obtuvo un premio y seguidamente un expediente militar. Estuvo a punto de ser fusilado varias veces a lo largo de la guerra civil y tras salir finalmente de la cárcel fundó con otros poetas de la comarca la revista "Espadaña", una de las más importantes de la posguerra, que tuvo diversos enfrentamientos con la cesura y se caracterizó por el agrupamiento de las principales figuras de la llamada poesía social.

Conocimos personalmente a Victoriano Crémer en Jerez, en la redacción de "La Voz del Sur", donde ejercíamos de auxiliar de redacción, presentándonoslo el entonces director Valentín Domínguez Isla, leonés por cierto. El poeta había llegado a Jerez para recibir la Flor Natural de los Juegos Florales de la Vendimia. Corría el año mil novecientos cincuenta y cinco y desde entonces daraba nuestra amistad y el intercambio de libros. Nuestro segundo encuentro con Victoria Crémer, tuvo lugar en su casa de León, donde le visitamos junto a Francisco Umbral, allá en mil novecientos setenta. Después coincidimos en actos poéticos de Madrid, Salamanca, Valladolid, León. Oviedo, Pontevedra… Glosar su obra sería prolijo aquí y ahora, pero no podemos dejar de reseñar algunos de sus más de treinta libros de poemas, entre ellos "Caminos de mi sangre", "Nuevos cantos de vida y esperanza", y el último, "Cualquier tiempo pasado", publicado solamente hace tres años. Poemarios que merecieron premios como Boscán, Leopoldo Panero, Ciudad de Barcelona, Castilla y León de las Letras…, a los que hay que añadir numerosas distinciones universitarias y académicas como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, que se le otorgó el pasado año.

Victoriano Crémer no dejó nunca de escribir poesía, novela y ensayo, alternado estos géneros con el periodismo diario. Finalicemos su recuerdo y glosa con versos de su poema "Pasión de vida (Aleluya y elegía al vino de Jerez)": "Huele Jerez a vino puro y nuevo,/ como a rosa, la rosa huele sólo./ "¡Paraíso total, único y cierto:/ Mar de ti solo. Alcázar sumergido!".

lunes, 20 de julio de 2009

Reseña: Los signos de la sangre (Poesía 1944-2004), de Victoriano Crémer

"Desde el primer libro encontró su voz". Los signos de la sangre.

"Y canto para adentro / porque no tengo afueras / Me aprieto la guitarra / y siento la madera. / Se me llenan de música / las oscuras cavernas. / Y soy yo, limitado / por carne sorda y venas. / Si alguna vez levanto / los ojos de las cuerdas, / me siento fugitivo / de lo que vale y cuenta".

Hace algunas décadas medio organizamos un Aula de Poesía en el Ateneo de Huelva, entonces presidido por el Dr. Vázquez Limón, y quisimos traer a figuras del arte para que nos ilustraran con su verbo, con sus trazos. Vinieron Francisco Candel, tras el éxito de su novela Los otros catalanes, Juan Genovés, del que conocíamos sus imágenes por exposiciones en Madrid y, entre los poetas pusimos el acento en Victoriano Crémer, al que leíamos y del que gozábamos, sin que él lo supiera, de su magisterio.

Con los primeros personajes pronto se nos vaciaron los bolsillos, que era con lo que se cubrían los gastos, pero, aún así, aquel Aula de Poesía (Arcensio, Figueroa, Lara y un servidor) inició sus gestiones para traer a recitar sus versos al gran poeta, proyecto que, de entrada aceptó. Ya había venido otra vez con ocasión de un homenaje lírico a Juan Ramón Jiménez. El probñema surgió cuando en la siguiente carta me tocó explicarle que, como no teníamos dinero para pagarle ni el viaje, ni la estancia ni nada, a ver si él… Victoriano no se negó por ello a venir, sino que dijo que el trayecto de León a Huelva lo haría gustoso para ofrecernos un recital, pero… más adelante.

La ocasión, como tantas otras que se van dejando en el aire, nunca llegó. Lo que sí vino puntual fue la noticia de su muerte el 26 e junio, cuando ya no están varios de la época y hasta el propio Ateneo creo que es ahora un bingo.

"Y no me reconozco, / y me doy tanta pena / que enmudezco y me duele / la raíz de la lengua. / Por eso cuento y canto / para adentro las penas: / Porque me sueno a hombre / y me duelo de veras".

