martes, 8 de julio de 2008

En torno a Diez poetas, diez músicos

Una visión sobre dos obras del libro “Diez poetas, diez músicos” / Calambur Editorial S.L.

Antonio Gamoneda (poema) / Mercedes Zavala (música)

María Victoria Atencia (poema) / Claudio Prieto (música)


"¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son."

Sobre verdad y mentira en sentido extramoral / F. Nietzsche

La arbitrariedad del lenguaje llevaba a Nietzsche a preguntarse sobre el valor de la verdad en la génesis de la palabra. Sólo mediante el olvido, el hombre puede habitar las palabras como provisional asilo que le permite dar cuenta del mundo, compartir el mundo, a costa de simularlo. Un olvido de sí mismo como sujeto que a cambio consigue dar la forma universal, tranquilizadora de una conciencia.
Sin embargo, cabe pensar que el simulacro sea precisamente una condición de la verdad, y el olvido una condición para el simulacro, aquello que sostiene el impulso hacia ese principio de verdad. Entonces, simulacro y olvido entrarían en juego en la creación para rastrear o para desarmar la posibilidad de una conciencia, cuando no es posible conquistar ese asilo o acomodo.

Desarmar una conciencia:

He atravesado las creencias. Durante mucho tiempo

nevó sin esperanza.

Había madres que enloquecían al amanecer: oigo sus gritos
amarillos.

Aún nieva. Creo en la desaparición.

Creo en la ira.

A. Gamoneda (de Arden las Pérdidas)

Un acto que contiene el sinsentido de nuestro acceso a lo real. Se trata de poner carne en el concepto, prenderlo en lo real no como una pregunta, no una abstracción, un discurso armado para un destino, sino como visión sensible, objeto. Hay que leer lo concreto donde creemos leer lo general, eso que quedaría en algo compartido o canónico si no se dejara mecer en el olvido del discurso y en la reminiscencia de los sentidos, que nos llega rota en los nombres particulares de cada cosa, cada sentimiento, que entra en el presente con sus paradójicas estampas. Es la verdad: ráfagas en síntesis del mundo.


Rastrear la conciencia:

Llegué cuando una luz muriente declinaba.
Emprendieron el vuelo los flamencos dejando
el lugar en su roja belleza insostenible.
Luego expuse mi cuerpo al aire. Descendía
hasta la orilla un suelo de dragones dormidos
entre plantas que crecen por mi recuerdo solo.

Levanté con los dedos el cristal del agua,
contemplé su silencio y me adentré en mi misma.

M.V. Atencia (de Compás Binario)

Sería el proceso agitador de lo íntimo, sin otra dirección que la profundidad y con una memoria cercada en el punto preciso para ahondar. Media una experiencia excepcional de la percepción, con la que el sujeto entra tras de sí en el vacío o en el silencio: un mundo vigilante, una conciencia en vela, encerrada en sí misma, observándose a sí misma, abocada a seguirse dentro de sí misma, porque tras la conciencia sólo hay más conciencia. Y fuera, un mundo subvertido en lenguaje que da el instante (la hora crepuscular), tiempo que va olvidando su transcurso, para que el cuerpo se pueda desnudar sin accidentes. Todo lo exterior es interior.


http://loscontenidos.ech.es/el_margen_de_la_letra/b.pl?ref=101137

No hay comentarios: