miércoles, 29 de mayo de 2013

Noticias: Calambur en la Feria del Libro de Madrid 2013


72 º Feria del Libro de Madrid
 

Calambur participa un año más en la Feria del Libro de Madrid. 
Estaremos en la caseta 232 en la que podréis encontrar todas nuestras novedades y colección, además contaremos con nuestros autores para la firma de ejemplares.

Sábado, 1 de junio
Mañana: 
Niall Binns, Olga Muñoz Carrasco y Matías Barchino, colección Hispanoamérica y la guerra civil española  
Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero y resto de su obra
Tarde: 
Rafael Saravia, Carta blanca
 

Domingo, 2 de junio
Mañana: 
Rafael Saravia, Carta blanca
Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero y resto de su obra 
Tarde: 
Mercedes Chozas, Los abecedarios y resto de su obra
José Luis Garrosa Gude, La sirena de alamares y otros cuentos populares portugueses
 

Sábado, 8 de junio
Mañana:
Enrique Falcón, Porción del enemigo
Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero y resto de su obra
Tarde: 
Nial Binns, Olga Muñoz Carrasco y Matías Barchino, colección Hispanoamérica y la guerra civil española
Antonio Hernández, Nueva York después de muerto y resto de su obra

Domingo, 9 de junio
Mañana:
Enrique Falcón, Porción del enemigo
Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero y resto de su obra 
Tarde:
Mercedes Chozas, Los abecedarios y resto de su obra
 

Viernes, 14 de junio
Tarde: 
Mercedes Chozas, Los abecedarios y resto de su obra 

Sábado, 15 de junio
Mañana: 
Mercedes Chozas, Los abecedarios y resto de su obra  
Margarita Alfaro, Paseos literarios por la Europa intercultural y resto de su obra

Domingo, 16 de junio
Mañana:
Antonio Hernández, Nueva York después de muerto y resto de su obra
Tarde: 
Juan Carlos Mestre, La bicicleta del panadero y resto de su obra
 


Del 31 de mayo al 16 de junio de 2013
Horario: 
Lunes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:30 horas. 
Sábados, domingos y festivos de 11:00 a 15:00 y de 17 a 21:30 horas.
Parque del Retiro.

Más información. 

martes, 28 de mayo de 2013

Reseña: Autorretrato de otro, de Cees Nooteboom, en Encuentros de lecturas

Nooteboom. Autorretrato de otro.
Santos Domínguez
Encuentros de lecturas, 24/05/2013


Esto es lo que deseaba ser: el prisionero libre que ha estudiado el mar en su memoria, la resaca del agua, movimiento.

Autorretrato de otro, que publica Calambur con textos de Cees Nooteboom y dibujos de Max Neumann, es uno de esos pocos libros que surgen del encuentro milagroso de la mirada y la palabra. Los textos, escritos en un estado de inspiración que va más allá de la superficie de las cosas y de la percepción racional de la vigilia, nos devuelven un mundo transformado para transformarnos en otros. Por eso exige del lector vencer la resistencia inicial de sus páginas con una disposición espiritual adecuada, para entrar en él con la actitud receptiva de quien entra en otra dimensión de la realidad.

La colaboración del escritor y el pintor no es la de quien ilustra unos textos o escribe sobre unos dibujos. Los treinta y tres dibujos de Max Neumann, previos a los textos, acabaron infiltrando la mirada y la expresión de Nooteboom con sus tonos ocres y negros sobre fondo rojo bermellón. Y algo en la violenta lógica descoyuntada de las imágenes puso en marcha el recuerdo y la experiencia onírica hasta que los textos acabaron evocando los sueños de la isla y la ciudad de antaño y trazando ese autorretrato de otro que es el poeta y no es el poeta, que es el pintor y no es el pintor.

Autor de un libro memorable sobre el silencio de Zurbarán, en el que también fundía ejemplarmente mirada y palabra, Nooteboom ha escrito treinta y tres textos literalmente irrepetibles, porque son el resultado de una experiencia incontrolable en la que la identidad se sale de cauce, la persona se pone en el límite del reconocimiento y quien habla también es otro que le habla a otro –el lector con la potencia transformadora de la palabra.

Una palabra levantada sobre la soledad isleña de la playa, sobre las pesadillas y los recuerdos, sobre los perros y las hormigas, sobre los vivos y los muertos, sobre los pedregales con cardos, los caminos y la ciudad de las preguntas, la noche y la guerra, los rostros y la ausencia, sobre  o contra o frente a los naufragios:  

«Se apoya en la borda ausente y se ve desaparecer entre aquello que ha de permanecer, entre todo lo que ya estaba allí».

Enorme mérito el de Fernando García de la Banda al traducir estos textos tan intransitivos, de tono tan intransferible, de imágenes tan incomunicables.