La Editorial Calambur acaba de sacar su obra poética (1944-2004), bajo el título de Los signos de la sangre, cuyas páginas recorren "la historia de la poesía española desde el fin de la Guerra Civil hasta el momento presente". A estas alturas da cosa repetir que fue Premio Nacional de Poesía en 1962, Premio Castilla y León de las Letras en 1994 y Doctor Honoris Causa por la Universidad de León en 1991, entre otros merecimientos, aunque es bueno decirlo, como que nace en Burgos en 1907 y diez años más tarde se traslada a león para siempre. Al término de la contienda, durante la cual lo encarcelan dos veces, se dedica al periodismo, actividad que no deja hasta pasado el siglo de vida. Día a día el Diario de león ha venido sacando a oreo su columna de opinión. En 1944funda y dirige, con González de Lama y Eugenio de Nora, la revista Espadaña, centrada en la poesía. Ese mismo año se publica su libro Tacto sonoro, que contiene el pálpito "de las preocupaciones permanentes del escritor: el dolor humano, el hombre perseguido, el silencio de Dios". Le siguen los dos poemarios Camino de mi sangre y La espada y la pared, puras marmitas donde maja la "problemática existencial, la social (el mundo de los humildes), el terror de la guerra, el latido de su entorno, temas que retoma más tarde en Nuevos cantos de vida y esperanza, Furia y paloma o Tiempo de soledad.

"Y puedo decir: Hambres, / en plural; Vida Perra; / o simplemente Amor; / y escupir a la Tierra. / Canciones que me arranco / de las furiosas piedras /  del montón de la sangre / que llevo siempre a cuestas. / Me escucho y no me importa / que los demás entiendan; / me basta con sentirme / el alma en la madera".

Con Celaya, Otero, Nora y otros forma parte de la histórica Antología de la joven Poesía Española (1952). Luego vendrían los versos de sosiego en libros como Lejos de esta lluvia tan amarga, El cálido bullicio o El último jinete, publicado en 2008, ya pasada la linde del centenar de años. Inabarcable el contenido de ese corazón recién parado, de ese pulso que se mantuvo firme hasta el último viernes de junio, cantó a la soledad, al recuerdo,, al sufrimiento, al amor, a los hijos, al dolor, a la vida sencilla del barrio de Puertamoneda, a la vejez, a la muerte acaso: "Que canto para adentro, / porque no tengo afueras". Se dice que desde el primer libro "encontró su voz". Lo más bello para un poeta.

lunes, 29 de junio de 2009

Fallece el poeta Victoriano Crémer


Victoriano Crémer: periodista, poeta y cascarrabias


Tomás Álvarez León, 27 jun (EFE).- Con la centena bien rebasada, nació en Burgos en 1907, Victoriano Crémer seguía siendo un periodista -en el Diario de León aún se publicará mañana su columna, con un artículo dedicado a los fichajes/estrella, titulado "Bien pagado"- de carácter vivo, bromista y cascarrabias que perduró hasta sus últimos días.


Hijo un ferroviario, Crémer llegó a León en sus años de infancia y ya no abandonaría esta ciudad, en la que fue vendedor de periódicos, dependiente de una farmacia, tipógrafo, poeta y -sobre todo- periodista.


Con González de Lama y Eugenio de Nora fundó en la difícil etapa de posguerra la revista Espadaña, que sería el gran vivero que activaría la literatura leonesa, y en la que se publicaría también obra de poetas como Neruda, Vallejo y Blas de Otero.


Para el catedrático de literatura José Enrique Martínez, en Crémer hay dos vectores fundamentales. Uno es el periodismo, cultivado desde muy joven, y que se sintetiza en más de 25.000 artículos en 88 años de colaboraciones.


El otro vector es la poesía, más valiosa que sus ensayos y novelas. "La poesía de Cremer va mucho más allá de Espadaña, porque hay que recordar que la revista sólo estuvo activa hasta 1951, y el escritor estuvo escribiendo hasta sus últimos días", afirmó este catedrático, profundo conocedor del finado.


Como periodista, Crémer mantuvo permanente colaboración en los medios locales incluso cuando ya rebasó los cien años de edad, fecha en la que recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo por su constancia.


