jueves, 3 de marzo de 2011

Noticia sobre Javier VIllán y algunos poemas en Revista Enclave

Aquelarre de sombras, poemas sobre el dolor y el horror, de Javier Villán

El escritor y periodista palentino obtuvo con este poemario editado por Calambur el Premio de la Crítica de Castilla y León 2010

8 euros. Aquelarre de sombras. Javier Villán. Editorial Calambur, 2010. 48 páginas.

Las placas de las calles están llenas de formol. Guardan vida para los muertos y dejan un libro cerrado a los vivos. No hay persona en ellas que esté entre nosotros.

La ironía de la posteridad consiste en que agasaja a alguien que siempre da plantón. De tal modo, surgen homenajes sin homenajeados, actos de reconocimiento a sillas vacías, aplausos que se lleva el viento antes de haberse llegado a producir. La muerte ha alcanzado un prestigio inigualable a la hora de fabricar mitos y pulir asperezas. Igual que el coche deprecia su valor nada más salir del concesionario, la consideración por los fallecidos engorda a las pocas horas de desaparecer. Pasa que si te reconocen en vida, te obligan a estar a la altura, lo que no es fácil, aun así, parece positivo el intento palentino de honrar con una calle a Javier Villán, crítico teatral y taurino de el diario El Mundo por casualidad y poeta por causalidad. La poesía es una ley en virtud de la cual se producen efectos existenciales. Los de Villán, referidos a una manera de entender la vida certeramente cercana a la enfermedad. Inmovilidad y dolor. En su último poemario, Aquelarre de sombras, dice: “Ojalá el recuerdo, en apariencia lo más beneficioso, / no te abra más llagas que el dolor”. Por lo que dedicarle una placa sería reconocer, de alguna manera, el hilo de sórdida oscuridad que pende de las marionetas de la vida.

Las sombras, con su tacto de pesadilla, escogen el suelo y la pared para manifestarse. Otro lugar es el inconsciente, una especie quizá de “campo abrasado donde te abandona la razón”, pero poca gente se asoma a esta barandilla. Sembremos el nomenclátor de bálsamos imposibles. Alcancemos la exclusividad del murciélago para “romper el himen sagrado de un alba fría”. Sepamos que en la sombra purísima no hay más que esqueletos de viento. Que somos cuerpos crepusculares en que la decadencia “se anuncia suavemente” y la lenta devastación “nace de uno mismo y se percibe por reflejos”. Ni las farolas ni la luz de la mañana contrarrestan la certidumbre de que las aceras están llenas de epidemia, esclavitud, perturbación y cadáveres. Dedicar una calle a Villán es un modo de reconocerlo públicamente.

PREMIO DE LA CRÍTICA DE CASTILLA Y LEÓN 2010

El jurado valoró “la poesía llevada al límite” y optó por “el género más invisible de todos” y por ello es doblemente meritorio. Por la calidad del libro y la valentía del jurado. El autor de ‘Aquelarre de sombras’ está de actualidad por el volumen ‘Los toros furtivos’, de reciente aparición. Al tiempo confiesa que es posible, “aunque es pronto para asegurarlo”, que los versos sufran una adaptación dramática para llevarlos sobre el escenario de un teatro.


http://www.enclaverevista.com/libros/articulo.php?id_articulo=3125

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