lunes, 31 de marzo de 2014

Noticia: Juan Carlos Mestre en el XX Ciclo "Cantando a la luz de la luna"


Juan Carlos Mestre (La bicicleta del panadero), junto a Cuco Pérez, participarán el próximo 11 de abril en el ciclo "Cantando a la luz de la luna", organizado por la Fundación Sindical Ateneo 1º de Mayo. En él, brindará un recital poético-musical bajo el nombre de "Las estrellas para quien las trabaja".

Las entradas se pueden adquirir en en el correo: entradasateneo1mayo@gmail.com o en el teléfono 915300961, por el precio de 12€ la entrada general, o 10€ para afiliados y anticipada.

Día: 11/04/2014
Hora: 21:00 horas.
Lugar: Auditorio Marcelino Camacho.
Calle de Lope de Vega, 40, 28014 Madrid.




Reseña: El día anterior al momento de quererle, de Concha García, en Estado Crítico

Como un torrente 
Por Rafael Suárez Plácido
Estado Crítico, 18/03/2014


El título del libro es un verso de trece sílabas, que conlleva una declaración estética. Antes los títulos fueron, habitualmente, más breves y más esclarecedores. Ahora es deliberadamente más ambiguo, a la vez que se vuelve al deseo de encontrar una manera definitiva y propia de decir. Si repaso sus libros anteriores, encuentro ese verso, que es también el nombre de un poema de Cuántas llaves (Icaria, 1998). Nada en la poesía de Concha García es gratuito. Cuántas llaves y El día anterior al momento de quererle son sus dos libros más desolados. Leo aquel poema y encuentro algunos versos que pueden ser esclarecedores: “… en los comienzos buscas / una nueva manera de decir / lo que no es antaño ni revés, / sino recuerdo / del día anterior al momento de quererle.” De eso se trata, de recordar o de revivir aquel día en que todo lo que hoy nos aturde y nos inquieta comenzó. Es difícil. Hay que volver la mirada hacia atrás, al principio de todo. Hay que recordar a esa niña de un pueblo de Córdoba, La Rambla, que con solo cinco años marcha con sus padres a Barcelona, como tantos andaluces que tuvieron que emigrar dejando atrás los primeros años y las vidas de sus ancestros. Quizás haya que ir más atrás, la vida de una madre de extracción humilde que no va a tener fácil salir adelante; quizás más atrás aun, a la historia de la condición femenina, esas vidas que siempre se terminan pareciendo tanto venga una de donde venga, llegue hasta donde llegue.

Se han suprimido los títulos de los poemas, que sí estaban en algunos de sus libros anteriores. Ya he dicho que nada es gratuito en la poesía de Concha García. Evitando los títulos se trata de no influir ‘a priori’ en el lector. Cada poema, cada verso es un enigma o un reto. Que cada verso sea una llave que abra nuevas expectativas y cierre otras en un lector que se sumerja en ellos virgen, aunque se trate de un lector avezado. Ningún verso es prescindible. Ningún verso es predecible. Todo contribuye a crear una historia llena de sensaciones encontradas.

El libro se estructura en siete partes que responden a los títulos: “Un día”, “Otro día”, “Una mujer”, “Otra”, “Un encanto”, “Un desencanto” y el último, un a la manera de epílogo, “El triunfo de lo caduco”. Aunque las seis primeras partes pueden entenderse, y se entienden, como tres unidades bimembres, hay que señalar el interés de la escritora por evitar la simetría absoluta. Cada pareja de epígrafes tiene una formulación diferente. Y los poemas pueden entenderse como fragmentos de cada una de estas seis partes iniciales. Ya lo hizo así la poeta en algunos de sus libros anteriores. Pienso especialmente en Árboles que ya florecerán (Igitur, 2001), que se inicia con la cita de un fragmento de Cioran, que recuerda tanto al Nietzsche de El paseante y su sombra, en la que dice que el gran mal del pensamiento estructurado es que tiene mentir para ser coherente, mientras que el pensamiento fragmentario no necesita de esa coherencia, lo que le permite también mostrar varias versiones diferentes de una misma realidad, siendo todas ellas verdaderas.

En uno de sus primeros libros, Pormenor (Libertarias, 1993), Concha García utilizó la cita de Heráclito: “Un día es igual a otro”. Las dos primeras partes de este nuevo libro, “Un día” y “Otro día”, hacen referencia a esa realidad, son dos días que podrían ser iguales, pero cambia el lenguaje, la intensidad expresiva, y cambia, por ello y además de ello, el sujeto poético. Asumiendo el riesgo de rizar el rizo, pienso que son días distintos pero son el mismo. No es tan extraño: yo soy el mismo que hace veinte años y, al mismo tiempo, soy otra persona. El gran tema de la poesía de Concha García es el desdoblamiento del sujeto poético, la acumulación de “yoes“: el “yo“ de cuando era una niña y veía a su madre hacer todo lo que a ella le iba a tocar volver a hacer, y contra lo que se rebelaría; el “yo“ de la lectora insaciable que empezaba a escribir sus primeros versos tras el conjuro de autores tan dispares como Pessoa y Sor Juana Inés de la Cruz; el “yo“ que le quiere y que, a veces, es querida; el ”yo“ que mira el extrañamiento del mundo con ojos tristes y rebeldes; el ”yo“ del presente que mira a todos esos ”yoes“ del pasado con estupor, con dolor y con cierto alivio, aunque no siempre alcanza a comprender por qué, todos los seres que habitan y han habitado su universo. Ese desdoble de personalidades es más llevadero a partir de la lectura del ya citado Pessoa y de todos sus compañeros de viaje. Se trata del alivio tan humano e sentir que otros ya han pasado por esa misma experiencia. “Una mujer” y “Otra” son la misma mujer, igual que “Un día” y “Otro” son también el mismo día.

