Rincón Poético:
MESTRE: “EL POETA CARECE DE IDENTIDAD”
Por Jairo MÁXIMO
MADRID (EUROLATINNEWS) -
"La poesía tiene un proyecto espiritual. Es otra manera de estar en el mundo", señala en entrevista exclusiva con EUROLATINNEWS el poeta español Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía-2009, subrayando que "el poeta carece de identidad".
Poeta y artista visual, Mestre ya ha ganado diversos premios literarios y pictóricos. Acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Poesía concedido por el Ministerio de Cultura español por la publicación del poemario La casa roja.
En el ámbito de las artes plásticas ha expuesto su obra gráfica y pictórica en galerías de España, Europa, EEUU y Latinoamérica.
En esta entrevista exclusiva concedida en Madrid, Mestre afirma: “La poesía tiene un proyecto espiritual. Es otra manera de estar en el mundo”.
- Don Quijote dijo: “Yo sé quién soy”. Y usted, ¿sabe quién es?
- No, en absoluto. El poeta es el ser con menos identidad de toda la naturaleza. Carece de identidad. Es aquél que va siempre a la búsqueda de la identidad de un otro diferente que yo. El poeta quizás sea como un taxista que lleva a los demás donde quieren ir. Y en estos viajes hacía la identidad del otro se va identificando en el camino con aquellos a los que va encontrando, con los senderos de la diferencia, con los márgenes de la razón. Nunca en el centro. Los que están en el centro, en los discursos del poder, difícilmente quieren abandonarlos. Y en esta alianza uno deviene permanentemente en Otro.
- ¿Siente desasosiego?
- Desasosiego no. Desafío sí. Un permanente estado de búsqueda. Es avanzar en un camino que no tiene fin. El mismo camino de aquellos que han elegido la intuición, el mundo de la magia, de los sueños, de las diferencias y de todos los grados de disidencia. La poesía, más allá que la literatura, tiene un proyecto espiritual. Es otra manera de estar en el mundo.
- ¿Cómo fue su infancia?
- Paradójica, contradictoria, hermosa y terrible. Nací en un medio familiar honrado y rodeado de afecto y cariño. Pero asistí a una escuela autoritaria franquista donde la negación de las expectativas de los sueños de los muchachos que abrían sus ojos al devenir del conocimiento, del amor, del deseo, estaba llena de imposiciones, prohibiciones, conductas impuestas y ortodoxias terribles. Me sentía un pájaro preso en una jaula. El primer poema que aprendí de memoria fue "Romance del prisionero" (anónimo). Pero pronto descubrí que lo único que me gustaba leer de los libros era algo que estaba relacionado con la delicadeza, muy presente en mi vida. Mi único referente en el mundo era la delicadeza de mi madre que hablaba de la luna, de la primavera, y aquí ya establecí un vínculo estético, y por lo tanto moral, con la poesía. Creo que aún es posible habitar este mundo y relacionarse con las cosas sensibles, desde el lugar de la sonrisa, como decía Cervantes: “Aprender a ser libre es aprender a sonreír”.
- ¿Orgulloso con el Premio Nacional de Poesía 2009 concedido por el Ministerio de Cultura al poemario La casa roja?
- Un premio no significa absolutamente nada en términos de conciencia. Con la misma indiferencia que ha sido recibida mi obra hasta hoy, es la misma indiferencia que uno debe tratar la sociología que pueda representar un premio. Con la misma. Un grado más sería soberbio; un grado menos sería falsa humildad. Eso no cambia las cosas.. Diría que lo único que puede tener de positivo es la ampliación del diálogo, la posibilidad de estar conversando contigo, la posibilidad de que pueda recordar a mi maestro, el poeta Rafael Pérez Estrada, la posibilidad de recordar a José-Miguel Ullán, Antonio Pereira, Vicente Núñez y tantos otros escritores a quien debo mis palabras. Un poeta no es otra cosa que un ser encadenado en una red de comunicación, diálogo y proximidad. Bueno… Quizá un premio sea una pequeña luz que se enciende en una habitación de la oscuridad, no para que se vea más aún, y si para que se vea el proyecto de todos.
En "La casa roja hay una mesa blanca, en la mesa blanca hay una caja de plata con la nada del sábado. La intemperie gime contra los muros, la tristeza gime contra los mármoles.” [Fragmento de La casa roja].
- ¿Cómo nació este poemario?
- Siempre he tendido a pensar que la poesía es la conciencia de algo de lo que no podemos tener conciencia ninguna. Lo que cuento en un poema es la única posibilidad que tengo para decir esto. La casa roja es una casa con las puertas abiertas en la que los huéspedes momentáneos entran y salen sin pedir permiso. Es una voluntad de establecer un diálogo con los márgenes, con los márgenes de los lenguajes y de las personas. He de decirte algo: me siento espiritualmente próximo a los perdedores, las víctimas. No creo en ninguno de los valores relacionados con la nobleza, la jerarquía y los poderes hereditarios clásicos.
- ¿Por qué ha escrito este libro?
- Para dar voz y recuperar la sonrisa inmaculada y pura de mis muertos, de mis antepasados y también para establecer una alianza utópica en las voces que a través de la historia han estado más próximos en la literatura, en mi sensibilidad. Los surrealistas. Los experimentales. Los ebrios bebedores del anochecer que en sus buhardillas escribían libros que jamás publicaron. Los oscuros poetas de provincias que escribían páginas emocionantes de la historia, y que eran analfabetos, pero tenían en su cabeza el gran milagro del conocimiento. Los magos. Los pescadores de agua. Los que lucharon por derechos de otros sin saber que ellos mismos tenían derechos. Los que perdieron su vida sin saber o sabiendo que no había otro destino, otro horizonte. Los que llenaron las fronteras de la historia con el sacrificio de su trabajo, sin porvenir. Todo esto es lenguaje. Todas estas voces existen, no desaparecen. Pueden ir apangándose, pero hay un grado de permanencia.
María Zambrano decía: “Un poema no existe si no se escucha antes de sus palabras su silencio”. Estas son las voces del silencio. Y hay silencios audibles. Bueno… A veces he oído voces. Estas voces las he elegido más próximas a la articulación vocal de mi lenguaje.
- ¿Cómo y cuándo encuentra la poesía?
- Por la armonía establecida, y por la gran ley general que existe, la misma que hace nacer y crecer los girasoles, que es la ley del azar. Desde que tengo uso de razón me di cuenta de que la poesía era mi única posibilidad. Una opción estética y ética de sentir en el lenguaje de la poesía como la percepción de algo no racional.
- ¿Por qué es poeta?
- Fíjate, mi padre que era panadero no tenía ningún problema cuando le preguntaban que hacía. Mi abuela campesina y mi tío sastre tampoco. Nunca dije que soy poeta. Eso empiezan a decirlo los demás.
- Pero... quien hace poemas es poeta. ¿O no?
- Sí. Y esto suele a veces generar pudor. Tienden a pensar que el poeta es un ser iluminado, dotado de un particular don que le permite sentir sentidos extra sensoriales y tener una sensibilidad romántica. No creo en nada de esto. La condición del poeta es exactamente la condición de cualquier persona. Él no tiene más imaginación que tiene el panadero, la campesina o el sastre. Sólo hay un grado de diferencia; no de calidad. El poeta trabaja con la máxima precisión envainando palabras, y el sastre trabaja con la misma precisión con su aguja.
- ¿El poeta caza la poesía o es cazado por ella?
- Creo en un camino de ida y vuelta. No creo en la aparición súbita de las revelaciones. Pienso que toda obra artística que tenga el método como conducta esta abocada al fracaso. Creo que las leyes inconmensurables del azar van construyendo el propio proyecto del pensamiento.
- ¿Escribir un poema es un acto de sufrimiento?
- De sufrimiento no, de dificultades sí. De mucho trabajo. De una permanente reescritura. De una persistente duda. De una paradójica confusión. De un volver a escribir. De un volver a callar. De un volver a borrar. De un volver a recordar. De un esfuerzo continuo.
- ¿El poeta tiene crisis?
- Permanentemente. Es el resultado de una profunda contradicción entre la razón lógica de la filosofía, del pensamiento del ser y de cuál es la razón por la que estamos en el mundo.
Sabemos de la duración, de la brevedad. El poeta se enfrenta a todo eso para resistir a la muerte, para resistir a la tristeza, para imaginar que es posible un proyecto espiritual, una repoblación espiritual del mundo, frente a la abominable realidad. Creo que sigue siendo posible utilizar la imaginación y hablar de todos aquellos que levantan la vista a las estrellas y se dan cuenta de la precaria, anecdótica y triste significación que tienen las fronteras, las naciones, la patria… Aquellos que saben, en resumidas cuentas, que “Volar es el resultado de una intensa pasión; nunca del fracaso”, como decía Pérez Estrada.
- ¿Es el poeta romántico inglés John Keats su gran influencia?
- Mi proximidad con el romanticismo en términos literarios eran las referencias heredadas de un escritor local y paisano: Enrique Gil y Carrasco. Sus versos forman parte de mis primeras lecturas. Para mí un mito desde niño. Si Keats es el gran poeta del romanticismo inglés, Gil Y Carrasco es el gran poeta del romanticismo español. Pienso que Keats es un poeta de la misma estirpe que Walt Whitman, que es exactamente de la misma estirpe de Antonio Gomoneda. ¡Que barbaridad! A mi me produce cercanía y encantamiento el diálogo con aquellos que han sabido borrarse de la civilización crítica del mundo para devenir en otro diferente que yo.
Aquéllos que han sido el reconocimiento de Otro.
- ¿Y quién es este Otro?
- Es el inmortal ser humano que bajo la abstracta conciencia de las estrellas sigue permanentemente diciendo bajo la noche: “Soy inocente. Tengo derecho. No me mates”. Bueno… Esta es la alianza que yo he elegido con esos poetas, con la poesía y con las palabras. Creo que sí un poema sirve para evitar que un semejante dé un disparo en la frente de otro, habrá cumplido la pena. Estoy convencido de que es más difícil agredir o negar el derecho a la vida, a la igualdad de un semejante, después de leer a Juan de la Cruz.. Hay una súbita calidad que el arte, la belleza, la literatura, el cine, la música, ha generado como calidad del bien.
- ¿Esa es la catarsis del Arte?
- Sí. Forma parte de la salud del bien. Sólo la salud del bien merece ser amada.
- ¿Cuándo encuentra las artes visuales?
- Son ramificaciones de una misma manera de sentir que encuentran diferentes lenguajes adecuados a cada circunstancia. No establezco la más mínima diferencia entre el arte de escribir un poema, hacer un grabado o tocar el acordeón.
- ¿Cómo se da el encuentro de la palabra, la expresión gráfica y la música en su obra artística?
- No me considero artista plástico, ni tampoco músico. Otra cosa es que trabaje con la música, colabore con músicos como Amancio Prada. Cuando toco el acordeón, tampoco se puede decir que toco el acordeón. Para mí es una ampliación respiratoria de la palabra. Es un reciclaje de la necesidad. Es una manera de vivir con intensidad la pequeña e inocente posibilidad de expresarme.
- ¿Cuál es su relación con el músico Amancio Prada que puso voz y melodía a su tercer libro Antífona del otoño en el Valle del Bierzo?
- Muy sencilla: fraternidad. Es una relación de profunda amistad en los territorios estéticos.
Esto siempre deviene también de una proximidad ética y de conducta. Son muchos años de escenario, de búsquedas comunes y de travesías del desierto.
- ¿Cuál es su relación con el color?
- Yo no he elegido. El mundo está lleno de colores de todos los grados. Trabajo con los materiales que han venido a mis ojos. Creo que los colores los he visto casi todos.
- ¿Cómo ve el nacionalismo lingüístico en España?
- Ni bien ni mal. Mi lengua es la lengua castellana. Si mi lengua hubiera sido el alemán, el vasco o el inglés, esa sería la lengua que en mi conciencia arrastraría la idea de la vida, de la muerte. Creo que el ejercicio de una lengua es uno de los más inalienables derechos espirituales del ser humano.
- ¿Existe izquierda con la I mayúscula en España?
- Siempre me he sentido más próximo a la lealtad de las palabras minúsculas, y no a las mayúsculas que otorgan un grado superior a las palabras. Haciendo un juego irónico, prefiero la palabra papa a la palabra Papa.
- ¿Cuánto tiempo habla consigo mismo al día?
- Diría…Exactamente el mismo tiempo que dialogo con el Otro.
- ¿Tiene miedo del artista que lleva dentro?
- He llegado a pensar que no hay nadie sino yo mismo.
- ¿Es un hombre feliz?
- Es difícil hacerse cargo de la propia felicidad en una sociedad diezmada por el dolor, el sufrimiento y la miseria. El mínimo servicio de dignidad me impide reflexionar en términos mínimamente honestos sobre mi felicidad sin antes tener delante el dolor del distinto, el rostro del Otro.
