martes, 30 de noviembre de 2010

Crónica y fotos de la presentación de Tormenta transparente en Alcalá de Henares

El 20 de noviembre tuvimos el gran placer de disfrutar de la voz y la poesía de esa gran persona que es Javier Lostalé. Y no fue sólo su calmada y aterciopelada voz la que llenó el local Tapelia en el que se celebró el acto, sino que la cantidad de simpatizantes del popular poeta hizo que tuviera que poner el cartel de “Aforo completo” desde el día de antes. Un encuentro en el que nos vimos envueltos de ese aura mágica que crea Javier Lostalé con su talento y con ese juego tan suyo de palabras que nos llega a lo más profundo del alma. A dicho encuentro acudieron amigos y compañeros del autor; José Luís Morante, conductor del encuentro y que nos dio una clase acerca de las tendencias de la poesía contemporánea; José Gutiérrez, poeta granadino y buen amigo de Javier; Manuel Rico, poeta, novelista y crítico literario, y muchos amigos del gran escritor y de la librería.
Y como testimonio del encuentro, os dejo estas fotos para que tengáis un recuerdo de esos momentos.

La librería de Javier

Novedad Calambur Narrativa: El juego de la taba, de Elías moro

Elías Moro
El juego de la taba
Calambur Narrativa, 48
ISBN: 9788483592090
2010. 192 págs.
PVP: 18 €

He aquí el compendio de un alma que se nos entrega a la vez sin pudor y sin ruido. Perteneciente a ese tipo de libros deliciosos, marcados por la soberanía del apunte y llenos de engañosa cercanía y de cuidadosa espontaneidad, lo transparente y lo meramente insinuado se quitan la vez en El juego de la taba para dejar sobre el lector un empañamiento amistoso que poco a poco lo va ganando, lo va llevando de la esquina de las confidencias compartidas al solar crudo de las proclamaciones incontestables.

Y es que en los distintos estratos de El juego de la taba se impone un estilo de vida: el del poeta, fundado en la capacidad de inaugurar cada vez todo aquello que le sucede. Todo ello conducido por la franqueza decisiva de Elías Moro, que sabe —como Canetti, como Handke, como Walser— que hay más lucidez en la escritura rebañada de lo consabido que en la búsqueda de lo inaudito. Extraordinaria escritura, propone un modo de confiar en la vida que convierte a Elías Moro en cómplice capaz de poner sentido y sensibilidad en ese rumor desatinado que es vivir.

Tomás Sánchez Santiago

«El juego de la taba:
Manosear los huesos de los muertos es, en nuestra cultura, casi un signo de aberración. Pero si los huesos de que hablamos son los de un animal, ese acto lo transformamos, sin remordimiento alguno, en juego, en celebración.
¿Y dónde está la diferencia?».

Elías Moro (Madrid, 1959) reside en Mérida desde 1982. Ha publicado los libros de poesía Contrabando, Casi Humanos (bestiario), Palos de ciego, La tabla del 3 y la antología poética En piel y huesos. En prosa, el volumen de textos breves Me acuerdo y el libro de relatos Óbitos súbitos.

Primeros comentarios:

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Reseña de Un único día, de Jesús Hilario Tundidor, en la revista Mercurio

Revista Mercurio, n.º 125, noviembre de 2010

La casa del ser
Por Javier Lostalé

La lectura de la obra poética de Jesús Hilario Tundidor, alumbrada entre 1960 y 2008 y reunida en dos volúmenes bajo el título de Un único día por la editorial Calambur, nos abre una vía de conocimiento de nuestra propia existencia mediante poemas desveladores de la médula de lo real, en los que la indagación se asienta tanto en un acto de la inteligencia como en el impulso del corazón. Poemas con las huellas de la historia más reciente, también del transcurrir cotidiano, pero con una aspiración de eternidad, de permanencia, por reflejar el destino humano, a la que sirve un lenguaje que —como preconizaba Heidegger— es “la casa del ser”. Dentro de la palabra tornada conciencia se construye en la obra de Tundidor todo lo vivo, lo que en alma respira, el cuerpo de la verdad y de la duda, la tensión de lo bello. Construcción siempre apasionada con cimientos sociales, culturales, populares y una importante dosis de irracionalismo, sin olvidarnos del carácter igualmente constitutivo que posee la Naturaleza al existir una transfusión sanguínea entre ella y su contemplador.

La lectura de la poesía del escritor zamorano nos implica en la hermosa y responsable tarea de buscar la inmortalidad desde el estremecimiento producido por nuestra fragilidad, que no se queda en aventura solitaria, sino que siempre cuenta con el otro, pues hay en su obra una cálida transpiración solidaria. Y en la lucha dialéctica con el tiempo son nuestros interlocutores, a través del poeta, filósofos como Heráclito y Kierkegaard; escritores como Baudelaire, Eliot y Claudio Rodríguez; o músicos como su dios Mozart.


El título elegido por el autor para acoger su poesía reunida, Un único día, manifiesta hasta qué punto la creación poética es un “único día” al que ha de entregarse en plenitud, en el que se encarna la existencia toda, con el compromiso vital y esponsabilidad que esto comporta. Actitud que el lector, cada uno de nosotros, incorpora a su propia vida transformándola en un deseo de ser en cada momento más allá de lo accidental. Deseo que se irá haciendo realidad mientras nos relacionemos con los once libros y el poema inédito “Holocausto de los huracanes” que albergan los dos volúmenes. El primero, Borracho en los propileos, incluye, tras un transparente prólogo de Natalia Carbajosa y una introducción del propio poeta en la que dice que “esta Obra es un desafío a la vez que una necesidad”, el poema inaugural que da título al primer tomo, donde se sintetiza toda esta primera parte que abarca desde 1960 hasta 1978.Inspirado en El Banquete, de Platón, en él Sócrates asciende en busca del conocimiento, de lo esencial. Esencialidad presente siempre en la poesía de Jesús Hilario Tundidor cualesquiera que sean sus tonos, lo que podemos comprobar en los poemarios recogidos en este primer volumen, entre los que se encuentran “Junto a mi silencio”, “Las hoces y los días”, “Pasiono y Tetraedro”. El segundo volumen intitulado “Repaso de un tiempo inmóvil” reúne libros publicados entre 1980 y 2008,con títulos tan significativos, además del que da nombre al conjunto, como Construcción de la rosa, Tejedora del azar y Las llaves del reino, a los que hay que sumar el ya citado poema inédito “Holocausto de los huracanes”. Quedan fuera Mausoleo y Fue que, con otro poemario en proceso de gestación, formarán una trilogía. Entretanto la lectura de la obra reunida de Tundidor nos hará sentir el lenguaje como un hecho antropológico y escuchar el pulso de la más honda escritura.


martes, 23 de noviembre de 2010

Presentaciones Calambur: Antonio Hernández y Javier Lostalé

Madrid, jueves 25 de noviembre de 2010

Presentación de Insurgencias (Poesía 1965-2007), de Antonio Hernández
Ateneo Cultural 1.º de Mayo de CC OO (c/ Lope de Vega, 38, 5.ª planta, Atocha)
19:00 h.










Presentación de Tormenta transparente, de Javier Lostalé
Café Liberad 8 (c/ Libertad, 8, Chueca)
20:00 h.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Entrevista a Jonh Ashbery en El Cultural

El Cultural (El Mundo), 19 de noviembre de 2010



Novedad Calambur Poesía: El juramento de la pista de frontón, de John Ashbery

John Ashbery
El juramento de la pista de frontón
(The tennis court oath)
Traducción de Julio Mas Alcaraz
Edición bilingüe
Calambur Poesía, 115. 2010
ISBN: 9788483592083
360 págs. PVP: 22 €


John Ashbery (1927) es uno de los poetas vivos más reconocidos de los EE UU y probablemente el más influyente. El autor ha logrado un estatus difícil de igualar y es el primero que, además de ganar el Pulitzer, el premio Nacional y el premio de la Crítica, logra ver publicada su obra completa en vida por la Library of America.­

