Poesía experimental española (Antología incompleta), edición de Alfonso López Gradolí
Jorge de Arco
El Norte de Castilla, 30/06/2012
La imaginación por bandera
En
el año 2007, la editorial Calambur, daba a la luz Poesía Visual
Española (Antología incompleta), volumen que incluía cincuenta y siete
autores y que recogía una breve muestra de sus más significativas
creaciones. Aquella compilación, abarcaba desde 1965 a la actualidad, si
bien en España este singular género cumple ahora su primer centenario.
A
medio camino entre la plástica y la escritura e influida de manera
acentuada por las corrientes vanguardistas de primeros del siglo XX
–surrealismo, creacionismo, futurismo–, esta poesía visual «se convierte
en la poesía experimental de nuestro tiempo », en palabras de Joan
Brossa.
El poeta catalán (1919-1998) –uno de los máximos
defensores del mestizaje del arte y la literatura–, escribía movido por
un impulso interior que buscaba comunicación y para ello se valía de
todos los medios a su alcance con un afán original y totalizador:
«Suelen bastarme el hombre y su misterio», dejó dicho enunendecasílabo
que resume de manera precisa el conjunto de su amplísimo quehacer.
Y
si traigo a colación a este prestidigitador de la palabra, es con
motivo de la reciente edición de Poesía Experimental Española (Antología
incompleta), que completa –valga la redundancia–, la citada
anteriormente.
Este florilegio cuenta, de nuevo, con el meritorio
trabajo de Alfonso López Gradolí, quien ha dedicado en la última década
un abundoso estudio al desarrollo y asentamiento de esta manifestación
artística. Valga recordar su volumen aparecido en 2008 bajo el título de
La escritura mirada. Una aproximación a la poesía experimental
española.El propio López Gradolí, afirma en su prefacio: «En
esta colección de poemas mostramos la obra demás de sesenta autores que
trabajan en prácticas no propias de la poesía tradicional y de otros que
desarrollan un quehacer con el lenguaje inmerso en el terreno de la
plástica y, a veces, cercano a ciertas experiencias musicales. Coexisten
poetas que han publicado textos de los que se denomina poesía
discursiva o narrativa, con artistas plásticos que trabajan en una
parcela del experimentalismo como es la poesía visual».
Con estos
mimbres, es fácil imaginar que el lector tiene ante sí un variadísimo
abanico de propuestas, donde conviven la trasgresión, el desafío, lo
asociativo, lo simbólico…, y todo ello tamizado por la intrínseca magia
que se esconde tras la significación primigenia de cada palabra.
«No
será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la
imaginación», afirmaba André Breton en Primer Manifiesto Surrealista. Y
sin duda, que jugar con el lenguaje, adornarlo con otros gestos,
someterlo a variados experimentos, apostar por su solícita
espontaneidad, romper su lógica, llevarlo hasta los límites de su
significancia…, no son sino maneras de hacer muy distintas y muy válidas
y que exigen, también, un compromiso incesante en la búsqueda novedosos
discursos.
Por la carga gráfica que lleva implícita esta
antología y por su sobresaliente variedad, no es sencillo escoger
muestras representativas de cuanto aquí se ha seleccionado. Pero de
entre ellas, cito de manera únicamente orientativa, la originalidad de
José Luis Castillejo (Sevilla, 1930), el lúdico atrevimiento de Mikel
Jaúregui (Bilbao, 1948), la llamativa luminosidad de Juan Ricardo
Montaña (Don Benito, 1949), la irónica denuncia de Javier Seco Goñi
(Madrid, 1958), la frescura de Yolanda Pérez Herreras (Madrid, 1964), o
las lumínicas composiciones de Gonzalo Torné (Jerez de la Frontera,
1949).
A su vez, hay autores, que tienen en la palabra su arma
verdadera y a través de ella, crean, recrean y descrean su atlas
personal. Cito algunos nombres y ejemplos de manera tan solo
representativa: los destellos naturales de Emilia Oliva (Palencia,
1957): «luego en nueva york/ ganado ya su mar de libertad/ observa
ahora/ un rayo intenso que se yergue/ renovar los aires/ y como siempre
ocurre/ latitud de cuerda fue a poco»; el verso torrencial de Isabel
Alamar Torró (Valencia, 1970): «Después de una riada de artículos,
sinestesias y tropos/ y justo en medio de nuestros dos pronombres
atomizados/ en lacerante sintaxis con muchas dosis de vértigo»; o el
impetuoso ingenio de Daniel Aldaya (Pamplona, 1976): «Concurso
Literario: Envía un SMS urgente/ con el texto JULIETADORMIDA/ al móvil
de Romeo/ y así evitarás que se suicide por amor».
Al cabo, un
atractivo y renovado compendio de autores, que anhelan la búsqueda del
secreto de la existencia artística y literaria más allá de la palpable
cotidianeidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario