miércoles, 17 de octubre de 2012

Reseña: La bruja del mar y otros cuentos de los hojalateros escoceses, de Duncan Williamson, en ABC Cultural

El niño interior
Pablo D'Ors
ABC Cultural, 30/06/2012


Hadas, duendes, sirenas y otros seres fabulosos pueblan estos cuentos que Duncan Williamson rescató de la tradición oral de los hojalateros escoceses.


Hace algunos años trabajé como editor de libros de texto de religión en el grupo SM, cargo para el que me avalaban, según dijeron, mis seis años de experiencia pedagógica en colegios e institutos de la periferia de Madrid y mi doctorado en Teología.
En vano intenté entonces hacer comprender a mis compañeros de trabajo que los cuentos deben ahorrarse todo afán moralista, puesto que toda narración posee en sí misma la necesaria potencia educativa, es decir, la capacidad para configurar el imaginario del lector y, en consecuencia, influir en su comportamiento. Si entonces hubiera tenido en mis manos estas historias de hojalateros escoceses que ahora edita Calambur, creo que mis colegas editores me habrían entendido mejor.

Gusto por la trama
Estos cuentos, cuyos orígenes hindúes, celtas o gitanos son discutidos, configuran un conjunto admirable que no dudo en recomendar, en especial a los padres de familia que no quieran limitarse a enchufar a sus hijos antes una pantalla, sino que pretendan alimentar sus almas, pues esta es la misión de la literatura, infantil o no.
Su lectura les proporcionará un placer que la alta literatura –llamémosla así, como hacen los alemanes y los franceses– ha olvidado: el gusto por la trama o el argumento. Aquí, como en los cuentos tradicionales para niños –estoy pensando en los de Perrault y en los de los hermanos Grimm–, el estilo no oculta el acontecimiento, el personaje o el escenario, sino que está humildemente a su servicio.

La muerte en una nuez
He leído este corpus de leyendas orales, presentada por primera vez en español, como los habría leído el niño que fui, y eso es maravilloso. Mejor aún: los he leído gracias al niño que todavía hay en mí, y eso es más maravilloso aún. Son cuentos que sirven para despertar de su letargo al niño que sigue subsistiendo en nosotros.
Los animales hablan, los seres fabulosos existen, los bosques están poblados de duendecillos invisibles, la justicia narrativa se instaura allá donde no ha habido justicia social o biográfica... La clasificación en cuentos de animales y del diablo, y leyendas de sirenas, broonies y silkies resulta útil.
Era necesario este homenaje a ese excelente depositario de tradiciones que fue Duncan Williamson (1928-2007), quien pasó su vida recopilándolas, escribiéndolas y relatándolas de pueblo en pueblo. La lección que la literatura oral presta a la otra literatura, la escrita, sigue siendo importante. Y la fantasía –y esto es para mí lo capital– encuentra una fuente de la que beber para continuar ensanchándose y posibilitar una vida más humana.
Recomendaría de modo especial los titulados «El señor y la grulla», «La muerte en una nuez» y «El leñador y el diablo»: historias imborrables que, una vez leídas, yo mismo he vuelto a contar a un pequeño auditorio con mis palabras.
Para terminar diré que este volumen tiene la que para mí es la principal cualidad que debe poseer un libro: las ganas de conservarlo y releerlo de principio a fin. Para niños o no, no es fácil encontrar historias tan universales como las que conforman esta hermosa colección.





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