Terapia poética contra las inclemencias
Laura Martín
El Cultural, El Mundo, 21/03/2013
Luzmaría
Jiménez, Emilio Torné, Chus Visor, Jesús Ayuso y Jesús Munárriz
analizan el sector con motivo del Día Mundial de la Poesía
La
poesía es un arma cargada de futuro, escribió Gabriel Celaya. Pero los
recortes, los rescates y la dichosa crisis hacen que el presente acapare
casi toda la preocupación. Este jueves se celebra el Día Mundial de la
Poesía, un homenaje instaurado por la UNESCO en 1999 que coincide con el
equinoccio de primavera. Y qué momento más señalado para que el sector
dé su visión sobre la situación. Hablamos con cinco de los editores
dedicados desde hace muchos años exclusivamente a la poesía: Luzmaría
Jiménez, editora de Torremozas; Emilio Torné, de Calambur; Chus Visor,
de Visor; Jesús Ayuso, de Endymion; y Jesús Munárriz, de Hiperión. Sus
actitudes, que oscilan desde la resignación al optimismo, coinciden al
menos en una cosa: el amor incondicional por la poesía.
Para que conste, Chus Visor quiere dejar claro que el Día de la Poesía
“es una tontería”. Como si algo tan importante tuviera que reducirse a
una efeméride anual. Aunque, para ser sinceros, un poco de visibilidad
no le viene mal, sobre todo en los medios de comunicación, que la tienen
muy abandonada. “Cualquier novela de tercera tiene más presencia que un
libro de poemas importante”, se queja Visor. Emilio Torné apunta: “eso
es consecuencia del mundo que estamos construyendo, que sustituye la
cultura por el espectáculo. La cultura, tal y como la entendimos
muchos, se está quedando cada vez más esquinada, y la poesía está en
una esquina de esa esquina”. Luzmaría Jiménez reconoce que
siempre se ha tratado de algo minoritario, aunque quizás por eso sea uno
de los géneros literarios que menos está notando la crisis. Según
Torné, el sector tiene que enfrentarse a dos vertientes de esta difícil
situación. Por un lado, “la parte que nos toca, es decir, la general del
país”, y por otro, “la propia del fin de un modelo, el editorial y
cultural”. Crisis, sí, pero también transición, incluso metamorfosis, y
“es responsabilidad nuestra transformarnos”.
Lo cierto es que la poesía está soportando mejor los embates que la
narrativa y, sobre todo, el ensayo. Jesús Ayuso despliega toda su
ilusión: “la poesía no está en crisis, porque la crisis afecta a la
economía. Y el hombre se vuelve más romántico cuanto más mendigo es”.
Por eso los versos son un escape, un altavoz. “¿Podría entenderse la
naturaleza sin una primavera que explotara en flor? Pues lo mismo sucede
con la poesía”. Aunque ya no se vende como en la época de Blas de Otero
o León Felipe, hay un mundo pequeñito y fiel de compradores con muchas
vertientes, explica Ayuso: la romántica, la intelectual, la de
denuncia... Incluso la metafísica, aunque esa es más difícil de
despachar. Visor echa de menos una poesía social, que se revuelva contra
las barbaridades que se nos están imponiendo. Jiménez, sin embargo,
cree que la poesía siempre tiene su mensaje, pues “llena la
inteligencia de las personas y es un alimento espiritual que siempre nos
lleva a buen término”. Su gran ventaja, sostiene Munárriz, es
que queda un poco fuera del mundo comercial, que es al que afecta la
crisis. Y como ella está en crisis de por sí y no mueve dinero, no
interesa a las finanzas. Eso la salva.
Pero ¿qué función cumple la poesía para estos editores? “La poesía es la terapia del espíritu. Es como un susurro que aflora a través de la pluma.
Me hace sonreír, que no es poco”, declara Ayuso. "La poesía tiene
funciones muy distintas, de consuelo o de expresión para los que
necesitan desfogarse, para aliviar la tensión... Tiene una función
terapéutica. La que se conserva es el testimonio más valioso de una
época, porque a través de la palabra salva situaciones que quedarían
olvidadas", dice Munárriz. Torné considera que “sirve para remover
conciencias y para contar lo que no se puede contar de otra manera. Con
su forma de llamar a las cosas con otros nombres nos acerca más
nítidamente a la realidad, nos ayuda a repensar el mundo y la vida. Es
un diálogo con una tradición histórica. El hombre es muy parecido a cómo
lo contó Homero. Nos ayuda a comprendernos”. Es la tarea de las
editoriales ejercer una reivindicación constante y mantener viva su
llama, añade.
Para terminar, cada uno se queda con una lectura con la que festejar
este día. Luzmaría Jiménez se decanta por Juana de Ibarbourou, aunque no
puede elegir un solo poema, “porque son muchos los que te llegan y te
emocionan”. Emilio Torné y Jesús Munárriz barren para casa, y eligen el
primero La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre (en concreto, el poema “La hija del sastre”), y el segundo Baile de máscaras, de José Manuel Díez, ganador del Premio Hiperión que se publicará próximamente. Chus Visor recomienda “A Larra con unas violetas”, de Luis Cernuda, y Las identidades,
de Felipe Benítez Reyes. Por su parte, Jesús Ayuso se confiesa un
clásico: Machado, con su poesía social, próxima a la tierra, Pessoa,
León Felipe, Blas de Otero, Alberti, Neruda, por romántico y juvenil... Y
seguiría, porque la poesía continúa siendo tan necesaria como siempre.
Para los que prefieran salir de casa, la Biblioteca Nacional acogerá una
lectura continuada de versos a cargo de Luis Alberto de Cuenca, Juan
Van Halen, Laura Casielles, Ignacio Elguero, Angel García López, Antonio
Lucas, Luis Antonio de Villena, Jenaro Talens y Benjamín Prado. Cada
uno recitará dos de sus poemas.
http://elcultural.es/noticias/LETRAS/4551/Terapia_poetica_contra_las_inclemencias
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