- ¿Le gustaría hablar de algo que no le he preguntado?
- No, en absoluto. Creo que te he hablado más allá de lo que debería.
http://www.eurolatinnews.com/reportajes1/mestre.htm
En el ámbito de las artes plásticas ha expuesto su obra gráfica y pictórica en galerías de España, Europa, EEUU y Latinoamérica.
En esta entrevista exclusiva concedida en Madrid, Mestre afirma: “La poesía tiene un proyecto espiritual. Es otra manera de estar en el mundo”.
- Don Quijote dijo: “Yo sé quién soy”. Y usted, ¿sabe quién es?
- No, en absoluto. El poeta es el ser con menos identidad de toda la naturaleza. Carece de identidad. Es aquél que va siempre a la búsqueda de la identidad de un otro diferente que yo. El poeta quizás sea como un taxista que lleva a los demás donde quieren ir. Y en estos viajes hacía la identidad del otro se va identificando en el camino con aquellos a los que va encontrando, con los senderos de la diferencia, con los márgenes de la razón. Nunca en el centro. Los que están en el centro, en los discursos del poder, difícilmente quieren abandonarlos. Y en esta alianza uno deviene permanentemente en Otro.
- ¿Siente desasosiego?
- Desasosiego no. Desafío sí. Un permanente estado de búsqueda. Es avanzar en un camino que no tiene fin. El mismo camino de aquellos que han elegido la intuición, el mundo de la magia, de los sueños, de las diferencias y de todos los grados de disidencia. La poesía, más allá que la literatura, tiene un proyecto espiritual. Es otra manera de estar en el mundo.
- ¿Cómo fue su infancia?
- Paradójica, contradictoria, hermosa y terrible. Nací en un medio familiar honrado y rodeado de afecto y cariño. Pero asistí a una escuela autoritaria franquista donde la negación de las expectativas de los sueños de los muchachos que abrían sus ojos al devenir del conocimiento, del amor, del deseo, estaba llena de imposiciones, prohibiciones, conductas impuestas y ortodoxias terribles. Me sentía un pájaro preso en una jaula. El primer poema que aprendí de memoria fue "Romance del prisionero" (anónimo). Pero pronto descubrí que lo único que me gustaba leer de los libros era algo que estaba relacionado con la delicadeza, muy presente en mi vida. Mi único referente en el mundo era la delicadeza de mi madre que hablaba de la luna, de la primavera, y aquí ya establecí un vínculo estético, y por lo tanto moral, con la poesía. Creo que aún es posible habitar este mundo y relacionarse con las cosas sensibles, desde el lugar de la sonrisa, como decía Cervantes: “Aprender a ser libre es aprender a sonreír”.
- ¿Orgulloso con el Premio Nacional de Poesía 2009 concedido por el Ministerio de Cultura al poemario La casa roja?
- Un premio no significa absolutamente nada en términos de conciencia. Con la misma indiferencia que ha sido recibida mi obra hasta hoy, es la misma indiferencia que uno debe tratar la sociología que pueda representar un premio. Con la misma. Un grado más sería soberbio; un grado menos sería falsa humildad. Eso no cambia las cosas.. Diría que lo único que puede tener de positivo es la ampliación del diálogo, la posibilidad de estar conversando contigo, la posibilidad de que pueda recordar a mi maestro, el poeta Rafael Pérez Estrada, la posibilidad de recordar a José-Miguel Ullán, Antonio Pereira, Vicente Núñez y tantos otros escritores a quien debo mis palabras. Un poeta no es otra cosa que un ser encadenado en una red de comunicación, diálogo y proximidad. Bueno… Quizá un premio sea una pequeña luz que se enciende en una habitación de la oscuridad, no para que se vea más aún, y si para que se vea el proyecto de todos.
En "La casa roja hay una mesa blanca, en la mesa blanca hay una caja de plata con la nada del sábado. La intemperie gime contra los muros, la tristeza gime contra los mármoles.” [Fragmento de La casa roja].
- ¿Cómo nació este poemario?
