jueves, 6 de octubre de 2011

Reseña: Futuralgia, de Jorge Riechmann, en El Cultural


El Cultural, viernes 30 de septiembre
por Túa Blesa

He aquí reunida por fecha de redacción la poesía de Jorge Reichmann (Madrid, 1962) escrita entre 1979 y 2000, incluidos algunos textos inéditos hasta ahora, lo que da un conjunto voluminoso y de todo interés. Reichmann es poeta bien conocido autor de libros como Conversaciones entre alquimistas y Rengo Wrongo, por citar algunos de entre ellos, y se le deben además no pocos ensayos sobre cuestiones sociales o políticas, según se prefiera, que viene a ser la contrapartida de sus ejercicios poéticos. En este sentido, las páginas de Pedro Provencio que sirven de presentación son certeras. Pero se engañará el lector poco avisado si identifica poesía política por poesía escasamente poética. Baste advertir que Reichmann es un reconocido traductor y comentarista de la obra de René Char, uno de los grandes, lo que en sí mismo es ya todo un síntoma.
La palabra escogida para nombrar este conjunto, “futuralgia”, deja lugar a pocas dudas: hay un dolor del futuro y lo hay porque el presente es un presente enfermo, si es que no conviene más decir que en estado de coma. Y es así, según la mirada de Reichmann –pero ¿cómo es que no es la visión de todos?– por la explotación: la explotación de los débiles por los poderosos, el beneficio ante todo cueste lo que cueste, y no menos la explotación, sobreexplotación mejor, del planeta, del mar, de la tierra y sus bienes con lo que la ecocrítica tiene en estas páginas materiales imprescindibles. Todo ello lleva irremediablemente a la erosión –Cántico de la erosión tituló uno de sus libros–, la usura de la que habló Pound, tan distante por tantos otros motivos. La voz, o las voces, de esta poesía ve el desmoronamiento a su alrededor, también el de la dignidad humana, pero, como se lee en uno de los poemas, “Lo que me destruye / corrobora mi identidad.”

Y de esta reafirmación, problemática como le corresponde a un poeta moderno, Reichmann continúa su alegato, poético no se olvide, contra las múltiples formas del mal. Un mal que actúa también en la trivialización de la poesía y al respecto léase, por ejemplo, “Sobre la dicha y el ombligo”, comentario explícito de tanto poema (?) banal que circula y, ay, con no poco éxito. Además de que está en juego –y a punto de caer en la peor de las casillas– el mundo, la vida, lo está la verdad. Una verdad, verdad de mundo, verdad poética, que recorre toda esta escritura: dignidad de la palabra, dignidad del hombre son sus valores ciertos. Y hay ocasión para otros tonos, como cuando se nombra la vida como “fugaz / constelación de brasas” o se lee “La lengua azul de la mañana / se me posa en la piel” o se canta al cuerpo, al paisaje o, en fin, al amor, sobre lo que Provencio tiene atinadas palabras.
La poesía española actual sería otra, más pobre, sin la escritura de Reichmann.

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