jueves, 16 de mayo de 2013
Reseña: La experiencia de la memoria, de Joaquín Benito de Lucas, en Tinta fresca
Manuel Garrido Palacios
Tinta fresca, 12/03/2012
Viajas por la poesía y "Te despiertas al borde mismo de la aurora, al borde del mar, de la ciudad, de los jardines que desprenden sus flores como las letras de un abecedario para escribir tu nombre cada mañana. Buenos días alba, agur amor, qué voces tiemblan si te saludo, si te beso, si me fumo un cigarro, si te pones sentada en mis rodillas y me miras mientras cruzan veloces trenes hacia París, mientras me miras, y el mar respira con su pecho enorme".
El fragmento corresponde al libro de Joaquín Benito de Lucas, publicado en Calambur La experiencia de la memoria (Poesía 1957-2009), versos de los que dice Matías Berchino que "tienen raíces en la vivencia personal y colectiva de su existencia y la de su familia, su pueblo, su país".
Para José García Pérez es una "verdadera obra artística; la poesía auténtica de Benito de Lucas coloca al hecho poético en su dimensión y espacio real: la universalidad. Los accidentes que provocaron el advenimiento de un poema son accesorios, el autor y las formas son importantes, pero la esencia del poema reside en sí mismo y en su simbiosis con el lector".
La experiencia de la memoria es un libro que voy leyendo en el tren y del que tomo algunas notas de lo que dice y de lo que le dicen. Mientras tanto, aparece en el marco de la ventanilla el río Tajo. Paso a leer lo escrito por Pedro González: "El río de Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no es parte de ninguna escenografía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que suena dentro de sus versos".
José Hierro habla de: "Pureza: he aquí una palabra clave para navegar por la poesía de Benito de Lucas. Pureza es, tal vez, por uno de sus costados, precisión expresiva, desnudez que no nos impida ver el bosque de las palabras. Pureza es, también, iluminación, luz súbita, revelación. Pureza es esencialidad, inmaterialidad, que sirve para iluminar las palabras".
Luis Jiménez Martos cree que "las raíces líricas de Benito de Lucas se hallan en un terreno poco transitado en las calendas actuales: entrañan un depuramiento de lo romántico, sometido a necesaria sobriedad. Su dramatismo de fondo queda en los límites de emociones vivas. Su conciencia del tiempo no cae en el peligro de la pseudofilosofía".
Otras voces vienen a perfilarlo, como la de Manuel López: "En esta clase de poetas, claros y fáciles para el lector, subyace en el entramado del poema un férreo trabajo de construcción, una disciplinada labor de poda. Son cualidades detectables en Benito de Lucas, que estudia minuciosamente la composición de sus libros y de cada poema". La de Abraham Madroñal: "Talavera no es una ciudad concreta, es la ciudad por antonomasia; su río, todos los ríos; sus calles, todas las calles por las que puede transitar cualquiera. Nuestro autor ha trascendido el valor local de sus alusiones para convertirlas en símbolos de cuantas ciudades y cuantos poetas añoran recuperar la infancia junto a los sitios que los vieron vivir". La de Montero Padilla: "Creo que Benito de Lucas ha escrito una obra importante, de poesía verdadera y ya indeleble, que permanecerá como parte destacada de la mejor poesía española". La de Rafael Morales: "No sólo está presente en la poesía de Benito de Lucas un río concreto, es decir, el Tajo a su paso por Talavera, sino el río abstracto, el río ideal, el río como imagen". La de Francisco Morales Lomas: "Benito de Lucas ha realizado una obra solvente, de gran altura de miras, profundamente humana y atenta a la síntesis entre la tradición de los mejores valores literarios y a la modernidad de un discurso sustancial en el que está presente el ser humano como proyecto". O la de Alberto Tores: "El sitio de su verso está donde la emoción misma que transmite con la mirada inocente. Recoge la trastienda de la historia a la vez que da fe de unos temores no tanto personales como de toda una generación".
