miércoles, 30 de octubre de 2013

Novedad: Memoria manuscrita del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional de España

Memoria manuscrita del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional de España
Dirigido por David López del Castillo
Realizado por el equipo de Edad de Oro - BNE (dir. Pablo Jauralde)
Biblioteca Litterae, 28. 254 p. 15,5 x 24 cm.
ISBN: 978-84-8359-253-3
PVP: 20 €

Memoria manuscrita del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional de España ofrece una recopilación de textos en prosa de los siglos XVI y XVII (principalmente cartas y relaciones), que han conservado todo su interés histórico y cultural a través de los siglos. La riqueza epistolar del Siglo de Oro español resulta fundamental a la hora de comprender el desarrollo político y cultural que marcó un antes y un después en nuestra historia moderna. Así, nuestro grupo Edad de Oro-BNE, dirigido por Pablo Jauralde y con el investigador David del Castillo como capitán de esta nueva aventura, decidió centrar sus esfuerzos en la búsqueda y recopilación de las cartas más copiadas y trascendentales. Para llevar a cabo esta selección, nos hemos guiado por un doble criterio. Por una parte, el original debía haberse compuesto en los siglos XVI y XVII y del mismo debían constar al menos media decena de copias en la colección de la sala Cervantes. Por otra parte, los textos debían conservar hoy día el mismo interés que entonces y no podían ocupar más de dos pliegos manuscritos. La primera condición la reunían una centena de textos; la segunda, solo los veinticinco que incluimos. Aunque algunos fueron ya impresos durante los siglos XIX y XX en la Biblioteca de autores españoles o en la Colección de documentos inéditos de la Historia de España, merecían ser reeditados con más cariño y esmero. En este volumen, van precedidos de una breve introducción sobre su autoría y contexto, y salpicados de unas pocas notas que facilitarán al lector de hoy el acercamiento a la prosa áurea española. De esta manera, gran parte de las polémicas con más proyección durante el Siglo de Oro centrarán el contenido de estas veinticinco cartas, siempre con la traición, la corrupción y la estrategia política y religiosa como telón de fondo. Célebres personajes como Fernando el Católico, Francisco de Quevedo, Felipe II o Benito Arias Montano se nos muestran aquí más cercanos que nunca, y dejan conocer al curioso lector que se acerque a esta Memoria manuscrita del Siglo de Oro las tramas personales y de poder en las que se vieron envueltos. 

ÍNDICE:

Introducción: Memoria manuscrita del Siglo de Oro en la Biblioteca Nacional de España. David López del Castillo

PAPELES DE ESTADO, CONSEJOS Y DIPLOMACIA
1) Carta del rey Fernando el Católico al primer virrey de Nápoles
2) Instrucciones secretas del emperador Carlos V a Felipe II en 1543 33
3) Carta del gran duque de Alba al papa Paulo IV sobre las alteraciones de Italia
4) Carta de Felipe II a Juan de Austria cuando salió a ser General de la Mar
5) Varias cartas de Felipe II relativas a la prisión del príncipe don Carlos
6) Carta de don Diego de Mendoza al cardenal Espinosa
7) Carta del secretario Antonio Pérez al duque de Lerma sobre cómo se debe gobernar un privado
8) Carta que dejó escrita en Consuegra don Juan José de Austria

ASUNTOS DE IGLESIA E INQUISICIÓN
9) Relación del auto de fe del 21 de mayor de 1559 en Valladolid y de la conversión del doctor Agustín de Cazalla
10) Carta atribuida a Arias Montano sobre los jesuitas
11) Carta de Busto de Villegas a Felipe II
12) Relación de lo sucedido en el convento de San Plácido
13) Acusación y sentencia a la priora de San Plácido

MISCELÁNEA HISTÓRICO-LITERARIA
14) Carta del bachiller de Arcadia al capitán Salazar y respuesta del capitán
15) Memorial de Francisco de Quevedo pidiendo plaza en una academia
16) Acción notable del Conde-Duque (Año de 1623)
17) Carta de un cornudo a otro intitulada «El siglo del cuerno»
18) Carta que el arzobispo de Granada escribió al Conde-Duque y respuesta del Conde
19) Memorial que Francisco de Quevedo escribió al Conde-Duque
20) Delitos de hechicerías que imputan al Conde-Duque y otras cosas

ARS MORIENDI: CONSOLATORIAS Y RELACIONES FUNERALES
21) Relación de la muerte de Juan de Austria
22) Consolatoria que fray Luis de Granada escribió a la duquesa de Alba en la muerte de su marido
23) Relación de la enfermedad y muerte de Felipe II
24) Sentencias que se promulgaron contra Rodrigo Calderón
25) Carta que envió Rodrigo Calderón a su padre en la víspera de su muerte