Todo el libro suena como una composición musical para piano y voz, un conjunto de variaciones en torno a seis movimientos que van alcanzando un clímax en cada fragmento, para concluir cada cierto tiempo derrotado, con los pies en el suelo. La acción que acompaña cada ascenso es el viaje. Yo imagino a Concha García continuamente haciendo o deshaciendo maletas, llegando a aeropuertos o en habitaciones de hoteles. A esto se contrapone el descenso que sería la vida cotidiana, en la sala de su piso o en la cocina, a los que siempre regresa, más tarde o más temprano, a convivir con sus recuerdos personales, tan cercanos al presente. Hay otro tipo de viaje, el que ocurre entre los libros de su biblioteca, o en los cajones o latas llenas de fotografías a las que, a veces sin querer, siempre también regresa. Una tercera forma de viajar es la escritura del poema o la relectura extrañada de sus libros de poemas de otros tiempos. En todas esas situaciones se pregunta: ¿quién es esa?

La presencia de momentos cotidianos es una constante en estos poemas y, a veces, es la clave que les da unidad:

“Pones la fritura en un plato blanco / y recuerdas que aún no has dejado / de fumar, que en el fondo / eres la misma (…) la ciudad se abre / en el taxi hacia el hotel, / chispea sobre tu cara / formulas interrogantes / que resuelves ocultando / la memoria con un trago de alcohol, / esto no es la soledad, te dices, / pero es demasiado estruendoso / no cabe en tu alma, no sabes / qué hacer y te acuerdas / de la fritura y de tu casa / y un vuelco de vida / te hace sentir / el titilante brillo de la antena / a lo lejos ocupando / un extenso ángulo del ventanal.”

Los versos finales de la primera parte rezuman angustia. La poesía no ayuda, no salva: solo expone a la poeta ante los lectores:

“… Pasaron largos / meses. Los tiempos / no mejoraron, / el ansia quedó expuesta / en la escritura / y los siglos la conservan / clavada en el libro de fragmentos / como mariposa / seca.”

Sin embargo, comienza el siguiente poema con un nuevo intento de encontrarse a sí misma en el poema:

“Estaba intentando encontrar el poema / que expusiera de manera sugerente y precisa / el estado en que me hallaba / después de haber pasado tres noches / inquieta, …”

Escribir y viajar es una misma actividad. Escribir, viajar y conocer. Cada vez los viajes son más hermosos, más excitantes y peligrosos. Las caídas también lo serán: hermosas, excitantes y peligrosas. Hay saltos en el espacio y en el tiempo. De Pirlápolis se ha pasado a “los dédalos coloridos de una ciudad magrebí”, y se vuelve a Uruguay y a la Pampa, a Lyon y a Paris. Hay momentos en los que el sujeto lírico parece haber encontrado la felicidad y el amor, y momentos de descreimiento y soledad. Se mezclan las personas gramaticales y los tiempos verbales. Cuando usa el plural tiene que ver con el amor en todas sus variantes, con “la unidad perdida / que intuye alguna vez / hubo de tenerla, / quizá en la estación de autobuses / o entre los cuerpos que amó, ahora / confusos en el recuerdo porque no está / segura de si aquello era amor, / un sentimiento noble / que apuntaba al reconocimiento / mutuo, o peor, al exceso de narcisismo / o aun peor, a la expresión solitaria de un baile / entre dos,…”

Otra constante en la obra de Concha García es el compromiso adquirido y consciente con la realidad que le ha tocado vivir. Toda la poesía es una postura ante el mundo. Incluso el negar ese compromiso, es una forma de ejercerlo. Su poesía solo puede ser comprometida con su realidad como persona, como mujer, como parte muy destacada de una segunda generación de mujeres poetas de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, con algunas generaciones de retraso frente a los ejemplos de América (Norteamérica e Hispanoamérica) y Europa. Es su manera de reivindicar una poesía femenina, alejada de los tópicos que el imaginario social dominante, desde luego masculino, ha adjudicado y adjudica a las mujeres. Ella entiende, y yo con ella, que la poesía es una forma de activismo político para dejar constancia de una forma diferente de ver el mundo. Incluso la voluntad de no hacerlo es también otra forma de ese mismo activismo. En ese sentido una de sus reivindicaciones es reconocer como asunto poético el cuerpo propio. En el esclarecedor ensayo “El cajón lleno de fragmentos que brillan”, de su libro Asomos de luz (Amargord, 2012), leemos: “Tomando prestada la afirmación de Iris Zavala, comprendí que el discurso sobre el cuerpo estaba cargado de significación social y que todo acto literario es un acto simbólico capaz de proyectar imaginarios sociales de identidad e identificación”.