A la vista del brillante resultado, me imagino el esfuerzo que ha supuesto comunicar el clima irracional, la atmósfera moral y la tensión verbal de estos textos deslumbrantes.

lunes, 27 de mayo de 2013

Noticias: entrevista a Antonio Hernández en Cuadernos del Sur (Diario de Córdoba)

Antonio Hernández
Por Juana Vázquez
25/05/2013, Cuadernos del Sur (Diario de Córdoba) 

EL POETA GADITANO ANTONIO HERNÁNDEZ HA PUBLICADO SU MEJOR LIBRO, SEGÚN LA CRÍTICA: ‘NUEVA YORK DESPUÉS DE MUERTO’, ALGO MÁS QUE UNA VIEJA PROMESA A LUIS ROSALES

Conocí a Antonio Hernández cuando éramos muy jóvenes, en el Café Gijón, y ya gozaba de una aureola de prestigio. Luego lo perdí de vista pero lo seguí en la distancia a través de su literatura cada día más de excelencia. La obra literaria de Hernández ha sido reconocido con numerosos premios: Premio de la Crítica de Poesía, Premio Andalucía de Novela, Gran Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes, Premio Rafael Alberti, Gil de Biedma, Miguel Hernández o Tiflos de poesía, entre otros. Está traducido, como poeta y como narrador, a veintidós idiomas, entre los que se encuentran francés, italiano, inglés, ruso, árabe, chino, coreano, etc. Su último poemario, Nueva York después de muerto, ha tenido una gran acogida entre la crítica.

–¿Está de acuerdo en que Nueva York después de muerto es un libro rompedor? Y si es así –que es como yo lo veo– ¿por qué?

–Dentro de lo que ahora se hace en España, sí. Pero no más que el último libro de Mestre o el de Félix Grande, Libro de Familia. De todas formas creo que no es nuevo en mí. Habitación en Arcos o El mundo entero, ambos ya reeditados, adelantan esa línea ya añeja en La casa encendida, de Rosales. Por otro lado, la poesía anglosajona clásica participa de algunos de los recursos que yo manejo. Piénsese en La tierra baldía, de Eliot, o en sus Cuatro cuartetos. Ahí quizás esté el quid de la cuestión.

–¿Es propio de poetas maduros innovar o lo es más de jóvenes?

–La fiesta va por barrios. A veces, se queda en el mismo barrio o en la misma calle o la misma casa y misma cama. Rimbaud era, es, un revolucionario, o, si quieres atenuarlo, un innovador, y Verlaine también. Y hasta el día del tiro lo compartían todo a pesar de la mucha diferencia de edad. Lo mismo, o algo parecido, se podría decir de algunos poetas españoles, de Juan Ramón, por ejemplo, que en su madurez absoluta resulta más renovador que en etapas vitales anteriores.

–Este poemario nace del compromiso con su amigo Luis Rosales. ¿Cómo fue?

–Resulta que él quería cerrar su obra con una trilogía que abordara los temas que yo abordo en este libro. Pero con las secuelas del infarto achuchándole furiosas, no pudo. La tristeza de que era centro hizo que, para animarlo, le gastara lo que no era más que una broma: “No te preocupes, lo escribo yo por ti”, le dije sonriendo. Y la sorpresa vino cuando me contestó que lo prometido es deuda, supongo que con su mijita de mandanga. Y en el centenario de su nacimiento me puse manos a la tarea. Lo hice, como indico al final del libro, en dos o tres tacadas o periodos estacionales, en mi casa del Río San Pedro, en su desembocadura en la bahía gaditana. Y luego lo fui  repasando hasta que el año pasado decidí publicarlo.

–¿Es este un poemario en la línea de la que grandes poetas llamaron “la poesía total”?

–Se puede decir que está en esa línea y que, en efecto, en la gestación de esa tendencia hay varios poetas de renombre. Pero el que más lejos la ha llevado en España ha sido Luis Rosales, al César lo que es del César.

–En el libro se incorporan recursos del periodismo, de la narrativa, del teatro o el cine. ¿No le ha resultado difícil hacer un libro de poemas con estas características?

–No, porque ya conocía el manual. El problema estribaba, más que en cuestiones estructurales, en cómo no hacerme invisible acompañado de tanta belleza. O sea, cómo lograr hacer mi voz presente junto a dos voces tan poderosas. Cómo, tan bien escoltado, no ir a la cárcel. En suma: no caer en el pastiche, sobre todo a la hora de hacer hablar a Lorca, de voz tan inconfundible que anula a quien lo emule. Creo que salvo esa cuestión, a pesar de utilizar vocablos y expresiones muy suyas, aliviándolas en el tono, que es lo que rige y da entidad de estilo propio.