El Juramento de la pista de frontón (JPF) es el libro más vanguardista y arriesgado de John Ashbery. Equivalente poético a Las señoritas de Avignon en pintura o la Fontaine de Duchamp en escultura, el poemario fue recibido por la crítica con la misma incomprensión y perplejidad que estas obras. Hoy en día, JPF es un texto de culto y es imposible entender las vanguardias poéticas de la segunda mitad del siglo XX sin esta pieza angular. En JPF, Ashbery desarrolla un nuevo lenguaje y un estilo fundacional de toda su producción futura e incluso de una nueva corriente poética (language). Jamás el neoyorquino ha vuelto a ir tan lejos en su experimentación y jamás un libro suyo ha sido tan controvertido e influyente a la vez. JPF es una prueba del virtuosismo técnico aplicado a la poesía postmoderna: por muy alejados que sitúe los elementos, por muy fragmentado que a veces sea su tono, por poco convencional que sea la forma en que se ordena el lenguaje, el poema termina mostrando una unicidad inexplicable, misteriosa y maravillosa, plenamente lírica.

Julio Mas Alcaraz es poeta y traductor especializado en literatura norteamericana. Entre sus traducciones recientes, destacan la antología La diferencia entre Pepsi y Coca-Cola y el libro de Anne Sexton Vive o muere. Para la traducción de JPF ha escrito una extensa introducción y ha desarrollado una detallada sección de notas dedicadas a cada uno de los poemas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Novedad Calambur Narrativa: Los toros furtivos, de Javier Villán

Javier Villán
Los toros furtivos
Relatos de la clandestinidad taurina
Prólogo de Pere Gimferrer
Ilustraciones en color de Gonzalo Torné
Calambur Narrativa, 50. 2010
ISBN: 9788483592106
Tapa dura
128 págs. PVP: 18 €

Los toros furtivos es una sorprendente aproximación a la tan debatida cuestión del abolicionismo taurino. Imaginándose, o profetizando, una época oscura de persecuciones, a tenor de lo que empieza a ocurrir en la sociedad española, Villán se adentra con inspiración e ingenio en unas historias de política ficción. Seis relatos que van desde un atentado terrorista propiciado por el entusiasmo de una salida a hombros, hasta la organización de una corrida clandestina. O la creación de un Frente Ibérico de Liberación Taurina, con la complicidad de algunas mentes de la intelectualidad española. Todo ello cimentado en una gran prosa y una ironía corrosiva. Los toros furtivos (Relatos de la clandestinidad taurina) tiene algo de manierismo gótico y, sobre todo, de relato guerrillero de una resistencia. Como afirma Pere Gimferrer en el prólogo, «Hay que responder al abolicionismo con las armas de Swift, de Rabelais, de Cervantes e incluso de Petronio. Éste es el camino elegido lúcidamente por Javier Villán».

Javier Villán ejerce de cronista taurino y crítico teatral en el diario El Mundo, lo que entronca con una práctica muy calificada en el siglo XIX: la crítica taurina unida a otras actividades culturales. En Calambur, Villán ha publicado, entre otros títulos, José Tomás, claves rituales de un enigma, con fotografías de Anya Bartels; Aquelarre de sombras, su último libro de poemas; o El corazón cruel de la ceniza, una antología de su obra poética. Entre sus libros destacan Caneja, Una voz del siglo XX; Memoria sentimental de España (Akal), autobiografía novelada, con dibujos de David Ouro; y el estudio Antología de la crítica taurina. En la actualidad prepara un extenso Diccionario de Autor: Ética, estética y sociología del toreo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Mestre y Auserón, dos "animales" sobre el escenario por la dignidad de la palabra

Novapolis.es

Por Alberto F. Cerdera

Poesía y música, música y poesía, da igual el orden porque ambas expresiones se complementan. No se puede entender la una sin la otra, y en ambas, un gran ejercicio de dignidad para recuperar el verdadero significado de las palabras. El poeta Juan Carlos Mestre y el músico Santiago Auserón compartieron su literatura en el primer encuentro poeta-músico del III Festival Poesía Música de Almería, una cita celebrada en una abarrotada Biblioteca Villaespesa. El Festival continúa hoy con música y poesía en la calle, una cita que reunirá a Jesús Masero, Liborio López y Raúl Quinto frente a la Escuela de Arte de Almería, a partir de las 20,30 horas.

