jueves, 23 de mayo de 2013

Entrevista a Rafael Saravia en Tam Tam Press

El poeta Rafael Saravia atraviesa la intemperie en ‘Carta blanca’
Eloísa Otero
Tam Tam Press, 24/04/2013

Rafael Saravia, fundador del colectivo cultural y editorial Leteo, presenta este jueves 25 de abril, en León, su cuarto libro de poemas, Carta blanca. En la solapa del volumen figura la siguiente anotación del poeta zamorano Jesús Hilario Tundidor: «La poesía de Saravia, como él mismo, se llena de sabiduría e ingenuidad, compromiso con la vida y derrame absoluto de imaginación comprometida con el lenguaje y las transgresiones de existencia necesarias para la creación de un mundo propio y emocionante».

El prestigioso sello editorial Calambur ha apostado por este poemario en el que Saravia
«continúa y ensancha el camino que expone su intemperie afectiva en busca de las señales de la conciencia. Un itinerario que se inicia en la autointerrogación, intelectual y corpórea (La genética nos conduce al hombre que conversaba con la tierra […] esa que concierne al agricultor de esperanzas); continúa con el cuestionamiento de los vínculos amorosos (Sólo como presa soy consciente de ti) y, finalmente, vuelca su mirada sobre el mundo, en su calidad civil (Los herederos del juego quieren vender piolets / a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente / y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los embargados)».

Esto es lo que escribe sobre Carta blanca el poeta valenciano Víktor Gómez:
 

«Tres pasos. Pactos del cuerpo: Solo. Hasta que llegue diciembre. Carta blanca. Se anuncia la complejidad de escrutar deseo, emancipación y convivencia. Palabras sin pre-aviso. Lo por venir está morosamente escrito en la memoria de la piel y la insurgencia. Lo que arde es la memoria, el escándalo de no renunciar a la utopía aunque este mal visto por la modernidad. El poeta, antes que atrincherarse en sus versos decidió en este poemario atravesar la intemperie, batirse en campo abierto con la soledad, el frío y la esperanza. Lo genético es desbordado por la intensidad de la experiencia vital y la toma de conciencia frente al otro, sea amante, sea pueblo, sea un tiempo herido por sanar y resarcir. Rafael Saravia apuesta en este poemario por la primordial meta, que es el origen, no lo original. El origen, en su trayectoria, en su poética, es la adscripción incondicional a amar lo frágil y cuidar su belleza como modo de habitar el mundo, sin darle la espalda, sin invadirlo. Erosión del yo, erótica del nosotros. Un avance, un triple pacto que desnuda su mejor voz, ya en la madurez expresiva del hombre inquieto y delicado que nunca separó lo íntimo de lo político, mas es en Carta blanca donde con más coraje y precisión se expone. Un reto: la correspondiente morosa lectura. El turno del lector, al que siempre cede la última palabra la hospitalaria poesía del autor de Llorar lo alegre, Desprovisto de esencias o Pequeñas conversaciones en rojo».

“Un año maravilloso, lleno de retos”

Rafael Saravia, que trabaja como bibliotecario en una de las bibliotecas municipales de León, viene realizando desde hace años una intensa labor como gestor cultural y editor. Junto a sus amigos poetas y escritores del Club Leteo impulsó hace ya doce años los premios Leteo que, año tras año, han ido recayendo sobre escritores como Belén Gopegui, Antonio Gamoneda, Gonzalo Rojas, Fernando Arrabal, Michel Houellebecq, Amélie Nothomb, Martin Amis, Adonis, Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Ledo Ivo y Juan Gelman.

En el ámbito literario ha preparado y prologado la edición del libro homenaje a Antonio Gamoneda El río de los amigos (Calambur, 2009). Junto a Jocelyn Pantoja ha reunido la antología Barcos sobre el agua natal. Poesía hispanoamericana desde el siglo XXI (2012), que se presentó el año pasado en España y en distintas capitales de América. Ha publicado los libros de poemas Pequeñas conversaciones (2001, 2009), Desprovisto de esencias (2008) y Llorar lo alegre (2011), participando además en diversas antologías.

