Por Túa Blesa
Dar cuenta de las obras poéticas de los nacidos entre 1954 y 1968 no es tarea en absoluto sencilla y ése es el reto que ha afrontado Ángel L. Prieto de Paula en esta ocasión y ello pese a que se trata de un reconocido estudioso de la poesía española contemporánea. Y no es sencilla porque es intentar dar unas ideas generales que den cobertura a los trabajos tan diversos de poetas como Miguel Casado y Luis García Montero o Antonio Méndez Rubio o Ada Salas o Jorge Riechmann, pongamos por caso, y de los que hay que decir que eran inevitables.
Siendo que las obras de los poetas de estos años recientes están en un más o menos incipiente proceso de canonización -en el cual, por lo demás, las antologías son instrumentos potencialmente muy efectivos-, todo juicio sobre el valor de ellas es ya una toma de partido, por eso, aunque Prieto de Paula deja dicho que esta antología está dictada por un ánimo de historiador, más que de un manifiesto a favor de esto o aquello, lo uno parece que no puede desprenderse de lo otro. No resta lo anterior mérito al estudio y la selección sin embargo de que deba verse como un documento para la reflexión y el debate crítico. En general, los planteamientos y juicios de Prieto de Paula son mesurados y deben y deberán de tenerse en cuenta en los próximos estudios de esta poesía. Por eso llama la atención que se hable, por poner un caso, de “gratuidades vanguardistas”, pues ciertamente no sé sabe bien cuáles puedan ser, o, por poner otro, que se afirme que “la normalización política trajo de la mano una pareja normalización artística”, idea también que no puede ser sino el principio de una discusión, pues ¿qué significa exactamente “normalización”? No se vea esto como descalificaciones, en absoluto, sino como apunte de algunos de los problemas para los que la teoría o no tiene respuesta... o tiene demasiadas.
Muchos de los poetas seleccionados son sin duda imprescindibles, no tanto otros, más si se ponen en relación, o comparación, con algunos ausentes, como son, de los nacidos en el período que se considera, David González o Ángel Petisme por ejemplo, que ni siquiera aparecen mencionados en el estudio.
En fin, Prieto de Paula ha tenido la valentía de afrontar un asunto conflictivo y, pese a quien pese, ofrece un estudio y una antología que ni por asomo podrá obviarse.
Siendo que las obras de los poetas de estos años recientes están en un más o menos incipiente proceso de canonización -en el cual, por lo demás, las antologías son instrumentos potencialmente muy efectivos-, todo juicio sobre el valor de ellas es ya una toma de partido, por eso, aunque Prieto de Paula deja dicho que esta antología está dictada por un ánimo de historiador, más que de un manifiesto a favor de esto o aquello, lo uno parece que no puede desprenderse de lo otro. No resta lo anterior mérito al estudio y la selección sin embargo de que deba verse como un documento para la reflexión y el debate crítico. En general, los planteamientos y juicios de Prieto de Paula son mesurados y deben y deberán de tenerse en cuenta en los próximos estudios de esta poesía. Por eso llama la atención que se hable, por poner un caso, de “gratuidades vanguardistas”, pues ciertamente no sé sabe bien cuáles puedan ser, o, por poner otro, que se afirme que “la normalización política trajo de la mano una pareja normalización artística”, idea también que no puede ser sino el principio de una discusión, pues ¿qué significa exactamente “normalización”? No se vea esto como descalificaciones, en absoluto, sino como apunte de algunos de los problemas para los que la teoría o no tiene respuesta... o tiene demasiadas.
Muchos de los poetas seleccionados son sin duda imprescindibles, no tanto otros, más si se ponen en relación, o comparación, con algunos ausentes, como son, de los nacidos en el período que se considera, David González o Ángel Petisme por ejemplo, que ni siquiera aparecen mencionados en el estudio.
En fin, Prieto de Paula ha tenido la valentía de afrontar un asunto conflictivo y, pese a quien pese, ofrece un estudio y una antología que ni por asomo podrá obviarse.
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