Por Milo J. Krmpotic'
Revista Qué Leer, 5/11/2013
Altazor y la subida de (la) luz
Una brizna cualquiera.
Corre el año treinta y uno y los enseres se vuelven modernidad.
Corre el año treinta y uno y los enseres se vuelven modernidad.
Sin la corporeidad de los levantados no confiaríamos en el
calor,
en la prótesis, en la mancha de carbón,
lo que supone en nuestros pantalones la libertad de campana.
en la prótesis, en la mancha de carbón,
lo que supone en nuestros pantalones la libertad de campana.
Corre el año ochenta y siete y las Páginas de fuego se
reivindican,
se apresuran entonces los caciques a cultivar futuro
y la copa de angustia ya sólo necesita de veinte años en barrica de madroño.
se apresuran entonces los caciques a cultivar futuro
y la copa de angustia ya sólo necesita de veinte años en barrica de madroño.
Los cormoranes naufragan en el cemento que alicata costas y
robledales,
nos untan de sal los labios y lo llaman esperanza.
nos untan de sal los labios y lo llaman esperanza.
Fijan el sabor de la desolación tres puntos por encima de la
cayena.
Apelan los indeseables al voto transgénico,
queriendo hacernos ver las bondades de los tomates olor cian.
queriendo hacernos ver las bondades de los tomates olor cian.
Se tacha en el calendario el quince de mayo del dos mil
trece.
Pintan bastos en los mercados internacionales.
Pintan bastos en los mercados internacionales.
La revolución se regala con cada ramillete de franqueza
y el desierto es una inmobiliaria en época de saldos.
y el desierto es una inmobiliaria en época de saldos.
Los herederos del juego quieren vender piolets
a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente
y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los embargados.
a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente
y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los embargados.
Una brizna cualquiera.
Pasan las horas cosidas a una adormidera.
Pasan las horas cosidas a una adormidera.
En la esquina de la Calle Antonio Gamoneda,
un vendedor de lotería pronostica el cambio:
Le niega la suerte al portavoz del ministerio.
un vendedor de lotería pronostica el cambio:
Le niega la suerte al portavoz del ministerio.
Ese día, los niños de San Ildefonso
confunden las partituras con las de La Internacional.
confunden las partituras con las de La Internacional.
(De Carta Blanca, Ed. Calambur, 2013.)
Rafael Saravia. Poeta, editor y fotógrafo. Nace en
Málaga en 1978 pero vive en León desde muy temprana edad. Desde el 2012 ejerce
como columnista para el Diario de León. Fundador del Club Cultural Leteo
y Ediciones Leteo. En el ámbito literario, ha colaborado con diversas publicaciones
nacionales e internacionales (Ágora, Cuadernos Hispanoamericanos, Turia,
Nayagua, The Children´s book of american birds, Entrelíneas, Punto de Partida
–UNAM-, etc) así como en recitales (España, Portugal, Brasil, Italia, México,
etc) y páginas web.
Tiene publicados los poemarios Pequeñas conversaciones
(Leteo, 2001; Amargord, 2009), Desprovisto de Esencias (Renacimiento,
2008), Llorar lo alegre (Bartleby, 2011) y Carta Blanca
(Calambur, 2013). Participa en las antologías Novilunio (1998), Petit
Comité (2003), Antología del beso, poesía última española (2009), A
Pablo Guerrero, en este ahora (Ed. El Páramo, 2010) o Por donde pasa la
poesía (Baile del Sol, 2011) entre otras. Suya es la edición y el prólogo
del libro El río de los amigos, escritura y diálogo en torno a Gamoneda
(Calambur, 2009) con colaboraciones de Gonzalo Rojas, Jaime Siles o Juan
Carlos Mestre entre otros.
En el ámbito fotográfico ha desarrollado tres exposiciones
individuales: “Nos queda la memoria”, en el Varsovia; “Ramblas” y “Contrastes”
para la Junta de Castilla y León. También otras cuatro colectivas: “No tan
mayor”, “Arrabalescos”, “Aleteos del camino” y “Estupor y Temblores”, ésta
última junto a Chema Madoz entre otros.
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