ESPEJO
Astral invisibilidad
se torna nube en tu corazón
que llueve translúcida una borrosa imagen
donde en libertad se desnuda el sueño
y la palabra se desvanece en su embrión de oro.
Quieto en su tormenta transparente
el pulso del beso se abre en ondas radiantes,
mientras te inclinas a su húmedo rosal
que un instante te enclaustra
en alto y efímero sentir;
para regresar después al solitario espacio innominado
donde el tiempo se redime
con todo lo que fuiste.
Entre ti y lo amado
suena lento el atardecer.
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La memoria de la tarde
declina en el silencio,
ajeno en su horizonte,
de un olvidado ramo de rosas.
Hay en todo una penumbra triste
que se hunde sin rostro
mientras el corazón se escucha
el latido puro de las sombras.
Una nube fija irradia
en lento vaho tu nombre
y toda la habitación se empeña
con su cuerpo transparente.
El tiempo es vuelo sin anuncio
en el que la mirada se pierde
hasta que el pensamiento alumbra
núbil criatura de espuma.
Un advenimiento sin nadie
se consuma entonces en el pecho,
y las lágrimas se nublan
en su hondo cielo sellado.
Una cegada luna
fluye sin hora en la sangre,
mientras la soledad es una estancia
que se va quedando sin aire.
La memoria de la tarde declina
como un labio entreabierto sin beso.
Javier Lostalé nació en Madrid, en 1942. Además de por su condición de poeta, Lostalé es ampliamente conocido por su trabajo en el mundo de la radio. Desde Radio Nacional de España ha venido desarrollando una constante labor divulgadora de la literatura y especialmente de la poesía, a través de programas como Escribir, El ojo crítico y La estación azul. Su poesía –reunida en la antología La rosa inclinada (Calambur) y espigada a lo largo de los años en libros como Jimmy, Jimmy (1976, 2000), Figura en el paseo marítimo (1981), La rosa inclinada (1995), Hondo es el resplandor (1998) y La estación azul (1998-2000)- crece ceñida a los sentimientos. “Poesía del corazón”, en palabras de Antonio Colinas, intensa aproximación al sentido mágico de la existencia, exaltación del amor como centro de gravedad, emoción al margen de escuelas poétcias y modas pasajeras. Lostalé cultiva el esplendor del instante y dibuja los escenarios del alma. porque, como él mismo dice, ese alma “no existe, nos existe”, porque “somos desde el olvido con que su llama nos quema”. En 1971 fue incluido en la antología Espejo del amor y de la muerte y antologó la poesía de Aleixandre (uno de sus máximos referentes poéticos, junto con Cernuda) con el título de Antología del mar y la noche. Entre los premios que ha recibido están el Ondas, el Nacional de Fomento de la Lectura a través de los medios de comunicación, el Internacional para medios audiovisuales Antonio Machado por su programa sobre poesía, el de Poesía Juan de Baños por La rosa inclinada y el Villa de Madrid de Poesía Francisco de Quevedo.
1 comentario:
pues que no aparece lo que busco
feos
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