Llego al término de mi viaje tras leer lo que dicen del poeta y lo que él deja ver en sus versos. El espacio en el papel también se agota y sólo cabe una impresión tras cerrar el libro y pisar tierra. Benito de Lucas, doctor en Filología Románica, catedrático de Literatura y titular de prestigiosos premios de poesía, sabe que, aunque son grados y honores merecidos que ha ido ganando en el camino, en esencia, es poeta, un gran poeta, que parece poco, virtud con la que nació en 1934 en Talavera de la Reina (cuyo Ayuntamiento es coeditor de la obra), como sexto de los siete hijos que dieron al mundo María y Manuel.
La experiencia de la memoria en Tinta fresca
viernes, 8 de febrero de 2013
Reseña: La experiencia de la memoria (1957-2009), de Joaquín Benito de Lucas, en Tribuna de Talavera
Firma invitada: Luis Arrillaga
Tribuna de Talavera. Artículo publicado en el número de junio de la revista literaria 'Zurgai', 05/08/2012
En estos dos volúmenes recoge J. Benito de Lucas -talavereano de 1934- su obra poética completa: 18 poemarios con 52 años de fecunda inspiración ininterrumpida. Estamos ante una de las voces más personales y brillantes del Grupo Poético de 1960, como atestiguan los premios, entre otros, Adonáis, Miguel Hernández, Esquío, Tiflos, etc.
Benito de Lucas es una poeta que expresa su propia vida sin pudores, por lo que sus versos constituyen una «experiencia de la memoria», una reflexión sobre la propia vida o, como dijo el autor hace tiempo, una reconstrucción poética del pasado, de forma que nunca mejor clasificado que como genuino «poeta de la experiencia».
Dentro de estos parámetros, su poesía puede situarse en la órbita de una humanismo realista que expresa la sabiduría filosófica de quien interpreta la realidad a flor de piel, es decir, apoyándose especialmente en el impacto que le causan los hechos y en una potente carga emocional que posee la virtud de conmover al lector. Por estos motivos, nuestro poeta ha escogido un lenguaje directo y sencillo, pero no por ello exento de belleza y hondura, a la manera de como sucede con algunos grandes maestros de la sencillez (G.A. Bécquer, A. Machado, M. Hernández, etc.)
Desde una gran riqueza de temas y registros, destacan algunos bloques, como, por ejemplo, la reflexión sobre la memoria propiamente dicha, comenzando desde la infancia, en 'La sombra ante el espejo', y siguiendo con sus recuerdos desde los 10 años en el Convento de Santo Domingo, en Placton, con vivencias infantiles y otras compartidas con seres desaparecidos ('Album de familia'), a veces con escepticismo metafísico. También sobresale la reflexión sobre las ciudades y los paisajes, como vemos en 'Las tentaciones' y 'Memorial de viento', con experiencias del poeta en el Próximo Oriente en el primero y con muestras existencialistas acerca de la caducidad humana en el segundo. 'Materia de olvido' y K-Z (Campo de concentración), por su parte, reconstruyen situaciones vividas en Alemania con el hilo conductor de la nostalgia plasmada, sobre todo, en los años infantiles, sin desdeñar sensibles muestras de poesía social, registro que, tal vez, pudiera constituir otro bloque repartido por diversos libros, con la actitud crítica del poeta ante la sociedad y el mundo, como por ejemplo, en el caso de la guerra civil, en el libro clasicista 'La escritura endeble'. En este ejercicio de la memoria destacan también 'Invitación al viaje' (recorrido por diversos lugares sagrados), 'Los senderos abiertos' (poemas de la niñez y la juventud escritos a las 23 años) y 'El haz de la memoria'.
Otro gran bloque en el amor humano. 'Antinomia', por ejemplo, recrea la tragicomedia de Fernando de Rojas y demuestra como Benito de Lucas es también un excelente poeta de fabulación, pues crea situaciones inéditas a partir del misterio del sufrimiento, el escepticismo nihilista o la permanencia en al eternidad. También aparece el mar en simbiosis con el amor en 'Campo de espuma' y 'Dolor a solas', mar que es una verdadera obsesión y que constituye un símbolo de la soledad y el sufrimiento, mar como identificación con la mujer y con un sentido de conexión cósmica.
