La experiencia de la memoria
Manuel Garrido Palacios
Tinta fresca, 12/03/2012
Viajas por la poesía y "Te despiertas al borde mismo de la aurora, al
borde del mar, de la ciudad, de los jardines que desprenden sus flores
como las letras de un abecedario para escribir tu nombre cada mañana.
Buenos días alba, agur amor, qué voces tiemblan si te saludo, si te
beso, si me fumo un cigarro, si te pones sentada en mis rodillas y me
miras mientras cruzan veloces trenes hacia París, mientras me miras, y
el mar respira con su pecho enorme".
El fragmento corresponde al libro de Joaquín Benito de Lucas, publicado en Calambur La experiencia de la memoria
(Poesía 1957-2009), versos de los que dice Matías Berchino que "tienen
raíces en la vivencia personal y colectiva de su existencia y la de su
familia, su pueblo, su país".
Para José García Pérez es una
"verdadera obra artística; la poesía auténtica de Benito de Lucas coloca
al hecho poético en su dimensión y espacio real: la universalidad. Los
accidentes que provocaron el advenimiento de un poema son accesorios, el
autor y las formas son importantes, pero la esencia del poema reside en
sí mismo y en su simbiosis con el lector".
La experiencia de la memoria es
un libro que voy leyendo en el tren y del que tomo algunas notas de lo
que dice y de lo que le dicen. Mientras tanto, aparece en el marco de la
ventanilla el río Tajo. Paso a leer lo escrito por Pedro González: "El
río de Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no es parte de
ninguna escenografía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que
suena dentro de sus versos".
José Hierro habla de: "Pureza: he
aquí una palabra clave para navegar por la poesía de Benito de Lucas.
Pureza es, tal vez, por uno de sus costados, precisión expresiva,
desnudez que no nos impida ver el bosque de las palabras. Pureza es,
también, iluminación, luz súbita, revelación. Pureza es esencialidad,
inmaterialidad, que sirve para iluminar las palabras".
Luis
Jiménez Martos cree que "las raíces líricas de Benito de Lucas se hallan
en un terreno poco transitado en las calendas actuales: entrañan un
depuramiento de lo romántico, sometido a necesaria sobriedad. Su
dramatismo de fondo queda en los límites de emociones vivas. Su
conciencia del tiempo no cae en el peligro de la pseudofilosofía".
Otras
voces vienen a perfilarlo, como la de Manuel López: "En esta clase de
poetas, claros y fáciles para el lector, subyace en el entramado del
poema un férreo trabajo de construcción, una disciplinada labor de poda.
Son cualidades detectables en Benito de Lucas, que estudia
minuciosamente la composición de sus libros y de cada poema". La de
Abraham Madroñal: "Talavera no es una ciudad concreta, es la ciudad por
antonomasia; su río, todos los ríos; sus calles, todas las calles por
las que puede transitar cualquiera. Nuestro autor ha trascendido el
valor local de sus alusiones para convertirlas en símbolos de cuantas
ciudades y cuantos poetas añoran recuperar la infancia junto a los
sitios que los vieron vivir". La de Montero Padilla: "Creo que Benito de
Lucas ha escrito una obra importante, de poesía verdadera y ya
indeleble, que permanecerá como parte destacada de la mejor poesía
española". La de Rafael Morales: "No sólo está presente en la poesía de
Benito de Lucas un río concreto, es decir, el Tajo a su paso por
Talavera, sino el río abstracto, el río ideal, el río como imagen". La
de Francisco Morales Lomas: "Benito de Lucas ha realizado una obra
solvente, de gran altura de miras, profundamente humana y atenta a la
síntesis entre la tradición de los mejores valores literarios y a la
modernidad de un discurso sustancial en el que está presente el ser
humano como proyecto". O la de Alberto Tores: "El sitio de su verso está
donde la emoción misma que transmite con la mirada inocente. Recoge la
trastienda de la historia a la vez que da fe de unos temores no tanto
personales como de toda una generación".
Llego al término de mi
viaje tras leer lo que dicen del poeta y lo que él deja ver en sus
versos. El espacio en el papel también se agota y sólo cabe una
impresión tras cerrar el libro y pisar tierra. Benito de Lucas, doctor
en Filología Románica, catedrático de Literatura y titular de
prestigiosos premios de poesía, sabe que, aunque son grados y honores
merecidos que ha ido ganando en el camino, en esencia, es poeta, un gran
poeta, que parece poco, virtud con la que nació en 1934 en Talavera de
la Reina (cuyo Ayuntamiento es coeditor de la obra), como sexto de los
siete hijos que dieron al mundo María y Manuel.
La experiencia de la memoria en Tinta fresca
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