martes, 12 de marzo de 2013

Reseña: Colección Hispanoamérica y la guerra civil española, en Babelia


Perdidos en el laberinto de los libros
Manuel Rodríguez Rivero
Babelia, El País, 9/03/2013 


Guerra

La guerra civil española fue experimentada al otro lado del Atlántico (pero allí de modo incruento) también como una guerra hispanoamericana. La República española, que había inaugurado relaciones inéditas, y no siempre fáciles, con las jóvenes repúblicas, había despertado tantos entusiasmos como temores en aquellas nuevas naciones que se miraban en el espejo de las espectaculares transformaciones y de las crecientes tensiones que tenían lugar en la antigua “madre patria”. De modo que, cuando estalló el conflicto, los intelectuales latinoamericanos se posicionaron desde el principio en apoyo de uno u otro de los bandos en lucha y, dentro de ellos, de sus distintos componentes políticos e ideológicos. Niall Binns (Londres, 1965), que dirige desde hace años un ambicioso programa de investigación sobre El impacto de la guerra civil española en la vida intelectual de Hispanoamérica, ha publicado, editados por Calambur con ayudas oficiales, los dos primeros volúmenes (consagrados a Argentina y Ecuador) de su colosal proyecto Hispanoamérica y la guerra civil española, una colección que pretende proporcionar un fresco completo de las muy diversas posiciones de los intelectuales hispanoamericanos a partir de textos (no ficción y poesía, principalmente) rescatados del olvido o rastreados en multitud de libros y publicaciones de la época. Manifestaciones literarias o periodísticas procedentes de escritores de muy distinta formación e intereses, pero que, en todo caso, utilizaban también el conflicto español para reflejar sus posiciones políticas o combatir las de sus adversarios. Binns encuadra suficientemente dichas contribuciones, permitiendo su contextualización al lector no especializado. Entre las muchas sorpresas que me he llevado hojeando el volumen argentino está la del telegrama que, tres días después de la muerte de Primo de Rivera, envió al jefe de la Falange Española en Buenos Aires un grupo de intelectuales argentinos entre los que se encontraba el ultranacionalista Enrique Osés y Leopoldo Marechal, futuro autor de la imprescindible Adán Buenosayres (1948): “En la hora del tránsito de José Antonio, los argentinos que suscriben envían un estrecho abrazo a los falangistas que luchan heroicamente contra los infieles. ¡Arriba España!”. Ya ven: el joven mayor del ejército argentino Juan Domingo Perón, que por aquel entonces ejercía de agregado militar (es decir, de espía más o menos declarado) en el Chile de Arturo Alessandri, no era el único al que atraían los aires totalitarios que llegaban de la Europa mediterránea, y que tan bien casaban con el nacionalismo conservador que se extendía por determinados sectores de la sociedad argentina propiciado por el miedo a las revueltas populares.


http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/07/actualidad/1362658968_949269.html 

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