Novedad: CANTOS : & : UCRONÍAS, de Miguel Ángel Muñoz Sanjuán

CANTOS : & : UCRONÍAS
Miguel Ángel Muñoz Sanjuán
Calambur Poesía, 138. 90 p. 14 x 22,5 cm.
ISBN: 978-84-8359-258-8
PVP: 10 €

CANTOS : & : UCRONÍAS es un sorprendente ejercicio de escritura que desafía a la costumbre y a la corrección discursiva. Textos que asumen la perturbación del lenguaje ante lo irreal y las posibilidades significativas de la palabra. Poesía intuida como destino y razón de su propio saber, una radical activación de las utopías del conocimiento con la que el autor prosigue su apasionante deconstrucción crítica del enigma y los límites del lenguaje. Un libro donde la memoria de lo lingüístico habla de lo ausente, permutaciones entre la semántica y lo ortográfico como prefiguración de los textos de cultura, poemas en diálogo con lo premonitorio de las ensoñaciones y la gramática generativa de nuevos imaginarios. Signos de una descentralización que en su voluntad abstracta otorgan naturaleza a la duda, abren grietas en el muro de la pesadumbre realista y ofrecen una consciente resistencia ante los utilitarismos de lo banal. Una poética imprescindible en tiempos de desamparo, el testimonio de la conciencia contemporánea ante la transformación de sus ruinas y los significados del porvenir.
Juan Carlos Mestre

 

Miguel Ángel Muñoz Sanjuán (Madrid, 1961) es autor de los poemarios Una extraña tormenta (1992), Las fronteras (2001), Cartas consulares (2007) y Los dialectos del éxodo (2007). Ha sido incluido en Poesía Experimental Española (Antología incompleta) (2012). Fundó y dirigió la colección de poesía Abraxas (1989). Ha participado en diferentes ediciones de poesía, prosa y ensayo: e.e. cummings, Buffalo Bill ha muerto (Antología poética 1910-1962) (1996); R. Pérez Estrada, La palabra destino (2001); El universo está en la noche (2006), poesía, mitos y leyendas mesoamericanos; E. Gil y Carrasco, El señor de Bembibre (2004); y O. Mandelstam, Sobre la naturaleza de la palabra y otros ensayos (2005).

jueves, 24 de octubre de 2013

LITTERAE XVI. El diseño de la cultura. La cultura del diseño

LITTERAE XVI. El diseño de la cultura. La cultura del diseño
Seminario sobre Cultura Escrita
7 y 8 de noviembre de 2013
Universidad Carlos III de Madrid. Campus Puerta de Toledo

Ponentes: César Ávila, Isidro Ferrer, Joaquín Gallego, Emilio Gil, Valentín Iglesias, Enric Jardí, Paco Lacasta, Óscar Mariné, Víctor Palau, José María Ribagorda y Sonia Sánchez. 

PROGRAMACIÓN: 

JUEVES, 7 de noviembre
10,00 Inauguración
10,30 José María Ribagorda (Escuela Superior de Diseño). Logos de diseño
11,30 César Ávila (gráfica futura). Topografías tipográficas
12,30 Descanso
13,00 Joaquín Gallego. Cultura, estilo y diseño
16,00 Valentín Iglesias (oficinatresminutos). Cómo cuantificar la influencia del diseño
17,00 Sonia Sánchez y Paco Lacasta (Sánchez/Lacasta). Un corazón de tiza (en la pared)
18,00 Descanso
18,30 Mesa redonda con los ponentes del día

VIERNES, 8 de noviembre
10,30 Emilio Gil (TAU Diseño). Pioneros: construyendo una profesión
11,30 Óscar Mariné. Comunicación nutritiva (y algunos carteles de cine)
12,30 Descanso
13,00 Víctor Palau (Gràffica). Gràffica, algo más que imágenes
16,00 Isidro Ferrer. No es esto
17,00 Enric Jardí. Podemos vivir sin diseño (no es una pregunta)
18,00 Descanso
18,30 Mesa redonda con los ponentes del día
 

Directores: 
Emilio Torné (UAH) y Enrique Villalba (UC3M)

Organiza:
Litterae. Seminario sobre Cultura Escrita. 
Instituto de Cultura y Tecnología. Universidad Carlos III de Madrid

Colaboran:
Universidad Carlos III de Madrid. Vicer. de Grado: Cursos de Humanidades. Máster en Gestión Cultural. Grupo de investigación Historia Cultural / Litterae del Instituto de Cultura y Tecnología
Asociación Litterae. Humanidades, Cultura y Sociedad .


Inscripción:
La asistencia a todos los actos es libre. Para obtener un certificado de asistencia a LITTERAE XVI es necesario inscribirse el primer día a las 10,00 h y asistir a todas las sesiones.