Finalmente, destaca otro aspecto parcial de la obra de Benito de Lucas: la experimentación vanguardista, recogida principalmente en Noces d´argent y heredada de Dadá y los creacionistas, pues el poeta logra, mediante originales caligramas, impactantes efectos visuales y sorprendentes hallazgos expresivos, destacando la ironía y la comicidad pese al tono dolorosos, como sucede en parte con 'El reino de la niñez'.
La obra se completa con seis poemas inéditos de 2009, una lúcida introducción de Pedro J. de la Peña y una bibliografía exhaustiva.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Reseña de La experiencia de la memoria, de Joaquín Benito de Lucas, en Revista de las Letras

Revista República de las Letras, n.º 120
LA EXPERIENCIA DE LA MEMORIA, de Joaquín Benito de Lucas
Joaquín Benito de Lucas es, esencialmente, un poeta de la memoria, cuya obra está marcada por lo que él mismo llama “la tiranía del regreso”, y cuya voz discurre fluvialmente hacia un reino antiguo que fue el de su infancia. De ahí lo oportuno del título de este libro, La experiencia de la memoria (1957 - 2009), que reúne en dos volúmentes la larga trayectoria lírica del poeta y que aparece publicada por Editorial Calambur.
Los senderos abiertos (escrito en el 57 aunque publicado en 2007), Las tentaciones (1964), Materia de Olvido (1968) y Kz (Campo de concentración) (1970) son los cuatro primeros libros de Joaquín Benito de Lucas, en los que de una u otra forma, aparece el nexo común que es el desarraigo, motivado siempre por alguna circunstancia biográfica del poeta. En todos ellos se manifiesta de algún modo un sentimiento de exiliado, ya sea motivado por su estancia en Oriente Medio —Las tentaciones—, ya sea por el abandono de la patria de su infancia, Talavera —Materia de olvido—, o ya por sus años vividos en Berlín —KZ (Campo de concentración). Pero será Materia de olvido el libro a partir del cual la voz del agua, como símbolo de la memoria, se convierte ya en uno de los motivos medulares de su lirica, y en un signo emblemático de su pasado.
De los ámbitos oníricos hacia el ámbito del amor
Plancton (1976) se construye también sobre el tema de la memoria, pero con él se entreteje un motivo nuevo: el de los sueños, el de las imágenes oníricas concebidas como un modo diferente de conocer, interpretar o incluso revivir la realidad. Por su parte, Memorial del viento (1978) es una obra de temática diversa que aglutina poemas en homenaje a escritores o amigos, si bien presentan como nexo un sutil hilo conductor que no es sino una idéntica actitud solidaria con aquellos seres que han sido condenados al sufrimiento o a la muerte. Con un acento sereno y compasivo, pero doliente siempre, el poeta muestra su irrenunciable compromiso con la verdad y la justicia, y se solidariza con todas aquellas criaturas que han sido sometidas a un “duro destino” y que, como el propio Cervantes, lucharon ”contra tanta injusticia, contra tanta mentira”.
Antinomia y Campo de espuma son dos libros escritos simultáneamente y también publicados en el mismo año, 1983, de ahí que giren en torno a una temática, una estética y una atmósfera comunes. Se trata, en realidad, de una misma obra dual, concebida como una amplia reflexión sobre el amor y el desamor, o sobre la pasión y el olvido, aunque en ambos libros el sentimiento amoroso es abordado desde diferentes perspectivas. En Antinomia el poeta cede la voz a los personajes de La Celestina, y en Campo de espuma entona su cántico desde el punto de vista de la primera persona. Diálogo y monólogo son, en consecuencia, las diferentes técnicas con las que Joaquín Benito de Lucas elabora su reflexión lírica.