Todo el libro El día anterior al momento de quererle es una torrencial reflexión que parte de una experiencia vivida y meditada de una poeta que cuando se mira a sí misma y a sus recuerdos, y cuando lee algunos de sus libros, ya no siempre reconoce a la persona que era, pero sabe -eso es lo que nos salva- que aún tiene mucho que escribir y que vivir. Quizás por eso sea cierto ese dicho de que a medida que vamos madurando nos hacemos más jóvenes. En definitiva, Concha García, que atesora una de las trayectorias más importantes de la poesía reciente en nuestro país, con este último libro pasa a engrosar esa lista selecta de mujeres que han publicado los mejores libros de poesía de este pasado 2013.

viernes, 28 de marzo de 2014

Reseña: Oyendo lo que algunos dicen públicamente, de Jorge Rodríguez Padrón, en Revista Iberoamericana

Oyendo lo que algunos dicen públicamente
Por Juana Murillo
Revista Iberoamericana, Nº53


“Canto” reclama Jorge Rodríguez Padrón a la poesía española contemporánea.“Ritmo y léxico, las dos carencias mayores de la poesía española”. Más sonido, como el que marca la elección del gerundio que inaugura este volumen, un compendio de artículos cuyo subtítulo, “Debates con la poesía española”, tiene como interlocutor y objeto de estudio la misma obra creativa, así como la crítica que se ocupa de ella. El libro se estructura en tres partes: el capítulo uno explica la motivación del volumen, le siguen quince artículos escritos entre octubre de 2004 y abril de 2007 y para finalizar un breve texto a modo de conclusiones. Desde el principio Jorge Rodríguez Padrón justifica la larga travesía de esta exploración sobre la poesía española de los siglos XX y XXI: “se solicita mi palabra crítica, quiero darla. Con todas sus consecuencias (es mi compromiso y responsabilidad)”. Innegable es la trayectoria del autor, amplio conocedor de la poesía española, como así avalan los numerosos artículos que a ella ha dedicado en distintas publicaciones como Ínsula Cuadernos hispanoamericanos. Extenso conocimiento, decimos, como extensa es la nómina de autores rescatados y rescatables a ambos lados del océano que asoman en estas más de trescientas páginas: José María Eguren, Francisco Pino, Juan Gil Albert, Antonio Gamoneda, Ángel Crespo, Luis Feria, Manuel Padorno, José Miguel Ullán… entre los que ensalza la obra de autores como César Simón, Aníbal Núñez, Eugenio Padorno o Esperanza López Parada.

En este libro, que hace repaso crítico a las más señeras antologías publicadas sobre poesía española de una parte del siglo XX y el XXI, se intercala un sinnúmero de meditadas definiciones sobre “la poesía”. Fruto de un amplio conocimiento del acto poético y evidentemente alejadas del sentimentalismo del acto creativo, Jorge Rodríguez Padrón plasma una concepción, sabida y pensada, sobre el hecho poético en sí, motivo difícil de encontrar entre la crítica literaria actual: “consiste en subvertir el orden impuesto a la lengua y que ésta impone a su vez de modo inmediato; alterar, en consecuencia, aquella relación con la realidad (y con lo posible) para que la realidad se nombre como nueva”; o esta digresión sobre la razón verdadera de la escritura poética: “para mí cabe una pregunta que no podemos dejar de hacernos nunca: ¿para qué poetas en este tiempo de miseria?”. Dado que los artículos que aquí se recogen se escriben en distintos años, (el primero de ellos sobre Francisco Brines lo compone 25 años atrás y en él encuentra ya una limitación en la poesía “última y penúltima” que confirma en la actualidad), hay argumentos que encontramos reiterados. En la órbita de asuntos ya trabajados anteriormente aborda la literatura canaria, la revisión de antologías poéticas o el rescate de figuras como Pedro Perdomo Acedo. En líneas generales, el autor arremete contra el uso convencional de la palabra y le achaca a la poesía española un excesivo gusto por el “cuento” en detrimento del “canto”, y a la crítica haber contado la historia de los últimos 30 años de la poesía española partiendo del culturalismo de los “novísimos”. Aboga por volver los ojos a la profundidad de la poesía de los místicos y rescatar un periodo inagotable de la poesía española.

Definido a sí mismo en el primer párrafo: “Paso por ser, según me advierten, el crítico de la diferencia”, también ejerce de ello y se completa siendo también un crítico “no al uso”: la cita bibliográfica completa es obviada. En ocasiones se citan solo títulos, se omiten datos, edición, año de publicación… y se construye un texto denso y dialógico. Ya en otras ocasiones había elegido Jorge Rodríguez Padrón este juego verbal: “Notas del diario de un diálogo” (Ínsula, nº 532-33) o “Notas para un diálogo de antologías” (Cuadernos Hispanoamericanos, nº 432). Diálogo con la poesía, pero pleno de llamadas vocativas: “Vengamos una vez más a lo que de verdad importa. Que no se suele” (marzo 2006); “No me he apartado de nuestro asunto ni tanto así”; “Pediría al lector un simple cotejo entre dos poemas”;“Vuelvo sobre lo dicho y repetido tanto” (julio 2006); “No me vengan con lamentos” con una abundante primera persona que exhibe una falsa modestia: “a mi escaso entender”.

