Sorpresa admirada ante las permanentes metamorfosis del tiempo y sus espacios, sus pobladores y orillas; búsqueda vana de órdenes en los que contener la realidad completa (bien sea en forma de alfabetos, la ordenación de las notas musicales o los cuatro puntos cardinales); canto sostenido a la dignidad del hombre... Estos son algunos de los andamios sobre los que se funda este hotel, amplio como la existencia toda y plural como sus gentes. No podía encararse dicha multiplicidad sin el sobrio y contundente empleo de una imaginación poética fundadora de nuevas circunstancias, de parámetros históricos varios, entre los cuales, claro está, figura la historia poética de la autora. A lo largo de sus versos, el lector se sumergirá en la atmósfera de una poesía vidente y reconciliadora, de enorme penetración lírica y calidad e inteligencia singulares.
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