En 1987, con La sombra ante el espejo, Benito de Lucas vuelve su mirada y su mundo creativo hacia el tema esencial de su lírica, el de la infancia. Como si avanzara a impulsos de su propia nostalgia, el poeta acaba volviendo los ojos a su patria talaverana, al tiempo muerto de sus recuerdos y a la música de su río, que es la de su niñez. Y esto, en el fondo, tal vez lo haga por la razón que le escuchamos en el poema “Brindis de la amistad”: “Porque queremos/ ser felices/ bebemos de la infancia,/ evocamos escenas/ que apenas la memoria reconoce”.
Hacia los ámbitos de la memoria
Tras La sombra ante el espejo, Benito de Lucas publica tres títulos, un tanto alejados de sus preocupaciones habituales, pero en los que parece reflejarse un mismo espíritu de búsqueda. Antes de reencontrarse con el mundo que ya se había manifestado en Materia de olvido, la lírica del poeta talaverano se remansa y se diversifica como si pretendiera buscar nuevos acentos y nuevas direcciones en su universo poético. Regresa a la temática amorosa de Campo de espuma para abandonarla acto seguido, explora los tenebrosos ámbitos del dolor y la soledad, o se adentra en las reflexiones metapoéticas en Dolor a solas (1991); y posteriormente busca en el viaje un pretexto para construir una peculiar metafísica de los sentidos en Invitación al viaje (1995). Diferentes maneras de la búsqueda que sirven de preámbulo al bloque final y más representativo de su obra, configurado por su tetralogía de la memoria.
En Álbum de familia (2000), La mirada inocente (2003), El reino de la niñez (2006) y La escritura indeleble (2009), Joaquín Benito de Lucas vuelve a reencontrarse con su propia voz y sus propios recuerdos. Álbum de familia es el libro de un regreso, un libro donde el poeta retorna a un ámbito y a un tiempo que ya no le pertenecen, a un lugar en donde ya nadie le espera, salvo el río, que se detiene para acogerle entre sus orillas maternales. El poeta vuelve, después de tantos años, a un lugar despoblado por el que sólo deambulan las sombras muertas de un ayer irrecuperable.
La mirada inocente viene a ser una página nueva de ese “álbum” de la memoria que el autor había trazado ya en su libro anterior. La mirada del niño, que es la mirada de la inocencia y la ternura, sigue poniendo ante nuestros ojos sensaciones de ayer, evocaciones de un pasado que oscila entre la felicidad y la pesadilla, entre la ilusión y el desamparo.
A lo largo de La mirada inocente, el poeta nos ofrece un emotivo daguerrotipo, en colores grises y desleídos, de esa época en la que transcurrió su infancia, “en esos años turbulentos/ de mil novecientos cuarenta y tantos”, en aquellos “años oscuros, años perdidos, años muertos…” que a él y a los de su generación les tocó vivir. Unos años oscuros marcados por el fantasma del hambre y el racionamiento, la tos y la tuberculosis, en los que vemos, como si se tratara de fotografías muy antiguas, a un niño prematuramente incorporado al mundo de los adultos, trabajando con apenas doce años en una barbería, o aprendiendo sus primeras lecciones o sus primeras lecturas en escuelas frías y tristes donde difícilmente se aprendía la verdad de la vida.
El reino de la niñez viene a ofrecernos, desde diferente perspectiva, el mismo tema en torno al cual giraban los dos libros anteriores. Dentro de un formato y un estilo que parece concebido “para niños de todas las edades”, lo que Joaquín Benito de Lucas nos presenta es una nueva imagen de ese “Paraíso de la infancia” al que se alude en el título que sirve de pórtico general al libro. Visión edénica de un mundo en el que aún existía la inocencia original y en el que aún no había instalado sus garras el dolor .
La escritura indeleble (2009) completa ese ahondamiento en los ámbitos de la memoria, donde a veces la infancia se concibe como un recinto protector y balsámico que ahuyenta las sombras interiores del poeta; y a la recuperación de sus ruinas no se enfrenta el autor como si realizase una mera tarea arqueológica, sino que los restos de aquel naufragio aún perviven y se proyectan sobre el hombre actual, alimentándolo. De ahí la ternura que rebosan algunos de sus poemas, escritos en un tono conversacional y narrativo, con apenas concesiones a la retórica.
Sin embargo el poemario, que comienza con la visión ilusionada y casi mágica de una infancia cuya luz proporciona protección y consuelo, va poco a poco convirtiéndose en una reflexión amarga y descarnada sobre la enfermedad, sobre el sufrimiento y el dolor y, finalmente, sobre la muerte. Una visión desolada y elegíaca a través de la que el poeta concibe la vida “como un campo de batalla”, y desde semejante perspectiva contempla la vida con el desgarro más profundo y con la viva quemazón de “una angustia seca y sin consuelo”.
Poemas de un reino perdido pero reconquistado poéticamente, vidas que se fueron, voces y rostros desdibujados ya entre la niebla, pero que el poeta ha salvado y ha dejado escritos no con la pluma sino con su propia carne y con la tinta indeleble de los recuerdos. Así el poeta deja escrita su voz, tal vez con la esperanza de que sea lo único que sobreviva al fin en el terrible naufragio del tiempo y de las cosas. Y como él mismo asegura, citando unos versos suyos de Álbum de familia, esa voz “ni importa quien la escuche o quien la lea. / Su escritura indeleble/ queda en la arena como testimonio”.
lunes, 19 de julio de 2010
Reseña de La experiencia de la memoria (poesía 1957-2009), de Joaquín Benito de Lucas en Revista Nayagua

Revista Nayagua 13, junio de 2010
Por Manolo Romero
JOAQUÍN BENITO DE LUCAS
LA EXPERIENCIA DE LA MEMORIA (POESÍA 1957-2009)
Comenzando la década de los 90, la profesora María del Pilar Palomo, en el Ateneo de Madrid, presentaba una nueva marca poéticogeneracional: “El Grupo de los 60” (el Grupo español de los sesenta, porque hay muchos grupos poéticos del sesenta en los países de habla hispana) .
Trataba María del Pilar Palomo de llamar la atención esa tarde hermanando a un grupo de poetas desubicados, velados por la crítica, (los gaditanos, Ángel García López, Manuel Ríos Ruiz, Rafael Soto Vergés, Antonio Hernández; el melillense Miguel Fernández, el zamorano Jesús Hilario Tundidor; el madrileñoconquense Diego Jesús Jiménez… y Joaquín Benito de Lucas (que por edad y otras circunstancias como la estrecha relación profesional y de amistad con Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Carlos Sahún, Eladio Cabañero…debería estar incluido en el grupo de los 50 )
Al saltar fulgorosa, a bombo y platillo, la Antología de Castellet, Nueve novísimos, caprichosa urbanización que ocupó la primera línea de playa en la costa poética, chupó todos los planos de críticos y profesores, despistó al lector, y ocultó y olvidó a este grupo sólido y brillante de maestros.
Pero gracias a María del Pilar Palomo fueron puestos en su sitio acuñándolos como Grupo del 60, y ellos, hicieron una gira que comenzó en Zamora y terminó en Melilla para proclamar su sitio.
Del estudio que la profesora hizo del Grupo, hay que destacar el capítulo:
«La coherencia poética de Joaquín Benito de Lucas», en Poetas del 60. Experiencia y lenguaje, número monográfico de Omarambo, nº 8, Talavera de la Reina, 1992.
En dos tomos y más de 1300 páginas se embarca la poesía reunida de Joaquín Benito de Lucas con el título LA EXPERIENCIA DE LA MEMORIA. Lleva un prólogo del poeta y profesor de la Universidad de Valencia, Pedro J. De La Peña, que es un estudio profundo, sociológico y estético, de la personalidad del poeta talaverano. Inicia el preludio: Al situarse ante la obra de Joaquín Benito de Lucas, su extensión, su diversidad temática, su cambio de registros y la pluralidad de sus inquietudes y maneras de expresarlas, nos sugiere la existencia de un ser viviente para la comunicación de su subjetividad y el encuentro con elementos externos que logran explicarla.
