martes, 14 de septiembre de 2010

Reseña de Hotel para erizos, de Guadalupe Grande, en Diario de León

Diario de León, 14 de agosto de 2010

Hotel para erizos

El aullido | Luis Artigue

Un hotel para erizos somos y así no s lo hacen saber los poetas, esos seres dotados para una autoindagación que nos concierne-¦ En este sentido Guadalupe Grade (Madrid, 1965) posee una delicada forma de decir. Esa ponderación se llenó de ímpetu y de argumentada fuerza en su primer poemario, El Libro de Lilit , un texto erudito y a su modo rebelde en el que la autora realiza y propone un viaje en busca de la propia identidad, de la independencia y de la íntima verdad, construido más desde el femenino ámbito de la búsqueda que desde el de la militancia.

Con su siguiente libro, La llave de niebla , su mirada y su punto de foco poético se desplazaron acaso para no centrarse estrictamente en ella misma sino ya en la ciudad como ámbito y como metáfora -la ciudad familiar y la ciudad despersonalizada, la que cobija y la que ofrece soledad-, proponiendo desde ahí una visión del mundo y de la vida imbuidas, en ciertos poemas, de la finura moral de la poesía social más confesional.

Ahora, editado por Calambur, llega a las librerías su tercer poemario sugerentemente titulado Hotel para erizos , el cual, al apostar más por las indagaciones que por las certidumbres, supone un cambio en el lenguaje poético de esta autora, pero no en su discurso-¦ Es un reto: los versos de Guadalupe Grande se nos han adensado ante los ojos acaso para que nuestra mirada sea más penetrante (a veces las palabras carecen del significado suficiente, y por eso existe la poesía).

Siempre ha habido en el la voz de esta poeta un decir que oscilaba entre lo narrativo y lo fragmentario, pero en este nuevo libro -que lleva dentro las variaciones de su plaquette Mapas de cera-, aunque lo narrativo parece mostrarse de forma más acusada en la primera parte, sorprende en conjunto ese lenguaje nuevo en la trayectoria de Guadalupe Grande, salmódico en su fraseo, acumulativo en sus significantes, brillante en su selección de resonante vocabulario -una cuidada selección que apuesta más por los alusivos sustantivos que por los adjetivos-, con una imaginería panteísta y casi onírica a veces, con no pocas referencias musicales, y con casi cada versículo trufado de abstracciones, audacia metafórica, aparentes automatismos e impregnaciones fantásticas. Son versos, en mi opinión, aparentemente cifrados aunque sin abandonar en conjunto -”si es que se puede abandonar alguna vez del todo-” el terreno del llamado realismo.

Más que un cambio radical en su quehacer poético Guadalupe Grande logra un intensificado compendio de su mundo. De hecho esa inicial visión universalizada de la femineidad de Libro de Lilit toma aquí categoría más social en poemas como Tratado de la medida , Meditaciones en la antesala », Gatas pariendo y Post scriptum para un poema borrado por ejemplo; y la ciudad como ámbito tan referencialmente familiar como lacerantemente inabarcable de La llave de niebla impregna otros poemas como, por ejemplo, el titulado Pórtico . Pero es acaso el poema Variación de los mensajeros el que concentra y nos ofrece la clave del título y del libro: «Llega el erizo con una lágrima en cada espina»... Los erizos, los recuerdos espinados, puntiagudos, como elocuente espejo de lo ido-¦

Un hotel para erizos somos: leer es comprendernos; comprenderlo.

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=547028

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