Si se hubiera tratado de un partido de fútbol, el resultado estaba bastante claro, un 1-2 a favor de Juan Carlos Mestre que, a pesar de no jugar en casa porque la mayor parte del auditorio había acudido para ver al vocalista de Radio Futura, supo jugar bien el balón de la palabra y a base de un discurso tan poético como directo, se movió mejor en el centro del campo y consiguió poner al público en pie.

Ambos, Santiago Auserón, el perro, y Juan Carlos Mestre, el mirlo, se mostraron mutuo respeto, se elogiaron hasta la saciedad, pero ambos, también, marcaron su terreno, ése en el que confluyen las palabras, en el que las frases ganan sentido y son capaces de entrar hasta lo más profundo.

Sin duda, la palabra fue la protagonista de este encuentro, la palabra impresa, la palabra cantada... la palabra que forma la poesía que más tarde se transforma en música. Y es que, el propio Santiago Auserón declaró su pasión por la poesía. Este "escritor de canciones" reconoce que tiempo atrás poesía y música era una sola cosa, y que ahora, ambas han tomado caminos diferentes, con muchos puntos en común.

Juan Carlos Mestre, con ese don de palabra y su capacidad para convertir en literatura cualquier intervención, elogió la música de Santiago Auserón, elogió su generosidad y también el hecho de ser un gran conocedor del mundo poético.

A esto, Santiago Auserón respondió también con elogios a su partener, para llevárselo después a su terreno, para hacerle entender que mientras la poesía se esfuerza en abrazar lo difícil, la música penetra en el mundo de la facilidad, sencillez, "entra en nuestra casa sin llamar".

Juan Carlos Mestre defendió la dignidad del lenguaje, defendió el significado real de las palabras y denunció cómo éste se transforma de manera cruel en función de los intereses de quien lo pronuncie. Varios ejemplos, "de republicanos pasaron a ser rojos" o, en el caso de los judíos durante el régimen nazi, de personas pasaron a "gusanos" y de gusanos a "cucarachas".

Mestre se despidió del público con una lectura de su poema 'Cavalo morto', un emotivo momento que hizo que el público se pusiera en pie y que el propio Santiago Auserón admitiera que "jamás he escuchado un poema recitado con tanta fuerza". Y es que, "háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe", recitó el poeta.

A continuación, y algo tocado por la emoción de haber escuchado ese 'Cavalo morto', Auserón tomó la guitarra y como Juan Perro interpretó varios de su temas, muchos de ellos inéditos.

http://www.novapolis.es/index.php/deportes-cultura-y-espectaculos-163/10459-alberto-f-cerdera

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Reseña de Un único día, de Jesús Hilario Tundidor, en Diario de León

Diario de León (El Filandón), 7 de noviembre de 2010

Toda belleza es siempre compañía

Por José Enrique Martínez

Vocación y trabajo, emoción e inteligencia son palabras que sintetizan uno de los más altos frutos líricos de nuestro tiempo, el edificado por el poeta zamorano Jesús Hilario Tundidor, que ahora podemos abarcar en dos espléndidos volúmenes con el título común de Un único día, que subraya la unidad de fondo de una obra en permanente ejercicio de “superación y trabajo”, como ha escrito el propio poeta. Un único día es la construcción poética de una vida entregada “al entusiasmo y a la verdad”. Escribe el poeta que el libro “ofrece mi visión personal del mundo, mi reflexión sobre la vida que viví y mi esfuerzo por clarificar la emoción del conocimiento que me produjo el acontecer, sus circunstancias y sus experiencias”; pero la vida es fundamentalmente tiempo; un poeta tan esmerado en la edificación de su obra, la ofrece limpia y organizada en su temporalidad, en su evolución. En efecto, los dos volúmenes responden a la consideración de dos grandes etapas en su poesía: la primera, visión existencial de la vida y el mundo, discurre entre 1960-1978 y aparece con un título, Borracho en los propileos, que agrupa los diferentes libros, de Río oscuro (1960) a Tetraedro (1978); la segunda etapa, años 1980-2008, representa la unión inextricable de emoción y leguaje, intuición e inteligencia, y recibe el título de Repaso de un tiempo inmóvil, con obras como Construcción de la rosa (1990) y Las llaves del reino (2000), entre otras. De la recopilación sólo han quedado fuera los dos últimos libros del poeta, Mausoleo (1989) y Fue (2007), que formarán trilogía con otro en preparación.