Más información e inscripciones: litterae.litterae@gmail.com


miércoles, 23 de octubre de 2013

Novedad: El día anterior al momento de quererle, de Concha García

El día anterior al momento de quererle
Concha García
Calambur Poesía, 140. 90 p. 14 x 22,5 cm.
ISBN: 978-84-8359-257-1
PVP: 10 €

A partir de elementos ya presentes en la larga e intensa trayectoria poética de Concha García —la voz instalada como entidad de conciencia tanto poética como ideológica; una mirada sobre la realidad no lineal en la que los tiempos y los personajes se entrecruzan, solapan y dialogan; la indagación en lo cotidiano—, El día anterior al momento de quererle es, paradójicamente, un libro iniciático, un libro que se sostiene en la inminencia y, a la vez, en la memoria. Concha García recorre en él las épocas de la vida que incluyen también la de los antepasados y la de los muertos, cuyas voces resuenan en los vivos. A través de la metamorfosis de un yo en otros y otras, se des pliega el mapa de los poemas
que aluden a instantes en permanente movimiento. Secuencias de situaciones posibles que transforman la realidad en una superficie de fulgores e intensidades en las que una conciencia súbita e instantánea cuestiona y desarticula la sólida y supuesta permanencia de los sistemas de pensamiento establecidos.


Concha García nació en La Rambla (Córdoba) en 1956. Ha vivido la mayor parte de su vida en Barcelona. Es autora de diez libros de poesía, entre ellos: Otra ley (1987), Pormenor (1983), Ayer y calles (Premio Jaime Gil de Biedma, 1994), Cuántas llaves (1998), Árboles que ya florecerán (2001), Lo de ella (2003) y Acontecimiento (2008). También es autora de la novela Miamor.doc (2001 y reedición en 2010); del cuaderno de viaje La lejanía. Cuadernos de Montevideo (2013); y del libro de
ensayos sobre poesía Asomos de Luz (2012). Su poesía ha sido traducida al italiano, inglés, francés, árabe, portugués y sueco. Parte de su obra está incluida en varias antologías. Gran viajera, ha publicado dos antologías de poesía de la Patagonia.


Novedad: Pobreza, de Víktor Gómez

Pobreza
Víktor Gómez
Calambur Poesía, 139. 134 p. 14 x 22,5 cm.
ISBN: 978-84-8359-255-7
PVP: 14,00 €

Pobreza ahonda en una aventura poética que lleva el lenguaje a los límites de la sintaxis, de la delgadez expresiva y de la combinatoria de géneros, registros y dialectos, para dar cuenta de los vértigos de la conciencia y del compromiso ético contemporáneos. Poesía de la crítica, para la crítica, desde la crítica, que comienza, como no podía ser de otra manera, en la crítica y la sospecha del lenguaje. Y continúa con la autocrítica del yo como entidad definida y cerrada; la crítica de la complacencia o indiferencia o inconsciencia de la ficción de ese yo ante las catástrofes coetáneas. Poemario indisciplinado, en explícito combate con lo acomodaticio, lo estable y lo establecido; y en diálogo con los espacios que, arrasados por la voracidad del capitalismo, dejan sus ruinas, su extrañamiento, su pobreza a la intemperie. «¿Qué pobreza es esta que ni sabe afuera de la página qué nombre tiene lo posible?». Un libro en el que nada se ahorra, pues donde hay pobreza solo puede haber derroche, caudal: «y en la tesitura teselas del calígrafo zurdo hablandar la escucha y deshuchar sus monedillas cruzar en rojo los semáforos dejar que fermente lo inverosímil no pronunciar la jaula».


Víktor Gómez (Madrid, 1967) es poeta comprometido e incasable activista cultural: cofundador y coordinador de la Asociación Poética Caudal, coordina ciclos de lecturas poéticas y de pensamiento crítico en Librería Primado. Desde 2011, codirige, junto a Javier Gil, la colección once de poesía y ensayo (Amargord). Publicó como editor, junto a Miguel Morata, el libro coral Por donde pasa la
poesía
(2011), que recogía la intensa actividad desarrollada en Valencia en torno a Librería Primado. Ha publicado los libros de poesía: Detrás de la casa en ruinas (2010), Huérfanos aún (2010), Incompleto (2010) y Trazas del calígrafo zurdo (2013).


http://viktorgomez.blogspot.com.es/



Noticia: Antonio Hernández recibe el Premio de las Letras Andaluzas

Antonio Hernández recibe el IV Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija”
 

Las principales autoridades civiles y literarias se dan cita en el salón de Los Espejos del Ayuntamiento de Málaga, con la ausencia de representantes de la Junta de Andalucía, para homenajear la trayectoria literaria del gaditano de Arcos de la Frontera.

(Javier de Molina) Anoche se llevó a cabo en el Salón de los Espejos del Excmo. Ayuntamiento de Málaga, el acto de entrega del IV Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija”, que bajo el patrocinio de la Fundación UNICAJA, viene a reconocer la trayectoria, el desempeño, de casi toda una vida de dedicación al bello arte de las letras.

La presente edición del Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija”, ha recaído en el escritor gaditano Antonio Hernández, poniendo de relieve la obra general del autor nacido en Arcos de la Frontera, que por su trayectoria profesional como escritor, de carácter excepcional, se ha hecho merecedor del reconocimiento de los escritores andaluces, resaltando su destacada y polifacética labor en el ámbito de las letras.