- Siempre he tendido a pensar que la poesía es la conciencia de algo de lo que no podemos tener conciencia ninguna. Lo que cuento en un poema es la única posibilidad que tengo para decir esto. La casa roja es una casa con las puertas abiertas en la que los huéspedes momentáneos entran y salen sin pedir permiso. Es una voluntad de establecer un diálogo con los márgenes, con los márgenes de los lenguajes y de las personas. He de decirte algo: me siento espiritualmente próximo a los perdedores, las víctimas. No creo en ninguno de los valores relacionados con la nobleza, la jerarquía y los poderes hereditarios clásicos.
- ¿Por qué ha escrito este libro?
- Para dar voz y recuperar la sonrisa inmaculada y pura de mis muertos, de mis antepasados y también para establecer una alianza utópica en las voces que a través de la historia han estado más próximos en la literatura, en mi sensibilidad. Los surrealistas. Los experimentales. Los ebrios bebedores del anochecer que en sus buhardillas escribían libros que jamás publicaron. Los oscuros poetas de provincias que escribían páginas emocionantes de la historia, y que eran analfabetos, pero tenían en su cabeza el gran milagro del conocimiento. Los magos. Los pescadores de agua. Los que lucharon por derechos de otros sin saber que ellos mismos tenían derechos. Los que perdieron su vida sin saber o sabiendo que no había otro destino, otro horizonte. Los que llenaron las fronteras de la historia con el sacrificio de su trabajo, sin porvenir. Todo esto es lenguaje. Todas estas voces existen, no desaparecen. Pueden ir apangándose, pero hay un grado de permanencia.
María Zambrano decía: “Un poema no existe si no se escucha antes de sus palabras su silencio”. Estas son las voces del silencio. Y hay silencios audibles. Bueno… A veces he oído voces. Estas voces las he elegido más próximas a la articulación vocal de mi lenguaje.
- ¿Cómo y cuándo encuentra la poesía?
- Por la armonía establecida, y por la gran ley general que existe, la misma que hace nacer y crecer los girasoles, que es la ley del azar. Desde que tengo uso de razón me di cuenta de que la poesía era mi única posibilidad. Una opción estética y ética de sentir en el lenguaje de la poesía como la percepción de algo no racional.
- ¿Por qué es poeta?
- Fíjate, mi padre que era panadero no tenía ningún problema cuando le preguntaban que hacía. Mi abuela campesina y mi tío sastre tampoco. Nunca dije que soy poeta. Eso empiezan a decirlo los demás.
- Pero... quien hace poemas es poeta. ¿O no?
- Sí. Y esto suele a veces generar pudor. Tienden a pensar que el poeta es un ser iluminado, dotado de un particular don que le permite sentir sentidos extra sensoriales y tener una sensibilidad romántica. No creo en nada de esto. La condición del poeta es exactamente la condición de cualquier persona. Él no tiene más imaginación que tiene el panadero, la campesina o el sastre. Sólo hay un grado de diferencia; no de calidad. El poeta trabaja con la máxima precisión envainando palabras, y el sastre trabaja con la misma precisión con su aguja.
- ¿El poeta caza la poesía o es cazado por ella?
- Creo en un camino de ida y vuelta. No creo en la aparición súbita de las revelaciones. Pienso que toda obra artística que tenga el método como conducta esta abocada al fracaso. Creo que las leyes inconmensurables del azar van construyendo el propio proyecto del pensamiento.
- ¿Escribir un poema es un acto de sufrimiento?
- De sufrimiento no, de dificultades sí. De mucho trabajo. De una permanente reescritura. De una persistente duda. De una paradójica confusión. De un volver a escribir. De un volver a callar. De un volver a borrar. De un volver a recordar. De un esfuerzo continuo.
- ¿El poeta tiene crisis?
- Permanentemente. Es el resultado de una profunda contradicción entre la razón lógica de la filosofía, del pensamiento del ser y de cuál es la razón por la que estamos en el mundo.
Sabemos de la duración, de la brevedad. El poeta se enfrenta a todo eso para resistir a la muerte, para resistir a la tristeza, para imaginar que es posible un proyecto espiritual, una repoblación espiritual del mundo, frente a la abominable realidad. Creo que sigue siendo posible utilizar la imaginación y hablar de todos aquellos que levantan la vista a las estrellas y se dan cuenta de la precaria, anecdótica y triste significación que tienen las fronteras, las naciones, la patria… Aquellos que saben, en resumidas cuentas, que “Volar es el resultado de una intensa pasión; nunca del fracaso”, como decía Pérez Estrada.
- ¿Es el poeta romántico inglés John Keats su gran influencia?
