"Los toros no han sabido adaptarse a la modernidad"
Javier Villán parte de la prohibición de las corridas en Cataluña para acercarse a la Fiesta con humor en un libro de relatos
Por Emma Rodríguez
Ante determinadas circunstancias sólo cabe el humor y Javier Villán lo ha visto así y ha levantado sobre ese pilar su nueva entrega, Los toros furtivos (Relatos de la clandestinidad taurina) (Calambur). "Si debemos quedarnos en el callejón, el mejor burladero es sin duda el sentido del humor", señala el poeta Pere Gimferrer en el prólogo del libro aludiendo claramente a la prohibición de las corridas en Cataluña. "La situación ya es tan surrealista que no te la puedes tomar en serio", confirma el autor.
En el fondo de estas particulares narraciones —seis en total— que se acompañan de unas coloristas y expresivas ilustraciones de Gonzalo Torné, late un cierto tono de esperpento, de picaresca, que vinculan a Villán con una marcada tradición de la literatura española. "Sin haberlo previsto, el desarrollo de los relatos me ha conducido, sí, a estas estéticas, siempre muy próximas a mí, pero que aparecen matizadas por una serenidad y tolerancia de índole más cervantinas", admite.
Poeta, narrador y crítico taurino, lo que ha hecho Javier Villán es utilizar el camino de la ficción para deslizar sus experiencias y su amplio conocimiento sobre una tradición que no está atravesando su mejor momento, pero que ha pasado por situaciones más graves en el pasado. "Los toros no fueron del agrado de los primeros Borbones y Carlos III llegó a prohibir las corridas, que volvieron a restablecerse con el rey José Bonaparte", rememora el autor.
La mirada irónica sobre la Fiesta, sobre el dramatismo de los propios aficionados, es la línea que dota de unidad al conjunto. "Lo que está pasando en Cataluña me ha servido como arraqnue para el análisis y la denuncia de un estado policial y para revivir otras épocas de clandestinidad política desde un cierto romanticismo", explica.
Villán no sólo habla de prohibición, sino que va más allá, aproximándose a los parámetros orwellianos al imaginar un intento d anular la historia taurina, de eliminar las huellas de lo que un día fue. Para luchar contra ello se inventa entonces un Frente Ibérico de Liberación Taurina formado por distintas figuras de la vida social y cultural que aparecen con sus nombres propios.
Los toros furtivos es un libro apto para los seguidores de las corridas y para todos los que, desde la distancia, sientan curiosidad por una trayectoria tan apegada a la idiosincrasia española y plagada de tópicos que Villán se apresura a desmontar. "Los toros tienen una evidente connotación franquista y es evidente que fueron utilizados por el dictador, pero pintores como Picasso y poetas de izquierda —todo el 27— han sentido fascinación por ellos como fuente de creación artística".
Entre los protagonistas de los relatos, un torero que se siente culpable al estar en el centro de un atentado contra el dictador; un extranjero que hace todo lo posible por asistir a una corrida clandestina; un crítico que parte de la gloria y acaba en la ruina y un representante del Vaticano que acaba dando su consentimiento para que se celebre una corrida nada menos que en la plaza de San Pedro.
Hay humor, pero Villán supera la mera anécdota, haciendo que el reflejo de la Historia de España —la lucha antifranquista, los inicios de ETA— asome a unas narraciones que se enriquecen con toques de reflexión visionaria y que no están exentas de crítica, sobre todo "al casticismo de una fiesta que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, a la modernidad".
"La Fiesta necesita un a profunda purificación", dice quien continúa ejerciendo la literatura taurina en las páginas de este periódico. "La afición se ha ido debilitando y no ha conseguido conectar con la gente joven", explica quien actualmente está volcado en un exhaustivo estudio que promete ser muy revelador, Ética, estética y sociología del toreo.
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