martes, 2 de julio de 2013

Reseña: La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre, en Los Lunes de El Imparcial

Juan Carlos Mestre: La bicicleta del panadero
Francisco Estévez
Los Lunes de El Imparcial, 30/06/2013


La bicicleta del panadero ha recibido con justicia el Premio de la Crítica 2012. Juan Carlos Mestre es un poeta leído y respetado y este noble galardón literario concedido cada año por la Asociación Española de Críticos y caracterizado por su rigor ratifica la excelente última obra del leonés. El poeta corona así una trayectoria granjeada de premios entre los que sobresale el Premio Nacional de Poesía con La casa roja de 2008.

Este poemario último ronda los trescientos poemas con buena densidad poética en un abultado tomo de casi medio millar de páginas lo cual sitúa la obra contra la corriente del uso en estos tiempos más ligeros y superficiales. Es además un ejercicio de libérrima creación poética donde el poeta juega sin límites con el poema en prosa, el poema visual (ese bello caligrama de “Espantapájaros” o “Sol”), los intertextos, hasta con la más violenta puntuación (el abismo de un punto inicial de poema) o su pura ausencia para abarcar distintos registros que den cuenta de esta realidad averiada de humanidad. Mestre combina un irracionalismo con asideros para la humanidad donde se explaya una literatura a raudales y sin empacho posible gracias a un lento filtrado del hombre y digestión del autor manifiesta en multitud de poemas.

La constante presencia de referencias literarias es connatural al yo poético y es destacable en poemas donde La República de las Letras es vista con desenfreno ornitológico en “Pajaros” o en la reivindicación del buen poeta malagueño “Rafael Pérez Estrada”, aquel de los ángeles. Cabe además apuntar como la palabra del poeta de El Bierzo tiene un componente ético esencial. Palabra poética entendida como morada del ser, por decirlo heideggerianamente. La cita de Francis Picabia en la apertura del libro es inequívoca: “Los descontentos y los débiles hacen la vida más bella”.

Parafraseando a Lezama Lima en este libro mencionado Juan Carlos Mestre tiene “una casa al lado del río” donde mora su imaginación caudalosa, la calidez del verbo y un abanico de registros con los que explora el desenfreno y la curiosidad de su lengua poética. Por señalar al azar del recuerdo algunos destacados poemas de este bello jardín: “Abolición de los jardineros”, “Pueblo de la noche”, “Berlín”, “Sueño”, “Aquella chica”, “Loba en el bosque”, “Agosto”, “Pliego de condiciones”, “Semana sin fin”, y, en fin, etc.

Al modesto entender de quien suscribe estas líneas el eje vertebral de este último poemario de Mestre es la configuración de la etopeya lírica de una vida, más del poeta que del ser humano que hay detrás, y de su relación con el mundo entorno. El título La bicicleta del panadero, no da lugar a equívocos y ya lo han explicado otros, incluso el autor, antes de mí. Libro oceánico pues la vida contemplada desde la altura de la poesía alcanza unas dimensiones tan ocultas como amplias. Ante la superficialidad circundante se presenta esta obra imaginativa, densa y fecunda. Poemario para exploradores hambrientos que requieran una vez más ese imprescindible y cotidiano pan poético.

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