El autor enviaba todos los lunes un conjunto de cinco crónicas para ir distribuyendo en la columna "Crémer contra Crémer", una tarea que tenía siempre presente, incluso cuando hace días fue ingresado en el hospital, momento en el que recomendó a la enfermera que activara la medicación porque tenía que escribir unas crónicas.


Dejó también bastante obra poética, de un tono social y existencial, desde 1951 (Nuevos cantos de vida y esperanza) hasta 2009(Los signos de la sangre).


Los signos de la sangre (Editorial Calambur) es en realidad una magna recopilación poética de la obra del autor, desde 1944 hasta ahora, que consta de dos tomos que acumulan 1.500 páginas de poesía.


Autor polifacético, Crémer estaba escribiendo ahora una novela, y en la actualidad presenta una exposición con una treintena de dibujos, organizada por el Instituto de la Lengua Castellano y Leonés, la Junta y la Diputación de León, muestra titulada "Garabatos y manuscritos de Crémer".


A lo largo de su vida, el escritor ha obtenido numerosos galardones como el Nacional de Poesía Leopoldo Panero, el de Castilla y León de las Letras, León Felipe y el Gil de Biedma de Poesía.


De carácter bronco, Crémer escondía dos personalidades, algo que revela el propio título de su columna diaria (Crémer contra Crémer); por un lado aparecía el personaje áspero y detrás se hallaba en individuo amistoso y con gran dosis de generosidad.


Ese carácter vivo, bromista y cascarrabias perduró hasta sus últimas horas; aún anteayer, cuando un amigo periodista acudió con su novia a verle al hospital, le dijo a ésta: ¿qué te parece si nos deshacemos de él(el amigo) y nos fugamos juntos?

Novedad: Los signos de la sangre (Poesía 1944-2004)

Victoriano Crémer
Los signos de la sangre (Poesía 1944-2004)
Poesía, 94. 2009
ISBN: 9788483591352 (Dos volúmenes)
1.536 págs. 70 €

E-book (9788483591512): 25 €


La publicación de Los signos de la sangre, de Victoriano Crémer, supone recorrer la historia de la poesía española desde el fin de la Guerra Civil hasta el momento presente. Son más de cien años de vida y más de sesenta de poesía. Su vida comenzó en diciembre de 1907; su poesía, en 1944 con la publicación de Tacto sonoro. Periodista, narrador y autor de obras de teatro, su poesía es la faceta que ha merecido mayor atención literariamente.

Victoriano Crémer nació en Burgos en diciembre de 1907, dentro de una familia humilde que se trasladó a León en 1917, ciudad en la que el escritor ha vivido el resto de su existencia. Acabada la Guerra Civil, durante la cual sufrió cárcel en dos ocasiones, su vida permaneció ligada al periodismo en distintos medios de la capital leonesa, tanto en radio como en prensa y, a sus más de cien años, seguía ofreciendo día tras día su artículo de opinión en el Diario de León. En 1944 fundó y dirigió, con Antonio González de Lama y Eugenio de Nora, la revista Espadaña, que orientó la poesía española en un sentido humanista. En el mismo año 1944 apareció Tacto sonoro, que mostraba algunas de las preocupaciones permanentes del escritor: el dolor humano, el hombre perseguido, el silencio de Dios… Con diferentes tonalidades, son los temas que originan en la misma década libros como Caminos de mi sangre y La espada y la pared. A esta problemática existencial se suma la social (el mundo de los humildes, la experiencia de la guerra, la España del presente…), con mayor intensidad en la década del 50 con Nuevos cantos de vida y esperanza y prosigue con poemarios como Furia y paloma y Tiempo de soledad. Trazaba una senda poética por donde también transitaban, entre otros, Gabriel Celaya, Blas de Otero y Eugenio de Nora, con los que formó parte de la histórica Antología consultada de la Joven Poesía Española (1952). Los libros posteriores, más sosegados, emotivos y reflexivos, dan cauce al resto de su poesía, recogida en títulos como Lejos de esta lluvia tan amarga o, más tarde, El cálido bullicio de la ceniza, que impregnará de melancolía los libros sucesivos que se cierran con El último jinete, publicado en 2008; son obras de palabra experimentada y serena, pero no resignada, y temas como la vejez, la soledad y la muerte. Entre los numerosos reconocimientos y premios recibidos destacan el Premio Nacional de Poesía en 1962, el Premio Castilla y León de las Letras en 1994 y el nombramiento de Doctor Honoris Causa por la Universidad de León en 1991.

La poesía de Victoriano Crémer no varía significativamente a lo largo de los años. Con Tacto sonoro encontró la voz con la que revelar poéticamente su mundo, que era y es el hombre mismo, en soledad o en sociedad. La vida como centro temático, ahondando en él o abriendo perspectivas nuevas que el tiempo iba aportando: los recuerdos del padre y de la madre, los sufrimientos de la guerra, los hijos, los cantos de amor y dolor a la esposa, la vida humilde entre los humildes seres del barrio leonés de Puertamoneda…; después, la vejez va imprimiendo huellas en sus poemas, como la temática de la muerte, cuya presencia se torna acuciante tras la agonía de la esposa… El vigor y la fuerza expresiva de sus libros iniciales, muestra externa de la rebeldía interior del hombre, no menguó a lo largo de los años, pero la palabra fue templándose, tornándose más pacífica y reposada, más reflexiva y melancólica.

Victoriano Crémer falleció en León el día 26 de junio de 2009, justo cuando se finalizaba la presente edición. A la condolencia por la pérdida del poeta, se suma la triste coincidencia de que no pudo llegar a ver editadas sus obras reunidas.

miércoles, 3 de junio de 2009

Noticia: Todo Cremer en 1500 páginas

Diario de León | 03/06/2009

En diez días se publicará Los signos de la sangre, dos tomos con su poesía completa

La poesía completa de Victoriano Crémer aparecerá en unos diez días con el título de Los signos de la sangre (editorial Calambur), dos tomos con unas 1500 páginas en total que ha preparado el centenario autor junto al catedrático de Literatura y crítico del Diario de León José Enrique Martínez.
Así lo ha anunció ayer Emilio Torné, director literario de Calambur y que anoche intervino en un ciclo literario de la Fundación Pereira dedicado al mundo editorial, con la conferencia Editar poesía o ¿para qué poetas en tiempos de penuria? Este enunciado no es pesimista, sino todo lo contrario, ha explicado Torné, ya que «se trata de una pregunta retórica cuya conclusión es que los poetas son más necesarios ahora que nunca y los editores también». Para Torné, editar poesía no es una veta de lucro: «La edición en general no lo es y, dentro de ella, la poética menos, de modo que los editores de poesía tenemos algo de raro y de apasionado». A su juicio, la crisis económica influye menos en el ámbito poético que en otros «porque existe un público muy fiel, aunque minoritario». Calambur tiene en sus colecciones abundantes autores leoneses, entre ellos Carmen Busmayor, Antonio Pereira, Marifé Santiago y Juan Carlos Mestre. «La cosecha poética y literaria de León desde la Guerra Civil para acá es impresionante, y en el caso de Calambur, la amistad con Juan Carlos Mestre, amigo intermediador, nos ha llevado a territorios nuevos y personas que son un privilegio, como el propio Pereira», señaló Torne. El editor explicó que «Tenemos un reto. El mundo está cambiando y necesitamos adaptarnos, pero no debemos ser un gremio quejumbroso, sino imaginativo».

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=457454

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Diario de León | 02/06/2009

El editor de Meteoros, de Antonio Pereira, habla en León de poesía en tiempos de crisis

La fundación del poeta villafranquino organiza la charla de Emilio Torné.

El Director literario de la Editorial Calambur, Emilio Torné, da hoy una conferencia en la que hablará acerca de editar poesía. Su charla, incluida dentro de los encuentros literarios de la Fundación Pereira, lleva por título ¿Para qué los poetas en tiempos de penuria? La editorial Calambur ha editado las poesías completas de Antonio Pereira, Meteoros, y está a punto de lanzar al mercado la recopilación de la lírica de Victoriano Crémer Los signos de la sangre.
La Fundación Antonio Pereira se creó el 9 de mayo del año pasado con el fin de gestionar los amplios fondos que ya donara el escritor villafranquino Antonio Pereira a la universidad leonesa, así como para encabezar y organizar actividades culturales, encuentros literarios y una correcta divulgación y estudio de la obra del autor de La divisa en la torre. La colección, donada en abril del 2007, incluye diversas ediciones de todos sus libros.

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=457247