La entrega del premio, estuvo presidida por Francisco de la Torre (Alcalde de Málaga), Francisco Cañada (Director Cultural de la Obra Social UNICAJA), Juan José Téllez (Director del Centro Andaluz de la Letras), Juan Jesús Bernal (Diputado de Cultura en Diputación de Málaga)  José García Pérez (Presidente de ACE Andalucía), así como del propio homenajeado, D. Antonio Hernández, en la que no pasó desapercibida por los presentes, la ausencia de Luciano Alonso (Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía) y Patricia Alba (Delegada de Cultura de la Junta de Andalucía en Málaga)

La ACE (Asociación Colegial de Escritores) cosechó elogios por la iniciativa, que cumple su cuarta conmemoración y que en anteriores ediciones fueron entregadas (por orden de concesión) a Manuel Alcántara (presente en el acto de anoche), Rafael Guillen y más recientemente a Antonio Gala.

La figura de Antonio Hernández fue glosada por los miembros de la presidencia y por el catedrático Antonio Garrido Moraga. Del premiado, calificado como “andaluz de esencia” se dijo que “su arte es atemporal” por sus novelas de éxito y sobre todo por su poesía “que no recibe un reconocimiento, que es un estímulo para seguir engrandeciendo su obra”.

Tras la lectura del acta por parte del secretario de ACE, José Sarria, se procedió a la entrega de la medalla que le reconoce los méritos literarios.

Por su parte, un emocionado Hernández, agradeció el galardón y repasó brevemente algunas de sus vivencias literarias, que adornó recitando algunos de sus poemas en un alarde de comunicación y memoria, que fue fuertemente aplaudida por los numerosos presentes, entre los que se encontraban representantes de la vida cultural y política malagueña, así como de algunos de sus vecinos de Arcos de la Frontera y de los representantes provinciales de ACE Andalucía.


ANTONIO HERNÁNDEZ (Arcos de la Frontera, 1943), es poeta, novelista y ensayista. Tras realizar estudios de pedagogía y antropología orienta su actividad hacia la creación literaria, la labor periodística y su tarea como conferenciante, tanto en España como en el extranjero. Como escritor ha publicado cuarenta libros, habiendo sido traducido a veintiún idiomas.

En su ejercicio de periodista ha publicado más de mil artículos en todos los periódicos de Madrid y en algunas de sus revistas, habiendo obtenido los premios José María Pemán y Manuel Alcántara, por sus artículos en prensa. Ha sido galardonado con premios tan significados, en el género de la poesía, como el Premio Nacional de la Crítica, Adonais, Miguel Hernández, Vicente Aleixandre o Tiflos, habiendo recibido en 1980 el gran Premio de Bellas Artes. Como novelista ha recibido los premios Andalucía, Valencia y Fernando Lara, y como ensayista los premios Hércules y Popular del diario Pueblo.

Como poeta su obra se corresponde con una de las voces más sólidas y templadas, más matizadas y versátiles de la poesía española del último medio siglo; en cuanto a su faceta de novelista Antonio Hernández es capaz de dotar al relato de expresividad y fuerza convincentes como no se hacía en la narrativa española desde Valle Inclán y su “Ruedo Ibérico” o desde “La familia de Pascual Duarte”, de Camilo José Cela, en palabras de Francisco Morales Lomas, Presidente de la Asociación de Críticos Andaluces (Revista "República de las Letras” nº 129). Hernández es un poeta excepcional y un novelista de primera línea, que en ciertos aspectos, como en el fraseo, llega a superar a Cela y Miguel Delibes, en palabras de Francisco Javier Peñas-Bermejo, Presidente de la Asociación de Profesores de Literatura Española en USA (Revista de la Universidad de Nuevo-México).



Javier de Molina, Diario de la Torre, 19/10/2013
 

Leer la noticia en Diario la Torre


Antonio Hernández ha publicado en Calambur Nueva York después de muerto e Insurgencias (Poesía 1956-2007).

Nueva York después de muerto, Antonio Hernández. 144 p. 2013. ISBN 978-84-8359-249-6. 16,00 €. 
Insurgencias (Poesía 1965-2007), Antonio Hernández. 914 p. 2 vols. 2010. ISBN 978-84-8359-187-1. 50,00 €.

