jueves, 20 de junio de 2013

Reseña: Trazar la salvaguarda, de José Luis Puerto, en La Crónica de León

José Luis Puerto atribuye a la poesía un poder de protección
R. Jiménez
La Crónica de León, 17/01/2013

La idea de protección y capacidad que atesora la palabra creativa para ayudar al ser humano a sobrellevar su dolor sustenta la obra poética de José Luis Puerto, también crítico, editor, profesor de literatura y etnógrafo, que acaba de publicar su noveno poemario, ‘Trazar la salvaguarda’ (Calambur).


“La poesía, así ha sido en mi caso, permite configurar territorios donde está presente lo sagrado, el sentido de la protección y otro elemento como es su facultad para curar heridas, apaciguar el dolor de la existencia”, ha explicado a la agencia Efe José Luis Puerto (La Alberca, Salamanca).


Ocurre también en ‘Trazar la salvaguarda’, cuyo título alude precisamente a esa condición de parapeto o protección que ofrece la poesía a quien recurre a ella “para ponerse a salvo del caos y la destrucción”, ha insistido este autor que, con el libro ‘Señales’ (1997), obtuvo en 1997 el Premio Jaime Gil de Biedma.
La palabra, desprovista de la máscara “que oculta al ser humano en muchos lenguajes contemporáneos”, obra entonces como un “hilo de emoción, de tiempo y de memoria” hasta conformar espacios “que trascienden la realidad, donde impera el espíritu y la belleza es la resultante de una manera de ser y estar en el mundo”, ha añadido.


Esas demarcaciones o áreas de seguridad “son como los muros y los hitos que antiguamente jalonaban determinados espacios considerados sagrados y situados junto a la entrada de las iglesias, ‘dextro’ lo llamaban en la Edad Media”, ha comparado el escritor además de con los círculos que los niños trazaban en la tierra durante sus juegos.


Poesía sin estridencia, intimista, donde la belleza se manifiesta en las cosas más pequeñas, a veces inadvertidas como la naturaleza o el paso de las estaciones, rezuman los versos de “Trazar la salvaguarda”: “Madera de castaño,/ Protege este lugar, tú que lo habitas/ Mucho antes que nosotros”, escribe en una de las primeras composiciones.


El poemario consta de cuatro partes, la más extensa de las cuales, (‘Hilos de tiempo’) tiene a la naturaleza y sus ciclos, el discurrir de la vida, el mundo de la memoria, el rumor de los seres próximos y la desaparición de los más queridos como protagonistas de versos íntimos y emotivos.


Esa dualidad entre la gracia, como anhelo y conciencia de plenitud al que aspira al ser humano, y la herida, fruto de la devastación del tiempo y que precisa curación, es recurrente en la obra poética de Puerto y ya aparece en ‘Señales’ (1997), su quinto poemario después de ‘El tiempo que nos teje’ (1982), ‘Un jardín al olvido’ (1987), ‘Paisaje de invierno’ (1993) y ‘Estelas’ (1995), y al que siguieron ‘Las sílabas del mundo’ (1999), ‘De la intemperie’ (2004) y ‘Proteger las moradas’ (2008).


“Desciende a lo pequeño,/ A esa brizna de hierba,/ A esa gota de lluvia/ que te salvan (...)”, propone al lector en otro pasaje de un libro donde también recrea algunos mitos clásicos relativos a Ulises, Sísifo, Antígona, Prometeo o Ícaro, y que cierra con un texto en prosa.
Puerto es licenciado en Filología Románica por la Universidad de Salamanca y catedrático de Enseñanzas Medias en el Instituto Lancia de León, ciudad donde reside desde hace casi quince años.


Cofundador de la revista ‘Encuentros’ y editor de la colección ‘Pavesas. Hojas de poesía’, ambas en Segovia, es también autor de los libros en prosa ‘Las cordilleras del alba’ (1991) y ‘El animal del tiempo’ (1999), así como de diversos estudios de etnografía como ‘Teatro popular en la Sierra de Francia’ (1990), ‘Paseos por Las Hurdes’ (1995), junto a Ramón Grande del Brío, y ‘El Camino de Santiago en la literatura’ (2004), entre otros.



José Luis Puerto en La Crónica de León

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