martes, 29 de junio de 2010

Reseña en ABC Cultural: La orilla de las mujeres fértiles, de Marifé Santiago Bolaños

ABC Cultural, 26 de junio de 2010

Por LUIS GARCÍA JAMBRINA

Con La orilla de las mujeres fértiles, Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962) lleva a su máxima expresión ese diálogo o encuentro entre el pensamiento y la creación artística que caracteriza al conjunto de su variada obra. De hecho, estamos ante una poesía que se nutre o contamina de otros géneros; en este caso, el ensayo. Por otra parte, son muchos los puntos de contacto de este libro con otros de la autora, y especialmente con algunas secciones de su anterior poemario, El día, los días (2007), o de su reciente ensayo Wangari Maathai y otras mujeres sabias (2009), escrito en colaboración con Mónica Antequera.

La orilla de las mujeres fértiles aparece dividido en dos partes. La primera es un libro de versos de carácter unitario dividido en dos partes. La primera es un libro de versos de carácter unitario dividido en catorce fragmentos en los que, a veces, se mezclan diferentes voces o se incorporan textos de la propia autora procedentes de otros lugares, pero que hallan aquí su mejor acomodo. La segunda parte o “Coda” es, según leemos en las notas con las que se cierra el libro, “una suerte de ensayo que elige el cuerpo poético para aparecer”.

Niñas sin infancia

Esta obra es un canto reflexivo y solidario en el que se yuxtaponen la memoria y el deseo, la lucidez crítica y la palabra esperanzada; un canto dirigido a las mujeres de África (y, por extensión, de todo el mundo) y, de manera especial, a esas niñas sin infancia que la autora he encontrado en muchos de sus viajes (“Qué poco se parece la vida a los juegos, niña madre: los hijos se te agarran al cuello, a pecho, duermen sobre tu espalda”). Son fotografías, apuntes del natural en los que se mezclan la realidad y el símbolo, el concepto y el cuerpo, lo particular y lo colectivo, lo humano y lo telúrico (“Tu cara, manuscrito en el idioma de las tradiciones: astros en la frente, senderos de tierra en las mejillas”). En estos versos, además, están muy presentes los olores, sabores y colores de África.

Fronteras, cicatrices

La “Coda” nos ofrece una visión más racional, más filosófica y más crítica (“Estoy hablando de la violencia de las fronteras, de las cicatrices sobre el cuerpo de África. / Y de los ríos agonizantes”), que incluso llega a cuestionar el propio discurso poético (“No sé cantarle a África. Todavía disfrazo los lamentos”) o lo comenta y lo valora desde una nueva perspectiva (“Lo que no está: memoria y deseo. De África, anotaciones difíciles, secas, que se evaporan con la lírica”). No obstante, al final, la escritura y el canto quedan justificados y enaltecidos, porque, entre otras cosas, ofrecen vida y esperanza (“A veces, las mujeres que tienen miedo o están tristes cantan; el canto otorga el don de la esperanza, de la voz, del agua del alba sobre las rosas).

Desde el punto de vista formal, estamos ante un libro de carácter fragmentario compuesto, por lo general, por poemas de largos versículos que a veces se remansan en poemas en prosa; asimismo, hay que destacar su ritmo poderoso y el hábil manejo de la reiteración de la anáfora. Por último, conviene señalar que el libro contiene un CD con música original de María José Cordero y los poemas recitados por la propia autora, lo que hace que esos textos cobren más sentido y se conviertan en palabra viva.

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