En las diatribas que dirige contra la crítica que le es ajena se pierde en ocasiones en acusaciones difíciles de identificar (“se ha dicho” [216]). Datos incompletos que, dada la trayectoria del autor, funcionan como estímulo para un lector al que propone la búsqueda de lo no explicitado, bien sean datos bibliográficos u otro tipo de referencias no aclaradas. Por ejemplo, “Esto escribe en la primera página de su Cuaderno un Palinuro destemplado: ‘Moramos en la orilla’” (octubre 2006), en referencia al libro de E. Padorno Cuaderno de apuntes y esbozos poéticos del destemplado Palinuro Atlántico, autor al que dedica un buen número de páginas. O, en referencia a Juan Carlos Suñén, al no indicar referencia bibliográfica puede ser que se refiera a La poética de los críticos (Ínsula, nº 587-588, 1995); o la charla publicada en ABC (2004) entre Francisco Brines y Paco Marzal, y a la que se refiere Jorge Rodríguez Padrón así: “Dos poetas hablan de poesía. Son españoles, hablan de poesía española” (289), “Oigo ahora que el mayor le dice al más joven…” (abril, 2007). No es baladí el rescate de esta charla (titulada “Brines-Marzal: diálogo de generaciones” los interlocutores llegan a la conclusión de la inutilidad de las clasificaciones) ni cómo insiste en el diálogo de nuevo y la palabra dicha y escuchada.

Se le puede censurar a la edición los abundantes errores tipográficos que recomendaría la imprescindible labor de un corrector. Pero por qué reseñar este volumen si el autor arremete contra el trabajo de este mismo formato, la reseña: “En este momento se impone que el crítico haga justamente todo lo contrario: alzarse contra la anécdota del hecho literario, dejar las reseñas coyunturales de los libros recién aparecidos […] en vez de eso […] Reflexionar sobre las condiciones en que se desenvuelve la creación literaria […] y hacerlos así obliga, igualmente, a situarse al margen del discurso establecido…” (88). Quizá porque este volumen se construye al modo de un método singular que expone ideas, opina y propone ejercicios a unos aventajados alumnos, y elegidos también, ya que el resultado de las propuestas aporta una privilegiada reflexión sobre el discurso poético como pocas. Jorge Rodríguez Padrón se muestra en contra de consensuadas consideraciones como el significado de “generación” en general y la llamada “Generación del 50” en particular. Acusa a la poesía actual de no arriesgar. Hacerlo supone “la exploración incisiva y crítica y rupturista en los ritmos, en el léxico, en la imagen” que provocan abandonos de la poesía: “para arribar a las mansas y beneficiosas playas de la novela”.

Recomendaciones muchas. Entre los libros que disecciona dedica varios párrafos a la labor de Miguel Martinón en Círculo de esta luz, Reflexiones sobre la poesía actual (Madrid: Verbum, 2003). Elogio al que se une la recomendación de la lectura de Los hijos de Nemrod de Nilo Palenzuela (Madrid: Verbum, 2000.), o Lírica y poética en España, de Russell P. Sebold (Madrid: Cátedra, 2003). Pide volver los ojos a los autores del 27 a través de Ramón Gaya. Reivindica una antología de 1974 que tuvo poca repercusión, Poetas españoles contemporáneos (Barcelona: El Bardo) de J. Batlló, en la que identifica nuevas voces, como las de Eugenio Padorno o José Miguel Ullán, autores que serán objeto de estudio y referencia obligada posteriormente.

Valorar y evaluar cada propuesta de autor en distinta medida es lo que propone Jorge Rodríguez Padrón para dotar a cada uno de su lugar en el panorama crítico, no estableciendo la fácil similitud entre autores de la misma época. Razón última del volumen, la propuesta ¿y si lo leyéramos todo de nuevo? Propone leer desprejuiciadamente, ya que existe una desproporción entre el interés que la obra genera y el reconocimiento obtenido. Aunque este concepto lo toma de Víctor Pozanco (Revista de Occidente, Madrid, mayo, 2003), sin embargo le dedica unos de los artículos más combativos. Le recrimina una cierta complacencia con críticos entre los que él no se encuentra, ya que se reconoce al margen debido a manifestarse “fuera de la nómina”, y “soy de los que quedaron fuera del mencionado reparto de prestigios”. Oyendo, opinando, explicando y exponiendo los personales argumentos del contexto de la crítica literaria sobre poesía española que sacude las suaves horas de lectura poética, nos invita Jorge Rodríguez Padrón a hacer una revisión exhaustiva para inquietar, al menos, al lector acomodado a títulos, membretes y calificaciones. Así también propone algunas concepciones sobre el acto poético que no podemos obviar: “si la creación poética no va acompañada de una reflexión sobre su propio ejercicio, nunca transmitirá una verdadera experiencia de existencia; que si no plantea […] su desacuerdo con la realidad, es a través de un debate con el lenguaje, la palabra sólo será un instrumento para enmascarar la verdad y no para alcanzar su necesaria epifanía” (26). Y cómo no, abogar por la poética juanramoniana al observar cómo el moguereño ya había considerado la poesía como un proceso de maduración del pensamiento y del lenguaje. Veamos la poesía como “construcción y como ordenamiento verbal […] de la existencia. Una forma para desvelar la mentira de las apariencias, originada en el atrevimiento de la imaginación”.