Personaje emotivo, de honda sensibilidad, afectuoso, humanitario y de inquebrantables amistades, Benito de Lucas se nos presenta como uno de esos personajes cálidos y cercanos, que congregan a lo largo de su existencia un conjunto de personas que lo valoran por sus múltiples conocimientos y cualidades esenciales….
Y en las solapas de ambos tomos, una corte de opiniones de poetas y críticos dan testimonio de la trascendencia del autor:
Matías Barchino: La poesía de Joaquín Benito de Lucas tiene hondísimas raíces en la experiencia personal y colectiva de su propia existencia, pero también de su familia, de su pueblo, de su país…
José García Pérez:La poesía auténtica-ésta de Joaquín Benito de Lucas- coloca al hecho poético en su dimensión y espacio real: la universalidad…
Pedro Antonio González Moreno: Al contrario del Tajo garcilasiano, el río de Joaquín Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no forma parte de ninguna escenagrafía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que suena dentro de sus versos.
José Hierro: Pureza: he aquí una palabra clave para navegar por la poesía de Joaquín Benito de Lucas…Pureza es esencialidad, inmaterialidad, que sirve para iluminar las palabras…
Luis Jiménez Martos:…Las raíces líricas de Benito de Lucas se hallan, como ya digo, en un terreno poco transitado en las calendas actuales: entrañan un depuramiento de lo romántico, sometido a necesaria sobriedad…
Manuel López Sánchez: Como suele ocurrir en esta clase de poetas, “claros” y “fáciles” para el lector, subyace en el entramado del poema un férreo trabajo de construcción, una disciplinada labor de poda…
Abraham Madroñal: …Talavera no es una ciudad concreta, es la ciudad por antonomasia; su río, todos los ríos, sus calles, todas las calles por las que puede transitar cualquier persona…
José Montero Padilla: … Creo, creo sinceramente, que Joaquín Benito de Lucas ha escrito una obra importante, de poesía verdadera y ya indeleble, que no se deberá, no se podrá borrar, y permanecerá como parte destacada de la mejor poesía española.
Rafael Morales: Pero nos sólo está presente en la poesía de Benito de Lucas un río concreto, es decir, el río Tajo a su paso por Talavera de la Reina, sino también el río abstracto, el río ideal, el río como imagen.
Francisco Morales Lomas: Benito de Lucas es grandísimo escritor, Un poeta que desde 1964 ha realizado una obra solvente, de gran altura de miras, profundamente humana…
Alberto Torés García: El verso de Benito de Lucas está donde la emoción misma que transmite con la mirada inocente…
Luchador, de enorme empeño, Benito de Lucas aprovecha su energía, desde muy joven, a ejercer intensamente como profesor, animador y estudioso de la literatura española; le avalan variadas publicaciones eruditas y de divulgación, como los estudios sobre Berceo, La Celestina, Jovellanos, Poetas de Posguerra, José Hierro, Rafael Morales…, la dirección de colecciones como, Reflexiones sobre mi poesía ( Reflexiones de poetas pertenecientes a diversas promociones, tendencias y estilos poéticos…)
Pero, sobre todo, hay que destacar su voluntad constante de ejercer de poeta, su compromiso vocacional, su perseverancia en la creación.
Me ha llamado mucho la atención, en el tomo segundo, la inclusión de sus primeros poemas, su primer libro, injustamente silenciado y retenido, ¿por qué?, titulado Los senderos abiertos. Lo he leído despacio, sorprendiéndome la extraordinaria técnica, tanto de versificación como de composición, y la vertebración del poemario. De haberse publicado en el año que lo escribió, 1957, hubiera llamado la atención como lo hicieron los primeros libros, de Claudio, Sahagún, Brines…Tiene este libro una virtuosa orquestación temática, que con el ejercicio de los octosílabos y heptasílabos en romance, acuerda los tonos, tan difíciles de lograr, de la poesía mística.
