miércoles, 10 de octubre de 2012

Reseña: La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre, en ABC Cultural


Los padres mueren en invierno
Luis García Jambrina
ABC Cultural, 28/07/2012

Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, 1957) es, sin duda, uno de los poetas fundamentales de nuestro tiempo, el continuador de una larga estirpe que se remontaría a los grandes bardos del pasado histórico y legendario. Es autor de Siete poemas escritos junto a la lluvia (1982), La visita de Safo (1983), Antífona del otoño en el Valle del Bierzo (1985), Las páginas del fuego (1987), La poesía ha caído en desgracia (1992), La tumba de Keats (1999), El Universo está en la noche (2006) y La casa roja (2008, Premio Nacional de Poesía). No hace mucho reeditaba, de forma revisada y ampliada con nuevos textos, su obra de juventud, bajo el título de La visita de Safo y otros poemas para despedir a Lenon (2011). Y ahora acaba de publicar La bicicleta del panadero, tal vez su mejor libro y, desde luego, el más intenso.

El título alude a un elemento autobiográfico, según ha declarado el propio poeta: «Es la metáfora de la realidad de nuestra casa. Aquel panadero que era mi padre no tenía furgoneta, sino una bicicleta que era la imagen de la utilidad, la posibilidad de llegar hasta donde la gente estaba esperando el pan».

Túneles de plomo

Este libro nos muestra, pues, la fidelidad a unos orígenes, a una memoria, a unas gentes y a una determinada clase social. Por supuesto, es también un homenaje al padre, recientemente desaparecido («Los padres mueren en invierno...»). Pero, asimismo, estos versos tienen un alcance y un sentido más simbólico y universal. De hecho, en los poemas, no habla un yo único e individualizado, sino una multiplicidad de voces que pretende dar cuenta de la voz del otro y de lo otro, y, especialmente, de los débiles y los descontentos.

De alguna forma, este inmenso poemario consigue recuperar y redimir la mirada de aquel muchacho que iba «en bicicleta / por los túneles de plomo donde nieva / al pasar el tráiler cargado de gallinas», al tiempo que indaga en los límites y posibilidades de la propia palabra poética.

Fuerza, nervio, tensión

Por otra parte, hay que señalar que contiene muchos motivos y referencias que nos son familiares y establece numerosas conexiones con las obras anteriores del autor, hasta el punto de que podría afirmarse que este es, en cierto modo, una síntesis de toda su trayectoria y de todo su universo vital y poético.

Estamos, por lo demás, ante una poesía de largo aliento, torrencial y expansiva, que, por lo general, se derrama en extensos versículos o desemboca hasta remansarse en el poema en prosa, del que Mestre es uno de nuestros mejores cultivadores. Sus versos tienen, por supuesto, mucho de canto cósmico y de himno profético, pero también de denuncia, de crítica y de conciencia ética, ya que el autor concibe la poesía como una forma de desobediencia y de resistencia moral, civil y estética frente a la injusticia, la banalidad y la mediocridad del mundo contemporáneo.

Este libro nos ofrece una voz más depurada y sugerente, más cercana y más cómplice; una voz llena de fuerza, de nervio, de irreverencia y de tensión verbal. No en vano es fruto de la memoria, la imaginación, la conciencia, la dignidad y la ironía de quien a sí mismo se nombra y se define, simplemente, como «el hijo del panadero».


http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/cultural/2012/07/28/014.html

No hay comentarios: