lunes, 4 de enero de 2016

Reseña: Himnos craquelados, de Jorge Riechmann, en Babelia


Poesía del hoy y del ahora


El compromiso social alcanza altura poética en Himnos craquelados, de Jorge Riechmann







La conciencia histórica y el compromiso con el presente alcanzan expresión en la escritura de Jorge Riechmann (Madrid, 1962). Es Jenaro Talens quien, a propósito de Espronceda, explica que la presencia de lo que es “exterior” al espacio del poema, se hace parte esencial del discurso poético, de tal modo que el poema no sería más que una de las partes que dialécticamente constituyen ese espacio. El convencimiento de que el lenguaje, y nosotros mismos, no puede ser transformado sin que antes lo sea la sociedad que lo produjo, es lo que convierte la escritura, recíproca y simultáneamente, en escritura política, donde la práctica poética y la práctica vital no son sino las dos caras de una experiencia unitaria y común.

A las recientes reflexiones de libros como Ahí es nada (2014) y Fracasar mejor (2013), de ensayos como Autoconstrucción (2015) y de los poemas de Historias del señor W. (2014), se suma la poesía productora de mundo de Himnos craquelados: himnos en tanto se identifican con una colectividad y se articulan en relación dialéctica con los otros, “Se desaloja el ego / y hay sitio para el mundo iluminado”; y craquelados, no sólo como reflejo de una sociedad fracturada y agrietada, “el cosmos entero y quebrado y disperso y recompuesto”, sino también en la aceptación de que el lenguaje y el poema son resultado de un trabajo que además de ser producto de la realidad, es una práctica, una forma (posible) de intervención y participación en el presente de lo real cotidiano: “Como otros arrojan las tabas o los dados / yo arrojo las palabras / y escruto las figuras que forman / buscando una verdad”. Una poesía del nosotros, de los otros, que hace “Saber que el espejo que de verdad cuenta / es el rostro del otro: // los rostros múltiples y singulares y anónimos / de la tercera historia de la humanidad”.

Poemas que, a partir de los “206 huesos” del cuerpo humano; las “36 muelas y dientes” con que nacemos; y los órganos, “Las vísceras de la piedad”, que nos constituyen, dan cuenta de la crudeza de la vida en su estructura tripartita, creando “Santas interrupciones / que abren / el espacio del pensar / y de la vida”, desde la política, la ecología, la economía, los sueños, los homenajes y las elegías, el amor o la muerte. Eso que unos llaman crisis y otros “lucha de clases”, intentos de “que sea dicho / lo que ha de decirse y nadie dice”. Son “Testimonios concretos de materialidad” donde Riechmann recoge “las astillas / las briznas / los fragmentos” donde se recibe y se devuelve la luz a “nuestra sangrienta desnudez”.

Nicanor Parra señalaba que, a partir de sus Odas elementales, Neruda no sólo fue capaz de dar el paso del yo al nosotros, sino que inauguró una “poesía para después de la revolución”. Más allá, lo que Jorge Riechmann logra es la revolución de una poesía del hoy y del ahora: “Frente a lo que hay / una delgada esperanza / contrafáctica”.

Himnos craquelados. Jorge Riechmann. Barcelona. Calambur, 2015. 209 páginas. 18 euros

Véase en http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/19/babelia/1447935750_878746.html

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