He releído las novecientas páginas de poesía tundidoriana con dos de los parámetros creativos del poeta, emoción e inteligencia, guiado, como él dice, por “la emoción del conocimiento”, ese saber que no da la ciencia ni la filosofía, sino que brota con el latir del sentimiento. En los libros primeros asoma el tedio vital, la soledad y el cansancio existencial, la muerte, “asentada en nuestra carne”. Pero más que unos temas, interesa subrayar el apego existencial a la vida. La poesía de Tundidor celebra la vida, aunque con la conciencia del dolor y del tiempo, con una conciencia social también. Una palabra resumidora es “amor”. Los cantos de amor a la mujer son formidables. Pero ese amor lo es también a la vida y, destacadamente, a las cosas sencillas (el cenicero, la corva arquitectura del tazón...), a la tierra de sus raíces, humilde y pobre, al hombre modesto, al artesano..., porque la poesía de Tundidor respira honda humanidad. Poemas de envergadura son, por ejemplo, “Oda a una chistera” y “Canto oscuro para un cenicero”, cosas corrientes elevadas a símbolos de contenido humano. Los libros de la segunda etapa se muestran más propicios a la investigación formal y a la indagación intelectual, con una potencia de voz y de movimiento rítmico admirables. Pasión por la belleza y por el conocimiento, razón y entusiasmo. Quiero destacar la fuente interartísica de muchos poemas (música y pintura sobre todo). Un poema como “Monjas a la orilla del mar”, homenaje a Friedrich, es, entre ellos, el que mejor logra fundir la contemplación y la visión poética.


http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=563435

jueves, 4 de noviembre de 2010

Reseña de Las moradas del verbo en la revista Leer

Revista Leer, n.º 217, noviembre de 2010

Poesía en tiempos de perplejidad

La editorial Calambur ha ido configurándose y ganando gran prestigio, incluso en los aspectos meramente artegráficos, como uno de los sellos de referencia en lo que a publicación de poesía se refiere, como ejemplo de ello, los últimos Premios Nacionales de Poesía, concedidos a La casa roja de Juan Carlos Mestre y a Cuadernos (2000-2009) de José María Millares Sall. Calambur celebra el número 100 de su colección "Calambur poesía" con una antología, Las moradas del verbo, que es selección de poetas españoles, nacidos entre 1954 y 1968, que representan corrientes creativas desde la Transición democrática hasta los inicios del siglo XXI.

El subtítulo que su autor ha elegido para el volumen, Poetas españoles de la democracia, quizá sea reductor, ya que no se ve cómo se pueda ser poeta español de la democracia si se está viviendo en democracia. A no ser que la temática dominante de estos vates fuera precisamente la democracia misma.

Ángel L. Prieto de Paula, catedrático de Literatura en la Universidad de Alicante, ha seleccionado los poemas y llevado a cabo el estudio preliminar, que ha titulado, significativamente, "Poesía en la era de la perplejidad". Era de perplejidad y de confusión. Pues como también significativamente escribe Prieto de Paula: "De dicha confusión dan buena cuenta las numerosas antologías que, centradas en ésta o aquella generación, en ésta o aquella tendencia, terminan por incrementar el problema que debieran resolver (…). La enorme cantidad de volúmenes antológicos, que responden a criterios cuya pluralidad impide el cotejo (antologías generacionales, de corriente, académicas, de ámbito nacional o regional, de mujeres, temáticas, pretendidamente canónicas o antologías "otras"…) los ha convertido en un factor añadido al caos dominante".

La antología la integran textos de treinta y dos poetas, que van según orden de edad de Miguel Casado (1954) a Enrique Falcón (1968), intervalo de casi quince años que según la teoría de las generaciones los individualizaría como pertenecientes a la misma.

Reseña de Aquelarre de sombras, de Javier Villán, en ABC Cultural

ABC Cultural, sábado 30 de octubre de 2010

Por Luis García Jambrina

Javier Villán (Torre de los Molinos, 1942) es autor de una docena de poemarios, de los cuales nos ofreció no hace mucho una amplia selección en la antología El corazón cruel de la ceniza (1975-2006) (2007). De su amplia y variada trayectoria, habría que destacar Memoria de insomnios (2001), donde se mezclan el verso y la prosa para meditar sobre el dolor y la enfermedad, pues presenta puntos de contacto con el que ahora publica.

A mitad de camino entre el gran versículo de tono bíblico y el poema en prosa moderno, Aquelarre de sombras encierra una interesante estructura dramática, pues en él dialogan y se enfrentan el “cuerpo” y las “sombras” que lo protegen y lo asedian, en una noche de insomnio y malos presagios. Estas “sombras” constituyen una especie de coro tráfico o “aquelarre” fantasmagórico en torno a un cuerpo dolorido y enfermo, que se debate entre la vida y la muerte, la vigilia y el sueño, la razón y la pesadilla, la salvación y la condena, el amor y el olvido, la luz y la sombra…

Catártico

Por otra parte, encontramos algunas acotaciones poético-dramáticas que acentúan su carácter catártico y purificador. Un canto coral, en fin, de una gran originalidad, con una tremenda fuerza rítmica y una extraordinaria tensión verbal. El mejor libro hasta la fecha de su autor y uno de los más estremecedores e impactantes que he leído en los últimos años.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Presentación de La orilla de las mujeres fértiles, de Marifé Santiago Bolaños. Miércoles 3 de noviembre, 20 h. Madrid

Tendrá lugar en la Fundación Entredos.

c/ Marqués Viudo de Pontejos, 4

28012 Madrid

Sol


La presentación estará al cuidado de Elena Lasheras.


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En La orilla de las mujeres fértiles, las imágenes se transmutan en palabras para convocar a las mujeres de África y del mundo. Palabras que aspiran a retratar los rostros del silencio y a servir de conjuro en favor de los sueños de tantas jardineras del porvenir. Este libro resulta ser, entonces, un cuaderno de bitácora de quien se niega al olvido: la celebración de la esperanza. Escrito desde la orilla eterna de las mujeres fértiles es, sobre todo, un canto ofrecido a las niñas de ojos sin infancia, cuya vejez llega mucho antes de que sea la hora. Este nuevo poemario de Marifé Santiago enlaza con su obra anterior en la revelación del sonido de la sabiduría femenina, que al cabo sustenta la realidad y la poética del mundo. Conocimiento y existencia, reflexión y sentimiento se funden enraizados en la más estricta realidad: las manos, los ojos, los pechos…
La primera parte del libro es un intenso itinerario poético (literatura como viaje, tan propia de Marifé Santiago); la segunda adquiere un tono ensayístico, sin abandonar la respiración del verso.

Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962) ha publicado los poemarios Tres cuadernos de bitácora, Celebración de la espera, Las constelaciones del Capitán (Fragmento), y El día, los días. Y las novelas El tiempo de las lluvias, Un ángel muerto sobre la hierba, El jardín de las favoritas olvidadas y recientemente La canción de Ruth. Doctora en Filosofía, investiga en torno al encuentro entre el pensamiento y la creación artística, fruto de lo cual son, entre otros, sus libros La mirada atlántica, La palabra detenida: una lectura del símbolo en el Teatro de Buero Vallejo o Mirar al dios: el Teatro como camino de conocimiento.

martes, 2 de noviembre de 2010

Reseña de Aquelarre de sombras, de Javier Villán

Por Manuel Garrido Palacios

Al cónclave de amantes de lo oculto, con la imagen del macho cabrío en su trono, llamamos aquelarre. Las sombras, ecos silentes de los actos, se mezclan en la noche. Este cuadro imaginario sugiere el libro Aquelarre de sombras, de Javier Villán (Torre de los Molinos, Palencia, 1942), en el que las sombras cabalgan por el bosque de los versos. El poeta hace recuento:

Sombra solemne: ‘Mis palabras anuncian profecías. Reo eres; cautivo para siempre. Ya nunca serás libre’. Sombra sabia: ‘No hay planicie ni cóncava espesura que no haya recorrido. Cuerpo amado, siempre me diste cobijo’. Sombra insomne: ‘Por sólo una caricia y la luz violeta de la tarde, te sientes exultante. Vendrá la noche y el reinado del sueño fugitivo; seré feliz a medias porque tú estarás triste’. Sombra noctívaga: ‘Nada hay salvo la noche y su guarida de miedos y terrores. La noche ofrece su rostro más amable en sus comienzos’. Sombra indecisa: ‘Lo peor es no saber qué pasará mañana; sé de la noche sin ojos y de la noche con miles de ojos. Mas el día, nada hay que lo anuncie’. Sombra impura: ‘¡Cuerpo desdibujado! Dónde está tu esplendor; el vigoroso empuje de tu fervor y mástil verdecido. Desasosiegos te absuelven de todo compromiso’. Sombra purísima: ‘Brisa soy y agua lustral. Nunca me amaste y estoy en tus orígenes, en la raíz de tu infelicidad’. Sombra iracunda: ‘Careces de aliados, estás solo. Perecerás por no aprender a tiempo que el hombre es compasión mal entendida’. Sombra vengadora: ‘Podría consolarte de tu sufrimiento si inmerecido fuese. Pero eres árbol caído, soplo. Nada fuiste, sino el imperio bárbaro de un pene’. Sombra amorosa: ‘Rocío para tus ojos envelados, nieve para la fiebre de tus sienes, música de arpa para tu oído sordo; mariposas de colores para tus labios’. Sombra solitaria: ‘Nadie haga controversia sobre este amasijo de hipocondría; nadie me lo dispute’. Sombra libertina: ‘Álzate, tus noches serán otra vez lo que ya fueron: esplendor y alborada; noches de vino y clamores de cuerpos’. Sombra lustral: ‘Esos dedos que exploran la piel recóndita y sus sagrados repliegues; esos dedos inocentes e impúdicos’. Sombra apócrifa: ‘Ah, sombras sin conciencia y sin espíritu; ¿por qué lo atormentáis? Sois el lastre de todo lo que vive’. Sombra culposa: ‘Pido perdón y cumplo penitencia. No estuve presta ni adiviné estos tiempos de légamo y escombros’. Sombra esclava: ‘Puedo llamarte hermana y sé de tus pesares. Sólo el trabajo sucio me obliga y me encomiendan; no me quejo’. Sombra acusadora: ‘Nada te pertenece; ni siquiera el dolor’. Sombra suicida: ‘Sólo la vida en plenitud lo vale. Vas camino de nada, una pasión pensante’. Sombra política: ‘Ahí fuera, en la calle, sigue la vida. De todo te olvidaste. Pero la gente piensa, se afana y aventura. Tu decadencia está en tu descreimiento’. Sombra vigilante: ‘Ni una idea saldrá de tu cabeza que mi control ignore y frene; tengo tu pensamiento’. Sombra adolorida: ‘El dolor humilla; lo sé pues soy su sombra, la fedataria de su infamia, la testigo’. Coro de sombras: ‘Es nuestro fin, desfallece la noche y la aurora avanza. Pero permanecemos en la herida; en la pus y en el barro’. Sombra temerosa: ‘Entre el miedo real y el miedo a los fantasmas no hay apenas diferencia’. Sombra solitaria y difuminada por la luz: ‘El dolor es una venganza extraña de no sabemos quién e ignoramos por qué’. Sombra hacendosa: ‘Yo cuidaré tu casa, tu higiene, tu ventura. Ordenaré la red de tus metáforas y el caos de tus cacofonías’. Sombra muda: ‘Ninguna de las otras sombras, antes de huir, supo si compadecía o compartía el infortunio’. Sombra amistosa: ‘Yo vengo a rescatarte. Piensa sólo en la gente que en ti creyó; que te dio tanto’. Sombra del rocío: ‘Soy la última, me quedaré contigo hasta extinguirme. Fugaz soy y no formo aquelarre, ni conjuro ni cónclave ni hechizo. Cada mañana seré soplo, gota de agua que refresque la paramera de tus eternidades’
Según los previos, Aquelarre de sombras es un canto coral sobre el dolor y el honor, obra con la que Javier Villán culmina un proceso de depuración iniciado con La frente contra el muro. Lo fundamental de su poesía está en la antología (1975-2000) El corazón de la ceniza (Calambur 2007).
Aquelarre que acaba, sombras que huyen, luz que se filtra, libro que conmueve.