viernes, 15 de abril de 2011

Reseña de 28010, de Marta Agudo, por Miguel Ángel Lama

De 28010 a 10003 y de 10003 a 28010

Por Miguel Ángel Lama

He recibido de su autora, Marta Agudo, a quien conozco y aprecio desde hace años —con nuestros escasos encuentros— este libro que Calambur Editorial acaba de publicar en su colección de poesía: 28010. Su colofón es de veintiuno de marzo de 2011 y cuesta poco describir algunos de sus otros signos más externos. El título es 28010, que puede ser dicho de dos maneras principales: veintiocho cero diez o veintiocho mil diez. Prefiero la primera, que es como suelo cantar los códigos postales de Madrid; no así los de Cáceres, como el mío, que siempre digo diez mil tres. Porque el título del libro de Marta Agudo remite al número de una coordenada postal, a la numeración correspondiente de una planimetría urbana; que por eso la cubierta va ilustrada con una obra de Jesús Torné titulada Urban Pattern, otra de las marcas externas destacables. 28010 está compuesto por textos en prosa, poemas en prosa. No en vano Marta Agudo es la autora de una tesis sobre el poema en prosa en España y de una antología, junto a Carlos Jiménez Arribas, de esta forma poética entre 1990 y 2005 (Barcelona, DVD, 2005). Cuatro secciones organizan el contenido (Fonética, Sintaxis, Geografía, Secuencia), y cada una de ellas está conformada por igual número de poemas: once. Ya lo he dicho casi todo. Se trata de un discurso muy introspectivo que desde el principio —"Me llamo Marta"— pone de manifiesto un cierto valor terapéutico y de grupo de la escritura, que permite deletrear el nombre pronunciado, su fonética, recomponer la sintaxis del yo con sus restantes, identificar con un número un espacio para atenuar la angustia: veintiocho cero diez. Intentar, en suma, poner orden a cierta dislocación. Un proceso que Marta Agudo resume y reúne en el primer poema de la última sección, la más inquietante y abierta: "Pronuncio mi nombre: fonética, sintaxis, geografía, pero todo se altera". La secuenciafinal —quiero comprenderlo así— abre el libro desde el yo más ensimismado, con su santo y seña, a los otros del mundo, a una nueva realidad a través de un lenguaje nuevo, de una nueva construcción que permita sobrellevar una nueva jornada. Sugerente libro cuya brevedad deja el tono sombrío de un final prorrogable. Gracias.

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