Reseña: Autorretrato de otro, de Cees Nooteboom, en el blog de Carlos Alcorta

Cees Nootebooml Autorretrato de otro. Sueños de la isla y la ciudad de antaño
Por Carlos Alcorta
Carlos Alcorta. Literatura y arte, 4/10/2013

La casa que posee Cees Nooteboom en Menorca desde hace más de cuarenta años, glosada recientemente por Antonio Muñoz Molina en las páginas de Babelia, es una especie de refugio al cual se retira el escritor durante los meses del estío. Allí escribe, pasea, cuida del huerto y recibe a los amigos, y a esta casa llegaron en su momento los dibujos de Max Neumann que complementan Autorretrato de otro (Sueños de la isla y la ciudad de antaño), dibujos que alimentaron y sirvieron de coartada a la escritura. No es la primera vez que pintor y escritor establecen correspondencias entre sus respectivas obras. Nooteboom recoge en el libro El enigma de la luz un texto para el catálogo de la obra de Max Neumann—autor de quien tuvimos el privilegio de contemplar la serie de inquietantes collages «El mundo pasado-en la cabeza» en la galería cántabra Robayera hace unos años— titulado «Conversación en un futuro cualquiera», y es que la colaboración resulta inevitable porque, como escribe Nootebomm a propósito de Hopper, «Un poeta que ama a un pintor no puede remediar ver los cuadros de éste como seres vivos, como personas incluso, o, cuando menos, como objetos con un universo propio que el cuadro permite visualizar», por esta razón el escritor, más que glosar lo que los dibujos representan con mayor o menor fortuna, se ha dejado llevar «por el clima mental o psíquico de los cuadros, unido a mis recuerdos e invenciones de la isla y la ciudad de antaño», este dejarse llevar ha provocado que entre ambos artistas se produzca una simbiosis. Obsesiones, angustias existenciales o el apasionamiento creativo de cada uno de ellos ha trasmigrado de una mente a otra hasta el punto de que en algún momento sus obras parecen escaparse del control de la razón, dando paso a un arrebato irracional difícil de contener y más complicado aún de explicar, porque lo que sugiere una obra de arte, lo que emociona a cada espectador tiene mucho que ver con los prejuicios mentales y sensoriales que condicionan la mirada. Los acontecimientos descritos en los poemas en prosa no se circunscriben a la realidad, sino a cómo ésta va construyendo la identidad del poeta, una realidad multiforme en la que adquieren similar importancia los derrelictos que la ficción abandona al arbitrio de la intuición que los voluntariosos intentos —fallidos— de representar un hecho o un objeto concreto, algo que deja una especie de malestar subsanado en la mayoría de los poemas por el júbilo que el mero hecho de escribir provoca en Nooteboom. «Alimentar ciertos sentimientos de angustia puede resultar placentero» escribe en el ensayo titulado «El filósofo sin ojos» —un filósofo que parece remitir al Schopenhauer que afirma que « la carencia, es la condición previa de todo placer»—, y es que el autor, lejos de regodearse en el pesimismo o en la melancolía, algo que algunos sueños descritos, pesadillas más bien, parecen abocados a inspirarnos, rehúye esa veleidad tan común de buscar una explicación lógica, de interpretar las emociones o los pensamientos  como si fueran algo material, medible, cuantificable.

A pesar de todo, ¿hasta qué punto las imágenes, los dibujos de Neumann que preceden el texto han condicionado la escritura o, más aún, la propia identidad del poeta? ¿El autorretrato que esbozan los poemas es producto de una interpretación de los dibujos  o los textos trazan un retrato emancipado del interprete? ¿Se puede «seguir siendo uno mismo», como defendía Montaigne, después de contemplar una obra de arte? Como no podía ser de otra forma, los poemas no aclaran ninguna de estas cuestiones. La tercera persona que protagoniza los poemas es un «él» que indaga sobre sí mismo, sobre su propia identidad —«Cuando está solo la multitud se convierte en un enigma para él, entre los otros ya no sabe quién es»—, porque se desconoce, se siente extraño, el futuro transforma el concepto que tiene de sí mismo, el tiempo erosiona pero también purifica: «A medida que avanza el día ve cambiar los rostros, volverse irreconocibles. Se pregunta si le estará pasando lo mismo a él, pero no se atreve a tocarse la cara y esconde la mirada de los escaparates». Los sentidos, pues, quedan marginados de ese conocimiento, de esa transformación que parece operarse sólo en regiones mentales inaccesibles al raciocinio. La apariencia física puede no haber variado sustancialmente —«Él es otro, pero sigue teniendo los mismos ojos»—, sin embargo,  en su interior las cosas han variado, aunque los espejos no puedan reflejarlo y los otros no sean capaces de precisar en qué consiste la transformación. «… su cuerpo parecía no existir. Cuando lo buscaba siempre estaba en otro sitio», otro sitio que no tiene por qué ser, que no es, un lugar concreto, sino una dimensión metafísica que se encarna en la memoria, la memoria de una casa en la cual «termina el camino y el mundo».


Fernando García de la Banda, el magnífico traductor de Autorretrato de otro, escribe un clarificador epílogo en el que revela los orígenes de un libro tan inclasificable y hermoso —casi un libro de artista— como el que tenemos en las manos. A medio camino entre la prosa ensayística y el poema en prosa, estos fragmentos de realidad, esta miscelánea de sueños y evocaciones inducidas no sabemos muy bien cómo por los dibujos de Max Neumann, nos seducen no sólo por la intensidad de lo narrado, sino por la honestidad y la sencillez que trasmite su forma de contarlo, la sencillez de las cosas contándose a sí mismas, dando cuenta, como en un registro visual, de lo que sucede en el pensamiento, más allá de posibles mitificaciones cósmicas. La claridad expositiva y la elegancia retórica son los engranajes de su mecanismo creativo, con ellos elabora un estilo conciso y penetrante, exento de palabrería, con un perfecto manejo de las pausas y los silencios.  Como Nooteboom ha escrito en otro lugar, «lo que importa no es lo que se pone por escrito en particular, lo que importa es el escribir en sí, la acción. Buscar o crear una forma de orden, que es siempre una forma de meditación.»


Lee la reseña en el blog de Carlos Alcorta

 



lunes, 7 de octubre de 2013

Noticia: Trazar la salvaguarda, de José Luis Puerto, en El Norte de Castilla

José Luis Puerto ensalza la poesía como protección en su último libro
Virginia T. Fernández
El Norte de Castilla, 5/10/2013

En compañía de poetas amigos, el salmantino presentó ayer en la Fundación Santiago y Segundo Montes Trazar la salvaguarda

Urdimbre sagrada de palabras, realidad del poeta. José Luis Puerto (La Alberca, Salamanca, 1953) se ha identificado a sí mismo como "tejedor de palabras". Y no hay definición más coherente para definir su personalidad poética. Ayer presentaba su último poemario Trazar la salvaguarda (Calambur), en compañía de poetas de la tierra y amigos, en la Fundación Segundo y Santiago Montes.

Carlos Aganzo, poeta y director de El Norte de Castilla, fue quien trazó minuciosamente los elementos que sugiere una obra en la que "se dice mucho sin decir", que el salmantino divide en tres bloques. La parte vertebradora es "Hilos del tiempo". Hilos que, como tejedor pertinaz, tendió Puerto ya en su primer poemario, El tiempo que nos teje (1982), y mantiene hoy, ligados a lo que significa para él la peosía: "La palabra retirada que configura territorios íntimos que nos protegen".

José Luis Puerto habla recurrentemente de territorios. Por múltiples territorios transita profesionalmente (es crítico, traductor, ensayista, profesor, editor, etnógrafo), y muchos territorios visita como creador. El que delimita el título de su último poemario conforma la esencia de Trazar la salvaguarda. En ella se ensalza "la poesía como protección, como palabra que de alguna manera nos da sentido y nos libra del caos, del sinsentido, de las intemperies que vivimos", cuenta el escritor, "En ese sentido aludo a dos símbolos, uno es el 'dextro', el territorio en torno a los templos, donde uno quedaba protegido, no lo podía perseguir la justicia, quedaba salvado", añade.

La dualidad simbólica se completa con la idea del círculo que trazaban los niños en el suelo que les libraba de todos los males durante sus juegos. La vuelta a la pureza propia de la infancia es uno de los temas subyacentes en el peomario. 

Aunque uno de los libros más aclamados de Puerto es Señales (Premio Gil de Biedma 1997), el poeta, colaborador de la edición de Salamanca de El Norte y de La Sombra del Ciprés, vincula Trazar la salvaguarda con De la intemperie (2004) y Proteger las moradas (2008): "Estas obras formarían una suerte de trilogía donde yo quiero que la palabra poética sea esencial, leve, sugeridora, frente a los excesos que hay en la sociedad y todos los elementos de consumo, de desgaste". A la sociedad en cierto modo caótica en la que estamos sumidos se refirió ayer el escritor al insistir en el poder salvador de la poesía. Reivindicó el "territorio de fraternidad que se nos niega", en una época plagada de insolaridades.

Una experiencia personal ha marcado el nuevo poemario: la muerte de su padre el pasado verano. "Más allá de la pérdida, el hecho tuvo consecuencias significativas", afirmó Puerto, porque derivó en inspiración de uan serie de poemas titulada 'Melodías del padre', de la que ayer leyó un par de composiciones. Tuvo palabras de cariño y emoción para él un campesino castellano humilde, y para todos aquellos que "fueron parte del peublo soberano que nunca han pedido nada pero que han levantado el país", y recibido poco a cambio.



 
 

Reseña: Carta blanca, de Rafael Saravia, en Tendencias 21

Aquí comienza la travesía: Carta blanca, de Rafael Saravia
Ben Clark
Tendencias21, 2/10/2013

El autor leonés hace de exegeta de su tiempo en un poemario publicado por Calambur

Carta blanca (Calambur, 2013), cuarto poemario de Rafael Saravia, proporciona una lectura íntima, ligeramente siniestra, sobre temas universales, como el amor, la muerte o la infancia. El autor lo escribe asentado en su papel de poeta y exegeta de su tiempo; comprometido con la intención de su obra. Consigue así desarrollar una poesía desnuda, que deja ganas de más. Por Ben Clark.

Carta blanca (Calambur, 2013) es el cuarto poemario del autor andaluleonés Rafael Saravia‎ y, también, el primero en el que el autor parece realmente asentado en su papel de poeta y exegeta de su tiempo.

Si bien títulos previos como Desprovisto de esencias (Renacimiento, 2008) o Llorar lo alegre (Bartleby, 2011) ofrecían muchos poemas de un poeta, maduro ya, que tiene oficio, es Carta blanca donde encontramos un pensador capaz de escribir el poema desde dentro del poema, desde un ángulo que exige no sólo un grado de concentración inusual, sino también un compromiso con las ideas y sentimientos que el poema, sin importarle su autor, quiere transmitir. Poesía desnuda, en definitiva, que no expuesta.

Si Rafael Saravia fuera americano tendría un físico muy parecido al que tiene pero su libro se llamaría, o podría haberse llamado, Hall Pass.

Un Hall Pass es un papelito firmado por el profesor, una suerte de documento diplomático que le permite a uno caminar sin perjuicio ni aranceles por el pasillo para poder, por ejemplo, ir al servicio o a cualquier otra parte del instituto.

El Hall Pass nos franquea el paso y nos permite ir a lugares en principio prohibidos. Leyendo Carta blanca y pensando en estos chavales americanos, con sus iPods, animadoras y taquillas llenas de trampas, he pensado que esto es, precisamente, lo que Rafael Saravia hace a lo largo del camino: nos invita a entrar y nos asegura que, si bien es cierto que no habrá resistencia, no será desde luego un viaje fácil; la primera parte del libro, tiene un título que lo deja claro: “Solo”.

Así será nuestra entrada en el largo pasillo de Carta blanca. Es una lectura íntima, ligeramente siniestra. Los temas universales que preocupan al poeta durante todo el libro se encuentran ya en esta primera parte: la sugerencia del amor (Sólo cabe resguardarse y hacer del vocablo caricia); la muerte (Se va como el calor, hacia el lado contrario del invierno); y el paso del tiempo en el intenso poema 'Tiempo de contar' (Con el tiempo, los moradores del estraperlo acusaron el norte).

En la engañosamente ligera 'Canción del porvenir' encontramos la infancia, retratada con la inquietante y poderosa imagen (el niño siervo del agua en fuga). En esta primera parte también encontramos el texto que, para mi gusto, menos congenia con el resto del libro, 'Coimbra en re menor', donde el poeta parece haber optado por una traducción sentimental del paisaje y de la ciudad que, creo, no casa bien con la distancia poética que ofrecen los otros poemas.

También merecería un comentario el poema 'Sisifo descuidado', un buen poema que ofrece, además, una lectura visual -yo no sé si esto es un poema visual, me tendrán que perdonar- que funciona, sí, pero tampoco sé si casa con el resto. Dos poemas, en cualquier caso, que no está de más leer y que no desmerecen, desde luego, un conjunto por lo demás fuerte, cohesionado y bien estructurado.

Hasta que llegue diciembre

La segunda parte del libro, titulada 'Hasta que llegue diciembre' nos conduce por doce momentos, que podemos interpretar o no como doce meses aunque, parece, todo sucede en un verano, en la vida de una pareja.

Somos testigos de cómo surge el deseo (Una isla y una montaña apareándose,/ contemplando la onda que les une a la provocación mutua) y de la evolución algo tensa de la relación entre la voz poética y su amante (con tu condición de esposa hago mi cadena de lujuria).

Veo ciertas reminiscencias de Anne Sexton en esta segunda parte, una voz fuerte pero algo turbada por la pasión, por un ir y venir entre las olas, por un verano que se nos antoja especialmente caluroso.

La tercera parte del libro, titulada precisamente 'Carta blanca' es breve pero también la más madura. Tres poemas de corte social donde el poeta, como dijo el maestro, baja del Olimpo sin renunciar a la palabra.

Porque conozco la trayectoria de Rafael Saravia y su intensa vida como editor y gestor cultural, imposible no pensar aquí en poetas que tiene y ha tenido cerca, como amigos y maestros: Mestre, Gamoneda y, por qué no, un poco Gelman: (Confundir el pan con la necesidad/ es como asumir el pecado con la boca abierta).

Es, a mi juicio, lo mejor del libro y estoy particularmente agradecido, como lector, que el poeta dejara estos poemas para el final. Qué mejor que acabar arriba, con ganas de más -porque uno se queda con ganas de más- y volver contento y refrescado a la clase, consumido tu Hall Pass, como una suerte de Ulises adolescente, es decir como un lector, que andaba perdido incluso sin saberlo y que ha recibido, gracias a la generosidad creadora de Rafael Saravia, carta blanca para vivir un poco más. 