- Mi proximidad con el romanticismo en términos literarios eran las referencias heredadas de un escritor local y paisano: Enrique Gil y Carrasco. Sus versos forman parte de mis primeras lecturas. Para mí un mito desde niño. Si Keats es el gran poeta del romanticismo inglés, Gil Y Carrasco es el gran poeta del romanticismo español. Pienso que Keats es un poeta de la misma estirpe que Walt Whitman, que es exactamente de la misma estirpe de Antonio Gomoneda. ¡Que barbaridad! A mi me produce cercanía y encantamiento el diálogo con aquellos que han sabido borrarse de la civilización crítica del mundo para devenir en otro diferente que yo.
Aquéllos que han sido el reconocimiento de Otro.
- ¿Y quién es este Otro?
- Es el inmortal ser humano que bajo la abstracta conciencia de las estrellas sigue permanentemente diciendo bajo la noche: “Soy inocente. Tengo derecho. No me mates”. Bueno… Esta es la alianza que yo he elegido con esos poetas, con la poesía y con las palabras. Creo que sí un poema sirve para evitar que un semejante dé un disparo en la frente de otro, habrá cumplido la pena. Estoy convencido de que es más difícil agredir o negar el derecho a la vida, a la igualdad de un semejante, después de leer a Juan de la Cruz.. Hay una súbita calidad que el arte, la belleza, la literatura, el cine, la música, ha generado como calidad del bien.
- ¿Esa es la catarsis del Arte?
- Sí. Forma parte de la salud del bien. Sólo la salud del bien merece ser amada.
- ¿Cuándo encuentra las artes visuales?
- Son ramificaciones de una misma manera de sentir que encuentran diferentes lenguajes adecuados a cada circunstancia. No establezco la más mínima diferencia entre el arte de escribir un poema, hacer un grabado o tocar el acordeón.
- ¿Cómo se da el encuentro de la palabra, la expresión gráfica y la música en su obra artística?
- No me considero artista plástico, ni tampoco músico. Otra cosa es que trabaje con la música, colabore con músicos como Amancio Prada. Cuando toco el acordeón, tampoco se puede decir que toco el acordeón. Para mí es una ampliación respiratoria de la palabra. Es un reciclaje de la necesidad. Es una manera de vivir con intensidad la pequeña e inocente posibilidad de expresarme.
- ¿Cuál es su relación con el músico Amancio Prada que puso voz y melodía a su tercer libro Antífona del otoño en el Valle del Bierzo?
- Muy sencilla: fraternidad. Es una relación de profunda amistad en los territorios estéticos.
Esto siempre deviene también de una proximidad ética y de conducta. Son muchos años de escenario, de búsquedas comunes y de travesías del desierto.
- ¿Cuál es su relación con el color?
- Yo no he elegido. El mundo está lleno de colores de todos los grados. Trabajo con los materiales que han venido a mis ojos. Creo que los colores los he visto casi todos.
- ¿Cómo ve el nacionalismo lingüístico en España?
- Ni bien ni mal. Mi lengua es la lengua castellana. Si mi lengua hubiera sido el alemán, el vasco o el inglés, esa sería la lengua que en mi conciencia arrastraría la idea de la vida, de la muerte. Creo que el ejercicio de una lengua es uno de los más inalienables derechos espirituales del ser humano.
- ¿Existe izquierda con la I mayúscula en España?
- Siempre me he sentido más próximo a la lealtad de las palabras minúsculas, y no a las mayúsculas que otorgan un grado superior a las palabras. Haciendo un juego irónico, prefiero la palabra papa a la palabra Papa.
- ¿Cuánto tiempo habla consigo mismo al día?
- Diría…Exactamente el mismo tiempo que dialogo con el Otro.
- ¿Tiene miedo del artista que lleva dentro?
- He llegado a pensar que no hay nadie sino yo mismo.
- ¿Es un hombre feliz?
- Es difícil hacerse cargo de la propia felicidad en una sociedad diezmada por el dolor, el sufrimiento y la miseria. El mínimo servicio de dignidad me impide reflexionar en términos mínimamente honestos sobre mi felicidad sin antes tener delante el dolor del distinto, el rostro del Otro.
- ¿Le gustaría hablar de algo que no le he preguntado?
- No, en absoluto. Creo que te he hablado más allá de lo que debería.
http://www.eurolatinnews.com/reportajes1/mestre.htm
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