Tiene su poesía múltiples planos. Sigue las corrientes poéticas del momento en algunos de sus libros, como el esteticismo culturalista, en Antinomia; la experiencia descriptiva en Invitación al viaje; desarrolla temas de encargo como el bestiario, El reino de la niñez, o el largo poema a lo romántico, homenaje a la industria talaverana de la cerámica“Canción del ánfora”(en la La sombra ante el espejo, aparece, Ánfora, como título metafórico de uno de los poemas más emocionantes que puede uno encontrarse en la poesía de todos los tiempos); experimenta con los caligramas en Noces d´argent y se derrama, elegíaco, en La sombra ante el espejo, Álbum de familia, La escritura indeleble…
Agradece y homenajea frecuentemente con préstamos literarios (tonos, variaciones sobre el verso, o citas) a sus maestros, como en ese canto de vida y esperanza que es La sombra ante el espejo que arranca Yo soy aquel que ayer decía…
Como el azúcar y el vino van directamente al cerebro y lo estimulan, así la poesía de JBL llega directamente al corazón y lo emociona. Este poeta permanecerá, así que pasen siglos. La introspección, el recuerdo que secuestra las emociones provocando la inspiración, la infancia, siempre presente, como un remolino de sensaciones palpitantes… Su río heraclitiano nos lleva con su melodía, como hace Smetana con el Moldava, a los recodos y meandros de su memoria, desde la infancia hasta sus tres cuartos de siglo, desde las aguas claras y someras, a las profundas y salitrosas.
Conversacional y narrativa, de línea clara y elegíaca, son las características de la obra poética de JBL, que deja a los lectores un recado de buen amor.
jueves, 17 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
Reseñas de La experiencia de la memoria, de Joaquín Benito de Lucas

viernes, 23 de abril de 2010
Reseñas de La experiencia de la memoria, de Joaquín Benito de Lucas

Por Luis García Jambrina
Bajo el elocuente título de La experiencia de la memoria (Poesía 1957-2009), nos ofrece Joaquín Benito de Lucas (Talavera de la Reina, Toledo, 1934) su poesía reunida en dos volúmenes. Nos encontramos ante una trayectoria bastante homogénea y unitaria. En ella destacan unos pocos temas fundamentales (el amor, la evocación del pasado y de la infancia, los sueños...), sujetos a constantes y variadas modulaciones y unificados por un mismo tono evocador. Se trata de un universo poético animado por dos ideas básicas: la enorme importancia concedida al recuerdo y la íntima fusión de poesía y vida.
Su primer libro publicado, Las tentaciones (1964), es el reflejo de la estancia del autor durante dos años en Damasco. Con Materia de olvido (1968) obtendrá el Premio Adonais. El elemento central es el recuerdo, la nostalgia, el intento de rescatar lo perdido y desaparecido. En 1970, publica KZ (Campo de concentración), libro desgarrador y desengañado, amargo fruto de su experiencia berlinesa en la década de los 60. Plancton (1976) nos ofrece una indagación en el subconsciente y los sueños. En Memorial del viento (1978) se repiten temas de libros anteriores, junto a otros de carácter social y hasta político.
Antinomia (1975-1981) (1983), del que en 2006 apareció una edición revisada y ampliada, es su libro más complejo y significativo; según el autor, es «una reflexión sobre el amor y el desamor, es decir, sobre el proceso amoroso que dolorosamente termina en el olvido», puesta en boca de algunos personajes de La Celestina, con toda la carga literaria y simbólica que estos arrastran y con una clara estructura dramática. Este libro cobra aún más interés si se relaciona con otro poemario suyo aparecido ese mismo año, Campo de espuma (1974-1981), ya que el tema es más o menos el mismo, aunque expuesto de manera muy diferente.
Tras La sombra ante el espejo (1987) llega Noces d´argent (Divertimentos poéticos) (1989), un libro de caligramas dedicados a diferentes amigos y muy especialmente a su esposa. Después, vendrán Dolor a solas (1991), Invitación al viaje (1995), Álbum de familia (2000), La mirada inocente (2003), el libro de poesía infantil El reino de la niñez (2006), Los senderos abiertos (2007, aunque escrito en 1957), El haz de la memoria (2008), Canción del ánfora (2008) y La escritura indeleble (2008), que completan su universo.
http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=14356&num=945&sec=32