Noticia: Concha García en Martes de Poesía

Es martes de poesía: Concha García
Por Milo J. Krmpotic'
Qué Leer, 25/03/2014



Cuando abres los ojos
te detienes ante el detalle
sobre la mesa ovalada.
Justo en el rincón más oscuro
la sonrisa de la visita
al quitarse las gafas.
Miras como mira
al trasluz de los cristales
y te imaginas
la vida junto a alguien.
Giras la cabeza
hacia el ventanuco
donde la rejilla de aire.
Te pone la mano encima
el calor del mundo
que entra por tu frente
amplio como los campos
sin vallas ni árboles.
(De El día anterior al momento de quererle, Calambur, 2013.)

Concha García nació en la Rambla (Córdoba) en 1956. Ha vivido la mayor parte de su vida en Barcelona. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha publicado once libros de poesía; entre ellos, Otra ley ( 1987), Pormenor (1983), Ayer y calles (Premio Jaime Gil de Biedma, Madrid, 1994), Cuántas Llaves (1998), Árboles que ya florecerán (2001), Lo de ella (2003), Acontecimiento (2008) y El día anterior al momento de quererle (2013).

Autora de la novela Miamor.doc (2001, y reedición en 2010) y del diario La lejanía, Cuaderno de Montevideo (2013). También es responsable de un libro de ensayos sobre poesía: Asomos de Luz (2012). Su poesía ha sido traducida al italiano, inglés, francés, árabe, portugués y sueco. Parte de su obra está incluida en varias antologías.

Gran viajera, ha publicado dos antologías de poesía de la Patagonia.

Fotografías de la presentación de Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales

Gracias al Twitter de la Embajada de Ecuador, dejamos a continuación una pequeña muestra de fotos de lo que fue ayer la presentación de Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales, de Niall Binns, en la sede de la SEGIB en Madrid.








¡Gracias a todos por asistir!

jueves, 27 de marzo de 2014

Noticia: Entrevista a Concha García en Canal UNED

Poetas en la radio: Concha García
En Canal UNED, 24/03/14


Entrevista con la poeta Concha García (Córdoba, 1956) afincada en Barcelona. Representante de una generación de mujeres poetas. Su poesía es intimista y entrañable, con reminiscencias de surrealismo y con toque de elemento mágico. Concha García ha estudiado con dedicación la palabra y la poesía hecha por mujeres. Su último libro publicado: El día anterior al momento de quererle (2013).

Serie: Filología en Radio 3
Ana Isabel Zamorano Rueda profesora del departamento Filologías Extranjeras y sus Lingüísticas, UNED
Rosa García Rayego profesora de Filología, UCM
Concepción García García poeta



Reseña: Apócrifos de marzo, de Jose Antonio Zambrano, en A Deshoras

Apócrifos de marzo
Por Raúl Viso
A deshoras, 20/03/2014


Se hace cada vez más difícil encontrar a un poeta de la talla de José Antonio Zambrano (Fuente del Maestre, Badajoz, 1946), que mantiene esa pulsión de vida con sus poéticas e imprime la autenticidad que sólo puede aportar la vocación -empieza a echarse en falta esa benéfica cualidad en el mundo laboral y artístico, con tanto intrusismo y tanta gente escogiendo profesión únicamente en tanto y cuánto les permita eso manejar una abultada caja registradora- en las palabras que escoge con sumo cuidado para cada uno de sus versos. En estos tiempos disolutos que corren para la lírica, donde cada vez se escribe más poesía -pocos autores consagrados no comenzaron su andadura literaria escribiendo poesía, aunque luego las exigencias del mercado y su propia pericia los hiciera decantarse por otros géneros-, se hace extraño e irritante, sin embargo, que las librerías le dediquen tan poco espacio en sus estantes, relegándola por lo general al rincón más oscuro y recóndito del local, y conformando un catálogo de apuestas seguras, clásicos y, en definitiva, poetas harto leídos que, indudablemente, son enormes maestros, pero que no representan la escena poética actual, de la que resulta tarea muy costosa estar siempre al corriente. Tal vez esto pase por publicar demasiado, por que la publicación se haya convertido en un objetivo muy sencillo de alcanzar, tanto en la red como en esas pequeñas editoriales que no siguen un criterio firme de edición y pasan por publicar -previo pago, generalmente- a autores que aún no han encontrado su voz o que tal vez, por desgracia, no la encuentren nunca. Se atesta entonces todo de mala poesía, y los poetas de casta quedan a menudo enmudecidos bajo tanta fanfarria. 

Quizá ésa sea una de las razones por las que, torpemente por mi parte, no conociera, hasta hace bien poco, a este autor extremeño que me ha dejado gratamente impactado. "Hoy pido al alborozo / la voz que amigue una emoción", nos confiesa el poeta en Ceremonia para rondar la vida, segundo poema de este volumen, y yo hago oído de esas palabras y me hermano con ellas para pedirle a la poesía actual eso precisamente: que se amigue con la emoción. Zambrano posee esa materia luminosa que hace que el poema no sólo sea una construcción literaria debidamente ornamentada, sino también una tabla de salvación, un arma, un hermosísimo lenitivo, un objeto litúrgico y precioso al que contemplar y sacarle brillo en noches para el nunca. No son de extrañar estas virtudes en alguien que afirma que "el escritor no debe sentirse ajeno al compromiso político"; en una sociedad creadora donde la mayor parte de sus literatos y artistas deciden no posicionarse políticamente (y entiéndase esto por no formular opiniones abiertas, sin complejos, y no por decantarse por unos u otros partidos políticos), a no ser que sean beneficiados por alguna subvención, y alegando guardar un compromiso exclusivo con su tarea creativa, se hace palpable la sinceridad de alguien que no reserva ardides para el verso y que, más que legarnos su poética, nos la confiesa, nos la ofrece con esa sutilidad y elegancia con que se dejan las buenas propinas.

Desde una genuina perspectiva, José Antonio Zambrano aborda temas como la memoria y la desposesión, lugares ya muy comunes en toda poesía, pero la autenticidad de su propuesta hace que éstos sean tratados sin esa engolada y facilona nostalgia que nos brindan otros poetas. Su voz es la respiración conformada de múltiples sonidos que tienen las casas al quedar vacías, cuando se despide a los invitados y se regresa al sitio de costumbre y se hace necesario entonces erigir algo hermoso con las palabras de todos los días, con los tópicos y las frases trilladas, acumulativas de cotidianidad, y cuyo verdadero sentido y trascendencia debe dárselo a solas quien escribe, en un acto de inmolación o de desnudez sin precio, queriendo de este modo tener derecho a soñar sin castigo. Enorme, Zambrano.

Noticia: Lectura poética en la librería Biblos, en Lugo


El viernes 28 de marzo, a las 18:30 horas, la librería Biblos, de Lugo, organiza una lectura poética donde, entre otros autores, se encontrarán Cecilia Quílez (Vísteme de largo y El cuarto día) y Beatriz Russo (La prisión delicada).

Fecha: viernes 28 de marzo de 2014
Hora: 18.30 h
Lugar: Librería Biblos
Dirección: Av. Ramón Ferreiro (Torres Semaninario Mayor), Lugo

miércoles, 26 de marzo de 2014

Reseña: El día anterior al momento de quererle, de Concha García, en El Cultural

El día anterior al momento de quererle
Por Túa Blesa
El Cultural, 07/02/2014


Desde Rabitos de pasas en 1981 son ya más de una docena los libros de poesía publicados por Concha García (La Rambla, Córdoba, 1956), poemarios que le han otorgado un lugar de consideración en la poesía española, con el reconocimiento de la crítica y de numerosos premios, además de ser recogida en no pocas antologías. La poeta es también autora de varios libros de prosa.

Este El día anterior al momento de quererle se plantea, aunque no se hace explícito a qué lugar, como un viaje, y ya en el segundo de los poemas aparece una maleta y enseguida un aeropuerto y el taxi hacia el hotel y más adelante se reitera la mención del mapa. Pero, como enseña la tradición, el tema del viaje es simbólico, el viaje es la vida, es la adquisición de la experiencia y también, al menos en ocasiones, es un viaje al interior de uno mismo hacia el propio conocimiento. Nada de todo esto es, creo, ajeno a los poemas de este libro y la cuestión se complica si se tiene en cuenta que en esta obra poética el sujeto no es una entidad fija sino que se presenta en una diversidad de voces, como respondiendo al “Je es un autre” que dictaminara Rimbaud. Por eso, parece engañoso atribuir aquí al “yo”, o a cualquier referencia a una persona, una identidad inmutable, lo que sin duda enriquece el discurso poético, como así sucede en los libros de Concha García.

A todo eso responden afirmaciones del tipo de “Estamos en un mapa indescifrable/ y muy cotidiano”, donde la representación del mundo es el mundo mismo, o “El mapa se extiende dentro/ y no sabemos colocar al sujeto que lo estudia”. Mundo y yo carecen aquél de cifra que permita la compresión, éste de fijeza. Así, se puede decir “una mañana estás en París y dos/ minutos más tarde atravesando la Pampa”, tiempo y espacio trastrocados por la palabra que responde a la ensoñación o como consecuencia de que, según se dice, “la razón sea arrancada de cuajo”, una declaración decisiva.

Con todo, no faltan en estas páginas abundantes menciones de las cosas más sencillas de la vida diaria, como el armario ropero, o las notas paisajísticas, pero han de entenderse como anclajes mínimos para que el discurso fluya sin caer en abstracciones. A la obra anterior de Concha García viene a sumarse este El día anterior..., que está entre lo mejor de ella.

Noticia: firma de Los Abecedarios en la librería Pérgamo, en Madrid


Mercedes Chozas estará firmando ejemplares de su última novela, Los Abecedarios, en la librería Pérgamo, en Madrid, el jueves 27 de marzo a partir de las 19:00 h.

¡Os esperamos!