—Comentabas en una entrevista reciente con Cristina Fanjul que en este libro te distanciabas de los tres anteriores. ¿En qué sentido?

—Tal vez en que esta vez la literatura no ejerce tanta presión en mis poemas. Son poemas en los que la víscera se alinea con mayor equilibrio con el trasfondo. Hay menos metaliteratura y más eje personal.

—¿La poesía ahonda en los senderos de la vida, la poesía cuenta la vida?

—La poesía no cuenta la vida, la poesía es y genera vida. Baila consigo misma y se hace partícipe de todo lo que vive, de todo lo que agrede a la vida y de todo lo que la cultiva y fertiliza.

—Entiendo que el libro está dividido en tres partes en las que se dibujan, por decirlo así, la intemperie (soledad, introspección, dolor), el amor (erotismo y fuga) y lo colectivo (“la denuncia de un mundo injusto en el que la revolución es más necesaria que nunca”). ¿Qué música pondrías a cada uno de estos tres apartados?

—La música para mí es el arte mayor. Sería difícil elegir qué melodías me han acompañado. Pero si hay que jugar… diría… En la primera parte haría una miscelánea de estilos. Podría pasar de "Los chikos del maíz” a Silvio. De Chet Baker a Alfonso Salas, de Mariza a Sarasola, de la Mandrágora a El Kanka. En la segunda de Morricone a Batiatto pasando por Anthony and the Johnsons. Y la tercera… iría bien aderezada por Bach, por Satie, por Carl Orff, Coltrane…

—¿De qué manera crees que la crisis está afectando a la cultura? ¿No debería ser la Cultura, con mayúsculas, el mejor punto de apoyo para superar esta crisis?

—Y sigo creyendo que así es. La única manera de superar un obstáculo es ser disidente con el sistema que genera ese obstáculo. Y la mejor manera de ser disidente y no alimentar el pensamiento único (y por tanto el pensamiento del poder establecido) es ejercer conductas que deslegitiman la uniformidad y la precariedad intelectual. Sólo desde la conciencia ciudadana se puede llegar a entender que somos cultura, y que gracias a ella la libertad puede ser una realidad. Sin cultura la esclavitud y los despotismos camparán a sus anchas.

—¿La revolución es posible? ¿Qué papel pueden jugar la palabra y la poesía?

—La revolución es una realidad necesaria. La poesía es belleza; y la belleza es el lugar donde no van a parar los cobardes, dice el maestro Gamoneda, por ello el poema es el primer desertor de los miedos generados por los poderes fácticos. Ahí radica la lealtad de la poesía para con los herederos del pensamiento libre.

—¿En qué proyectos estás embarcado ahora mismo?

—Pues la verdad es que este año es un maravilloso año para mí, lleno de retos y propuestas muy interesantes. Desde Leteo seguimos apostando por el eje literario que desde León se constata. Así que habrá XIII Jornadas Leteo y además estarán aderezadas por la publicación del libro ganador en el I Premio Monteleón de poesía Joven. Además desde Leteo seguimos apostando por la cultura a pie de calle y “Las noches de R. Burns”, esos encuentros literarios que hacemos una vez al mes en el Chelsea Bar (en León), están funcionando a las mil maravillas. A nivel personal este libro de Calambur me reportará unas experiencias muy gratas, pues ya me han llamado para presentarlo desde ciudades como Valencia, Zaragoza, Marbella, Santander, Granada, Salamanca, Madrid, etc. También tengo un proyecto de edición fascinante en México para finales de año y he sido invitado a un Festival Internacional de Poesía en Guatemala. Así que estoy emocionado y cargado de trabajo.


Un poema de Carta blanca

Levantamiento Norte

Parte el aire de la brújula, del límite concreto que facilita la asfixia.
Sabe de la necesidad de cáscaras para eludir la incertidumbre,
para abastecer la convicción del que resiste.
Somos el dobladillo del pantalón, la parte oculta que genera esperanza.
Somos lo que le sobra al ojo vítreo,
la parte más sólida de la palabra llanto. 


Rafael Saravia en Tam Tam Press

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