viernes, 25 de junio de 2010

Reseña en Babelia de La aldea de sal, de Lêdo Ivo

Babelia, 19 de junio de 2010

Por Antonio Sáez Delgado

Algo parecido a lo que dice el verso de Heberto Padilla ("en la poesía la juventud sólo se alcanza con los años") sucede con la lírica de Lêdo Ivo (Alagoas, 1924), una de las voces insustituibles de la poesía brasileña de la segunda mitad del siglo XX, desgraciadamente casi desconocida aún en España (con la excepción de La moneda perdida, publicado por Olifante en 1989, en traducción de Amador Palacios). Podríamos decir sin sonrojo que es prácticamente imposible pensar la poesía brasileña de finales del XX sin tener en cuenta la aportación de Lêdo Ivo —cuyo primer libro de poemas, As imaginaçoes, se remonta a 1944, y cuya última entrega, Requiem, es de 2008, sin duda una de los autores que ofrece una relectura más interesante del Modernismo brasileño y una digestión más provechosa de los frutos de la vanguardia histórica en el continente americano. Con una poesía que nunca renuncia a su carácter visionario y que otorga un papel fundamental al mundo de la imaginación y la experimentación, Ivo recorre los territorios de lo inefable con poemas imrpescindibles, como "Vals fúnebre de Hermengarda", "La infancia redimida", "Finsiterra" o el emocionante "Mi patria", con guiño pessoano: "Mi patria no es la lengua portuguesa. / Ninguna lengua es una patria. Mi patria es la tierra tierna y untuosa donde nací / y el viento que sopla en Maceió". Esta antología, elaborada y traducida con intuición y sentido poético, nos conduce a través de seis décadas del trabajo poético de su autor, que es lo mismo que decir a través de seis décadas de alguna de la mejor poesía brasileña del siglo XX. Imprescindible.

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