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Reseña: Nueva York después de muerto, de Antonio Hernández, en el Diario de Javier Villán

Poética y misterio de Nueva York canalla
Por Javier Villán
Diario de Javier Villán. Reflexiones y comentarios sobre la actualidad política y cultural, 27/09/2013

No puede decirse, como la canción, que septiembre se muere se muere dulcemente con su luz amarilla, con sus racimos verdes. Seguro que es así, como dice la canción, pero yo lo percibo de otra manera: como una amenaza apacible y neutra  si se quiere; pero no dorada, ni verde. Gris. Bajo un olivo cuya sombra abandono pronto, por fría y por inhóspita, releo el último libro de Antonio Hernández. Revivió  la higuera muerta este verano, pero ni siquiera esa floración milagrosa, pujante y primaveral, me cambia un ánimo incierto. Pasará, como todo: todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...

Antonio Hernández acomete  en Nueva York después de muerto, una situación poética compleja e insólita. El poeta de Arcos de la Frontera, cuya voz lírica es incuestionable desde El mar es una tarde con campanas,  adopta ahora un reflejo dramático. Es decir, las voces y los ecos de Nueva York después de muerto  son personajes con encarnadura teatral. Lo explica el propio Hernández al descubrir la génesis de este libro en el que Luis Rosales es el personaje principal. Un protagonismo de primer actor compartido con la sombría herida de su vida: el asesinato de su amigo Federico García Lorca. En cierto sentido, Luis Rosales es un personaje pirandeliano en busca de un autor que le dé configuración: una poética teatral para escribir el libro al que la muerte ya no le daría tiempo. Luego viene, naturalmente, Antonio Hernández como organizador del caos que es,  en definitiva, lo que es un autor dramático. Después están los negros, las zonas fronterizas de los bajos fondos, Harlem, los maricas y Walt Witman de Poeta en Nueva York,  la ciudad como espacio escénico. Y el Imperio.


Relata Antonio Hernández en el prólogo cómo un día Luis Rosales le dijo que pensaba coronar su obra con una trilogía en la que pensaba tratar el exilio, ficción que Rosales no vivió, a no ser con la retórica de exilio interior, y solo como experiencia intramuros del alma; luego vendría la lucha de clases y de razas, la deshumanización de la gran ciudad. En la obra de Luis Rosales, en su vida, y puede que también en este libro, planea siempre el sentido expiatorio de un verso enigmático y dolorido: "la certeza de no haberme equivocado en nada, sino en aquello que más quería". (Cito de memoria). En torno a este verso, el recuerdo de una muerte y una calumnia; la responsabilidad en el fusilamiento de Lorca y la calumnia que en un libro del mismo título se encargó de refutar Félix grande apasionadamente.
 Hernández, pues, como un Pirandello subsidiario escuchó a su personaje principal y se puso a escribir esta trilogía, lo cual le obliga a una justificación no del todo necesaria: "se trata de una traición relativa y, por lo tanto, como negar por tres veces al maestro (....) En algún momento muy concreto, y sin renunciar al contrapunto expresivo más seco de la mía , me atrevo a impostar su voz y la siempre vigorosa de Federico con unos apócrifos ni osados ni voluntariosos, como homenaje a cada uno de sus libros."


Esa es, precisamente,   la actitud, digamoslo ampliamente, de un dramaturgo: hablar por la voz de sus personajes, darles vida por encima del propio autor, aunque se nutran obviamente del oficio y de la poética de quien los maneja. En este sentido me he atrevido a llamar a este libro, no sin ciertas cautelas, como expresión dramática. Nueva York después de muerto  no es la voz unívoca, autoritaria de un autor, es muchas voces en la que predomina, naturalmente, la voz de Antonio Hernández. Es un libro teatral, en el sentido más puro y genuino del término.


Libro vigoroso, misterioso en ocasiones, social,  político, intenso. Libro raro en tiempos de pensamiento y poética únicos En él sobresale, por encima de intermedios narrativos de alto riesgo y sobre la estructura escénica, la voz siempre descifrable de Antonio Hernández a lo largo de su copiosa obra: poética y narrativa.



Leer en el Diario de Javiér Villán



martes, 1 de octubre de 2013

Noticia: poema En el camino, incluido en Carta blanca, de Rafael Saravia

'En el camino', Carta blanca, de Rafael Saravia

Felipe José pone voz al poema 'En el camino', de Rafael Saravia, incluido en su libro Carta blanca. 



EN EL CAMINO

Ahí, en la espalda, donde el sol se queja.
Hacia la luz frágil del otoño maduro.

Ahí, donde la flor del vino se hace harina
y el presagio oropel sin labio.

Aquí, sin la humedad de la tierra norteña.
Sin la visión del estañador de caléndulas.

Ahí, en la sierra que rompe cielos,
en el baño de atardecer calizo,
en la esponja del manantial ausente.

Allí, en la cintura sin nombre,
en la costura terrestre,
en el camino sin hierba, en mi demora hacia mí.

(Carta blanca, Rafael Saravia, Calambur Editorial, 2013)