Juan Carlos Mestre ahora reconocido por la crítica en España
Sebastián Grant del Río
Diario El Sur. Concepción (Chile), 17/04/2013
"No pertenezco a la tribu de los asaltadores de obstáculos. Los poetas no somos caballos de carrera que lleguen a la meta unos antes que otros. No estamos en competición deportiva".
Las palabras del poeta español Juan Carlos Mestre (55) buscan bajarle el perfil al recién obtenido Premio de la Crítica en España, por su libro La bicicleta del panadero (2012, Calambur Editorial).
Pero destaquemos que se trata de un logro mayor, el octavo desde la obtención del Premio Adonáis en 1982, en la carrera de este poeta, ensayista y artista plástico de corazón penquista. Ello, pues vivió en Concepción desde mediados de los 80 hasta inicios de la década siguiente.
"De suponer algo imagino que será el pequeño estíumulo para siguir en lo vigilante, en la intemperie bajo las estrellas resistiendo con palabras los proyectos de la crueldad y los sistemas de dominación del neoliberalismo, esos que pretenden convertir al ciudadano en cliente", resume el ganador del Adonáis con su tercera obra: Antífona del otoño en el valle del Bierzo.
EL ERROR DE LOS PREMIOS
Mestre es claro. Premiar expresiones artísticas no corresponde.
"Es un error por naturaleza. No se puede medir el arte, la literatura, la música. Decir que esto es mejor que aquello, si existe una obra portadora de verdad y sentido crítico. Es el azar del gusto de un grupo determinado de lectores el que determina una sanción crítica, pero los pájaros no somos los mejores amigos de los ornitólogos, por más que aquellos se esfuercen por preservarnos como especie. Cada cual en su obligación y cada uno en su canto", sostiene el también portador del Premio Nacional de Poesía en su país, por La casa roja.
—En este sentido, ¿cuál es el punto de mirada de La bicicleta del panadero?
—Acaso la persuasiva certeza, como dice el verso que abre con una cita de Francis Picabia el libro, de que los descontentos y los débiles hacen la vida más bella. La bicicleta del panadero recorre los suburbios de una necesidad, la de aquellos que seguimos creyendo que los seres humanos somos responsables unos de otro, lo que pensamos, con Walter Benjamin, que el gran botín de los amos ya no son solo las plusvalías sino la cultura, la educación, los derechos civiles de la felicidad saqueados por la voracidad y la extorsión del actual sistema financiero.
—¿Cuentas con algunos planes para escribir fuera de la poesía?
—No, nunca tengo planes, la poesía, la escritura aparece, decide cuándo y cómo, no obedece a proyectos. Ahora me gustaría, claro, concluir un trabajo memorialístico en marcha desde hace años sobre los tiempos que viví en Concepción, pero se me hace difícil concluirlo. Llevo más de mil páginas y me da la impresión de que áun estoy en los preámbulos. Necesitaría tiempo (...) el tiempo que no tengo.
VOLVER A ESTA CIUDAD
En realidad, y aunque no lo dispusiera, para Juan Carlos Mestre nuestra ciudad es tremendamente relevante desde lo afectivo. Su mujer, Alexandra Domínguez, también poeta y artista visual, tiene su cuna en el Bío Bío, aunque hace casi 20 años residen en Madrid.
De hecho, ella partició en enero pasado de una lectura poética, en el marco de la Escuela de Verano UdeC 2013.
"Sigo amaneciendo en Concepción muchos días, en sueños siento que nunca he dejado esa ciudad que tanto significó en mi vida, en mis afectos, en mis complicidades intelectuales e ideológicas", refiere Mestre, en palabras que proyectan una bella sinceridad, incluso, en cuanto al sentido estético del término.
—¿Qué percibes del Concepción aquel que ves desde la distancia?
—Tengo permanentemente vínculos con amigos de allá. Ellos me cuentan constantemente de la ciudad, de su vida, de sus proyectos, de su ambiente, de sus expectativas y de sus derrotas. Hoy a través de las redes sociales es fácil estar más cerca de todo, percibir los rumores y los encantamientos del desafío tan cerca del oído como del corazón.
—Siempre hay ganas de volver...
—Volveré claro que sí, sin duda. Está en mi ánimo pasar una más que larga temporada escribiendo ahí, cerca de la gente que quiero y con la que necesito retomar la conversación solo por un tiempecito aplazada.
http://www.elsur.cl/impresa/2013/04/17/full/24/
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