Fecha: Jueves 27 de marzo de 2014.
Hora: 19:00 horas.
Lugar: Librería Pérgamo.
Dirección: Calle el General Oráa, 24, Madrid.

martes, 25 de marzo de 2014

Noticia: Lectura de Víktor Gómez en el ciclo "Las noches de R. Burns"


Víktor Gómez leerá poemas de su libro Pobreza en el ciclo coordinado por Rafael Saravia: Las noches de R. Burns. Será el próximo jueves, 27 de marzo, a las 21:00 horas en el Chelsea Bar de León.

viernes, 21 de marzo de 2014

Noticia: presentación de Perú y la guerra civil española. La voz de los intelectuales



El impacto de la guerra civil española en la vida intelectual hispanoamericana

La Agrupación Socialista de Moncloa les invita a la presentación del libro Perú y la guerra civil española. La voz de los intelectuales y posterior coloquio con la presencia de Niall Binns, profesor titular de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid, y Olga Muñoz, profesora e investigadora en Saint Louis University (Madrid Campus).

Fecha: lunes 24 de marzo de 2014
Hora: 20.00 h
Lugar: Agrupación Socialista de Moncloa
Dirección: c/ Juan Álvarez Mendizábal, 76. 28008 Madrid

Noticia: presentación de Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales


La Embajada de Ecuador en España y la Secretaría General Iberoamericana SEGIB, se complacen en invitarle a la presentación del libro,
Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales (Calambur Editorial) de Niall Binns.

El acto contará con la intervención de: 
Sra. Leonor Esguerra, Directore de Cultura de la Secretaría General Iberoamericana
Sr. Miguel Calahorrano Camino, Embajador del Ecuador en España
Dr. Niall Binns, profesor titular de Literatura Hispanioamericana de la Universidad Complutense y autor del libro.

Fecha: jueves 27 de marzo de 2014
Hora: 18:30 h
Lugar:Sede de la SEGIB
Dirección: Paseo de Recoletos, 8. Madrid

Reseña: Pobreza, de Víktor Gómez, en La ventana encendida


"Pobreza, de Víktor Gómez"  
Por Carlos Izquierdo
La ventana encendida, 08/03/2014             
                               
                                         I

En las cimas más elevadas el aire es tan puro que cuesta respirar. Con Pobreza, el poemario que cierra un ciclo precedido por Huérfanos aún y Detrás de la casa en ruinas, Víktor Gómez nos hace ascender hasta el lugar desde donde podremos contemplar el vasto panorama de un tiempo, el nuestro, el de hoy, de explotación y de miseria: una visión sobre el dolor -desde el dolor, cargada de dolor- pero acendrada por la ternura, capaz de descubrir el destello del metal noble bajo los amasijos de chatarra. Pero hay que advertir que Víktor Gómez cree ciegamente en el lector, lo eleva a la categoría de poeta, y si queremos ascender con él deberemos responder a su exigencia, dejarnos las uñas y las manos asiendo las palabras y arañando el texto para no caer, deberemos "descoser" el corazón de las miserias y comodidades que nos mantienen adheridos a nuestro egoísmo. Sólo así, desde lo más alto, podremos contemplar cómo "la luz depone su amarga moneda".

                                                                         II

En Pobreza el lenguaje se tensa hasta romperse, quiebra los diques de contención de la sintaxis y se extiende arrastrando, integrando en sí, omnímodo, cuando encuentra a su paso, se desborda para decir lo que las estructuras racionales no pueden decir, o no pueden comprender. Y en Pobreza, el silencio adquiere una entidad semejante a la palabra. Sorprende el uso magistral que hace de la cesura, no conforme a las reglas métricas, no como simple medida, sino en un sentido libre y profundo, como verdaderos espacios de silencio en la lectura, simas donde el lector puede insertar su propio aliento. Palabras y silencios, los de este poemario, difíciles, duros, llenos de ira, pero que se abrazan al prójimo -al próximo- amorosamente en su desamparo, invitándolo a "salir de la red" que lo atrapa a la miseria porque "nunca se es tan pobre que no se pueda intentar" (y esto es un poética). Poemas que nos entregan imágenes brillantes incrustadas en un discurso de enorme fuerza, capaces de descubrir la belleza entre las colillas y los excrementos de los parques, entre tumores, secreciones, Bisferol-A, entre  náufragos de la inmigración o fríos secretarios judiciales, en "una gramática sucia desveladora mestiza",  capaces de alcanzar la lucidez del delirio "a cuarenta y un grados desbordada fiebre".  Porque "el poema, si no sangra, se pudre" (y aquí hay también una poética).

                                        Aprieto el puño abro la mano y espolvoreo luz
                                        abro la mano cierro el puño y amaso sombra

                                                                        III

Un ciclo se cierra con Pobreza, y lo hace acercándose a un umbral a través del cual se vislumbran espacios más amplios, los del amor. Intuimos que el poeta nos llevará, si somos capaces de seguirle, a transitar por un universo luminoso que no es sino el ensanchamiento de lo que dejamos a nuestras espaldas:

                                                            yo he convertido 
                                                            mi tristeza en luz

                                                            yo
                                                            que solo soy un cuarzo
                                                            en tus manos

martes, 18 de marzo de 2014

Reseña: El día anterior al momento de quererle, de Concha García, en El Punt Avui



Como un viaje iniciático 
Por Rodolfo del Hoyo 
El Punt Avui, 07/03/2014 

Todos los libros, y especialmente los de poemas, tienen diferentes lecturas. Las que propone su autor y las que hacemos los lectores a partir de nuestra experiencia, porque la lectura es también una experiencia que nos pone ante un espejo invisible que devuelve nuestra mirada convertida en otra mirada.

