sábado, 29 de octubre de 2011

Novedad: Libros de poemas (Poesía reunida), de Manuel Ríos Ruiz


Manuel Ríos Ruiz
Libros de poemas 
Calambur Poesía, 125, 560 p.
ISBN: 978-84-8359-226-7. PVP: 30,00 €

El primer y gran acierto de Ríos Ruiz ha sido desplazar la pasión andaluza del paisaje al lenguaje, de la historia al idioma.
Francisco Umbral

Después de haber editado La memoria alucinada (una amplia antología de su obra poética) y El gran libro del flamenco (enciclopedia en dos volúmenes y libro de referencia para flamencólogos y aficionados al arte flamenco), Calambur pone ahora en manos del lector esta poesía reunida, la totalidad de la obra poética de Manuel Ríos Ruíz, revisada y reordenada por el propio autor. Una obra cuyo acento intransferible, como bien señalara Francisco Umbral, ha sido el de convertir el poema, a través de una permanente reelaboración del lenguaje poético y desde la ya larga tradición del barroco andaluz, en un emisario de las emociones y experiencias tanto individuales como colectivas.
La trayectoria vital e intelectual de Manuel Ríos Ruiz (Jerez de la Frontera, 1934) se ha desarrollado esencialmente en dos ámbitos —la poesía y el flamenco— que conviven en una sola pasión, el lenguaje, devoción en la que se ha asentado la profusa obra poética de Manuel Ríos Ruiz (catorce poemarios hasta el momento) desde sus inicios. Ubicado habitualmente como poeta perteneciente a la difusa generación del sesenta y vinculado al no menos difuso barroquismo andaluz, su poesía se relaciona con otros compañeros de generación y de geografía, como Fernando Quiñones, Rafael Soto Vergés o Ángel García López.
No se trata en su poesía de realizar una operación decorativa desde la abundancia de imágenes y la riqueza léxica, sino de efectuar desde ambas una operación del lenguaje que abra la posibilidad de aquello a lo que Luis Rosales —refiriéndose a Góngora— denominaba la imaginación configurante, esa imaginación que convierte el lenguaje en caja de resonancia para los imprevistos significados. La poesía de Ríos Ruiz se desarrolla en esa temperatura poética en la que, paradójicamente, es la obsesiva construcción lingüística, el énfasis en la elaboración del lenguaje como ser autónomo, la que abre la fisura alucinada por la compleja expresión de la criatura humana. Una poesía en declarada gratitud con la tradición del idioma, de celebración expansiva, tanto formal como emocional en la estela de Whitman, y también de pesadumbre existencial en vínculo con el desengaño barroco o con el existencialismo desintelectualizado de Pavese. También en directa relación con esa otra devoción de Manuel Ríos Ruiz, el flamenco, que no deja de participar desde la raíz en la manera en que el poeta se ha vinculado con la poesía: asumiendo tanto histórica como estéticamente la antropología de la celebración y el duelo, asumiendo el respeto a una tradición y la necesidad simultánea de enriquecerla.
Desde La búsqueda, de 1963, hasta nuestros días, Manuel Ríos Ruiz ha publicado catorce libros de poesía que han sido galardonados, entre otros, con el Premio Béquer (Dolor de Sur, 1969), Boscán y Nacional de Literatura (El oboe, 1970), Nacional de Poesía Flamenca (Razón vigilia y elegía de Manuel Torre, 1978), Premio Villa de Rota (Plazoleta de los ojos, 1981), Juan Ramón Jiménez (Piedra de amolar, 1981) o Premio José Hierro (Juratorio, 1990).

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