Los motivos del salvaje, de Ángel Antonio Herrera
Leer, junio 2012
Comienza así el primer poema, “Puerto”: “La desdicha
que me apague ya escogió su noche. / Heme aquí, sin embargo, contrario
al duelo, / bajo luna de caníbal, donde el halcón de mi herida. / Son
míos los motivos del salvaje”. Un continuum de metáforas, incontenible,
surreal, relámpagos adivinatorios, configura los poemas de Ángel Antonio
Herrera. Todo el poemario es una especie de alucinado mapa de
navegación, una andadura desde la rebeldía del lenguaje a la incógnita
de su personal existencia. O redescubrir esa eternidad del instante que
funda el mismo de lo poético, según su propia visión. Poeta, también, de
vertiente amorosa, como se lee en los versos finales del poemario:
“Ojalá que alcanzara el deleite la dimensión de un sueño / y que más
mías y más tuyas, y para siempre / se allanaran al recuerdo las mutuas
noches dichosas, / si te espero, amor, si no estoy, si ya te has ido”.
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