He leído el libro como un viaje. El viaje es iniciático y el poemario El día anterior al momento de quererle también lo es.

He leído un viaje físico porque «una semana antes había paseado / por los dédalos de una ciudad magrebí» o porque «Dudábamos entre ir al norte o / arribar a las inabarcables playas de guijarros»; o porque «me desperté en Belalcázar / bajo la sombra / de dos árboles» o también porque «Una mañana estás en París y dos / minutos más tarde atravesando la Pampa».

He leído un viaje en el tiempo porque «sucede un instante / donde te ves saliendo de un portal / con quince años menos» o porque «el pasado no carece de una honda huella» o porque «aquellos son los años que nos quedan».

He leído un viaje familiar porque «Unos seres que se repiten / en el tiempo» o porque «Una madre no tiene por qué / brillar sobre todas las cosas / ni con la misma intensidad / en cada uno de sus hijos» o porque «En la mecedora que no se balancea / el aroma de una abuela nos abraza».

Pero todos estos viajes confluyen en un viaje interior. El poemario es una parada en el camino, una parada en el oasis para descubrir qué hay en los espejismos del alma. La escritura es «un tejido / que puntea la superficie de la tierra / es el cuerpo en el cual vivimos […] y el mapa es el dibujo / de una parte de la totalidad». La totalidad existe en cada instante. En algunos poemas aparece el instante eterno del que había hablado José Hierro: «Te pone la mano encima / el calor del mundo / que entra por tu frente / amplio como los campos / sin vallas ni árboles».

¿Y qué se encuentra en este viaje interior? En la solapa del libro leemos que «se sostiene en la inminencia y, a la vez, en la memoria». Pero inminencia y memoria no son dos conceptos independientes, sino que la memoria explica el presente. También leemos en la solapa: «instantes en permanente movimiento». Me había referido al instante eterno, aquel que atrapa el poema y se nos graba de manera indeleble en la construcción del yo. El yo está sometido al cambio, es un fluir continuo. El día anterior al momento de quererle es un viaje existencial por diversos territorios, ya sean físicos, ya sean sobre la piel espiritual que reflexiona sobre las transformaciones que afectan de manera necesaria las fibras más profundas del individuo. Nos encontramos ante la búsqueda de un yo anterior perdido, o que cree perdido, o que quizá sólo existe en la imaginación, en el deseo, un intento de comprender los cambios que ha soportado a través de sus vivencias y sufrimientos, del encanto y el desencanto. «Como zahorí buscas el mensaje» o «Ya no soy aquella / que anotó por alguna razón / el verso de Montale, cuando / aquel tiempo era la vida aquella es luz azul / amarilla planteada, verde turquesa, / bienestar hondo».

También aparece aquí la nostalgia, la nostalgia es el dolor por lo lejano, pero no sólo por lo que fue sino también por lo que pudo ser. Hay poemas que son una explosión de felicidad en los que el ser parece no tener límites: «Anduvimos errantes sin casa y sin alas / teníamos la furia del ciclón». Y en otros se dibuja el desencanto: «Buscamos los profundos enseres que perdimos / cuando tras el viaje nadie se responsabilizó de la maleta». Y en este punto se hallan las vidas ajenas y las vidas de los antepasados proyectándose sobre la vida de la poeta, que se transforma en «otros» y «otras» para poder explicarse la existencia en el mundo. 

La cotidianidad y los objetos aparecen de continuo porque son las líneas que dibujan el mapa de nuestro territorio interior para abrirnos al mundo: «Ordenas la cocina, retiras la basura, / pones la comida en el plato del gato / y sientes una enorme satisfacción / porque controlas todo ese espacio / que te permite visualizar la estancia / en el momento presente, y hasta / el pasado no carece una honda huella / expandiéndose a través de todos esos / objetos cuyo significado tanto conocemos / porque representan estados de ánimo / en otros días y ciudades».

Es un libro de gran profundidad y variedad temática que obliga a hacer varias lecturas y a detenerse en cada tramo. Es un canto a la vida, al dejarse fluir para ser en plenitud y dejar de lado las convenciones: «La filosofía / se ha apropiado de nuestras sensaciones / convirtiéndolas en conceptos […] Para que más poesía si nos tumbábamos / sobre la hamaca / que cubría nuestras necesidades».





martes, 11 de marzo de 2014

Noticia: Se me ha ido la cabeza, de Juan Carlos Mestre, en Palabra Voyeur, Radio 3

"Se me ha ido la cabeza"
En Palabra Voyeur, Radio 3, 05/03/14  

Texto:
Se me ha ido la cabeza
No soy el primero ni el último a quien de repente se le va la cabeza
Un día te levantas y no hay nadie sobre los hombros
La mayoría se aburren y marchan sin despedirse
No vuelven a acordarse de sus antiguos dueños
Las que regresan lo hacen a menudo desengañadas
Miran para otro lado como si aquí no hubiese pasado nada
Las oficinas de objetos perdidos están repletas de cabezas como la mía
Las guardan un tiempo, luego no se sabe qué hacen con ellas
No las iban a dejar allí para siempre.

Obra: La Casa Roja 
Autor: Juan Carlos Mestre
Título: La cabeza
Editorial: Calambur Editorial, S.L.
Música: Secret Chiefs
Actores: Gastón Horischnik y Gloria March