–El libro está dividido en tres partes. Una de estas partes está dedicada a Lorca ¿quizá por su poema a Nueva York?... Pues en mi opinión, Luis Rosales y Lorca, poéticamente y en otros aspectos, no tienen nada en común ¿o me equivoco?

–Por lo pronto son paisanos, grandes poetas, burgueses, universitarios, gente cercana la Institución Libre de Enseñanza, Rosales también, y a la revista Cruz y Raya, y muy amigos. Lorca era socialista o presocialdemócrata; Rosales, demócrata cristiano aunque tuviera que ponerse la camisa azul por cuestiones de familia. La guerra cambió el rostro de la gente, no el corazón. Y su aleatoriedad salvaje dejó aquí a unos y se llevó a otros, váyase a saber dónde. ¿Qué quieres que te diga?... Ojalá pudiera reunirlos en personas como los reúno en versos.

–En definitiva, un coro de voces, que se convierten en una sola voz, la de Antonio Hernández, donde asoma la tradición universal andaluza.

–¿Sí? Me suena. Y no es que desentone, pero hubiera estado bastante mejor el coro de contar con otro Hernández, que sólo era medio andaluz. O andaluz y medio comparado conmigo poéticamente hablando. Yo diría que donde asoman unas hojas sueltas del árbol de la tradición poética española en la que ha soplado el viento de otras literaturas: la de la narrativa norteamericana, por ejemplo. O el de la filosofía moderna y contemporánea.

–También es un libro épico, como una nueva épica de la emoción.

–“Épica de la emoción...”. Qué hermoso.

–De todas formas, es un poemario seductor pero complejo.

–Un editor de mi novela Sangrefría me ha dicho mil veces, con reiteración sospechosa,

que mi literatura es “muy buena pero dura”. Y no es lo peor que he tenido que, en este caso, leer. Un conocido y conspicuo crítico me espetó a la página y con evidente gana de chinchar que mi problema está en que escribo demasiado bien. Pues ¡Vivan las caenas! Ahora bien: el seductor es el más feliz de los retorcidos.

Nueva York después de muerto ha sido considerado por los críticos como tu mejor

poemario ¿Qué dice Antonio Hernández de esta opinión?

–Siempre se dice lo mismo de mi último libro, así que caben dos posibilidades. O que yo sea un genio o que mi primer libro sea espantoso. Y ninguna de las dos cosas son así. Con este libro estoy contento; con los demás, depende. Con varios de ellos incluso furioso cuando los releo.

–¿Ha influido la publicación de este libro en la reciente concesión del Premio de las

Letras Andaluzas?

–Supongo que sí, pero también la edición no lejana en el tiempo de Insurgencias, igualmente editada por Calambur. Aunque creo que no solo eso, puesto que el premio –en el que me han precedido como ganadores Gala, Alcántara y Guillén– está destinado a polígrafos. 

Lee la noticia en Cuadernos del Sur.

viernes, 24 de mayo de 2013

Reseña: La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre, en La sombra del ciprés

No mires hacia atrás, poesía 
Jorge de Arco 
El Norte de Castilla, La sombra del ciprés, 18/05/2013

Cada nuevo poemario de Juan Carlos Mestre, incide en una apuesta regeneradora y diferente, en una voluntad de hacer de la poesíamateria moldeable, desobediente y turbadora.

Este poeta y artista visual, nacido enVillafranca del Bierzo en 1957, tiene ya una decena de poemarios en su haber, algunos de los cuales han sido reconocidos merecidamente con galardones como el Adonáis (1985), Jaime Gil de Biedma (1992) y Jaén (1999).

Tras la espléndida acogida que tuviese La casa roja –volumen con el que obtuviera en 2009 el Premio Nacional de Poesía y en el que el poeta leonés hacía de su verbo sortilegio y conjuro con ese ritmo único que comportan las ensoñaciones–, llega, La bicicleta del panadero, libro refrendado hace escasas fechas con el premio de la Crítica 2012.

No cabe duda de que, es esta, una entrega abarcadora y torrencial, donde se agrupan casi trescientos poemas que conforman un caleidoscopio diverso y cambiante. No sólo por su extensión, sino también por su variable contenido, su dispersa temática, deviene en la posibilidad de múltiples lecturas, de muy distintas interpretaciones que obligan a un recorrido paciente, si se quiere esenciar lo mucho que cobijan estos versos mayores.

Sabe Juan Carlos Mestre que toda virtud no puede subsistir sin sustancia, y por ello, su ecléticomensaje, se aferra a un hilo conductor que nace de su espíritu libre y apasionado y de una moralidad individual, inquietante, enteramente viva: «En cuanto a nosotros, encendidos bajo la misión del diluvio,/ haga la noche un canto para la intimidad de los infelices./ Oscuros como están en la marmolería del guardabosques,/ déjelos la noche hablar ya que han viajado al perdón de los que no se encuentran (…) Nada cambiará bajo el peso de la advertencia tras el parimiento,/ en esto nos hemos convertido», anota en su poema titulado “La presencia”.

En su lírica condición de demiurgo, el autor berciano no deja ni un instante de observar la realidad, para con posterioridad denunciarla, pues es consciente de que la conciencia del hombre no es la que determina su ser, sino, a la inversa, es su ser social el que determina dicha conciencia. De ahí, que no exista oportunidad de negar la responsabilidad que como ser humano tiene cada uno ante sus actos ni ante su propia experiencia terrenal y amatoria: «Acepta la necesidad de mi corazón que sostuvo algo tuyo/ No permitas que mis errores dejen de amarte/ Y si fuera estrictamente necesario acepta finalmente mi vergüenza».

En esta heterogénea mezcla de elementos oníricos, de historias surreales, de homenajes pictóricos, de referencias musicales, de paisajes comunes, de conjeturas civiles, de lúcidas visiones, de himnos solidarios, de lunas inflamadas, de noches en vela…, el lector puede atrapar retazos de una poética que de forma intermitente asoma por entre los pliegues candentes de estas páginas. Porque Juan Carlos Mestre se afana en ofrecer cromáticas pinceladas de cuanto la poesía tiene de certidumbre, de visceral, de sumisa, de solidaria… y salpica sus textos con notorias alusiones como éstas: «No mires hacia atrás, poesía, si no quieres que te muerdan/ los perros que esperan tras la cancela durante el festejo de la matanza»; «Los poetas escriben ajenos a las rotaciones/ de los inciertos cometas por las carótidas del universo (…) Los poetas son abejas caídas almar que se sujetan a un lápiz»; «La poesía nido en el avellano boca de niño que empuja la carretilla de agua salada (…) La poesía tiene ahorros primaverales piernas salvajes un castillo de naipes bajo la manga».

La bicicleta del panadero, traza, en suma, un itinerario multiforme, una estética despojada de retoricismos, un universo donde el alma no esmateria sino perspectiva, una inspiración irreductible, una plataforma para la acción común, pues no en vano, el propio poeta leonés confesó tras la concesión del citado premio de la Crítica, que su intención no era otra que la de «volver a rescatar la poesía comolenguaje para el proyecto colectivo de una sociedad en la que los derechos civiles presidan los parlamentos de la responsabilidad».

Y aquí quedan, escritos, los utópicos mimbres de un deseo que no tiene frenos: «es el hijo del panadero, en bicicleta,/ por los túneles de plomo donde nieva».

jueves, 23 de mayo de 2013

Entrevista a Rafael Saravia en Tam Tam Press

El poeta Rafael Saravia atraviesa la intemperie en ‘Carta blanca’
Eloísa Otero
Tam Tam Press, 24/04/2013

Rafael Saravia, fundador del colectivo cultural y editorial Leteo, presenta este jueves 25 de abril, en León, su cuarto libro de poemas, Carta blanca. En la solapa del volumen figura la siguiente anotación del poeta zamorano Jesús Hilario Tundidor: «La poesía de Saravia, como él mismo, se llena de sabiduría e ingenuidad, compromiso con la vida y derrame absoluto de imaginación comprometida con el lenguaje y las transgresiones de existencia necesarias para la creación de un mundo propio y emocionante».

El prestigioso sello editorial Calambur ha apostado por este poemario en el que Saravia
«continúa y ensancha el camino que expone su intemperie afectiva en busca de las señales de la conciencia. Un itinerario que se inicia en la autointerrogación, intelectual y corpórea (La genética nos conduce al hombre que conversaba con la tierra […] esa que concierne al agricultor de esperanzas); continúa con el cuestionamiento de los vínculos amorosos (Sólo como presa soy consciente de ti) y, finalmente, vuelca su mirada sobre el mundo, en su calidad civil (Los herederos del juego quieren vender piolets / a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente / y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los embargados)».

Esto es lo que escribe sobre Carta blanca el poeta valenciano Víktor Gómez:
 

«Tres pasos. Pactos del cuerpo: Solo. Hasta que llegue diciembre. Carta blanca. Se anuncia la complejidad de escrutar deseo, emancipación y convivencia. Palabras sin pre-aviso. Lo por venir está morosamente escrito en la memoria de la piel y la insurgencia. Lo que arde es la memoria, el escándalo de no renunciar a la utopía aunque este mal visto por la modernidad. El poeta, antes que atrincherarse en sus versos decidió en este poemario atravesar la intemperie, batirse en campo abierto con la soledad, el frío y la esperanza. Lo genético es desbordado por la intensidad de la experiencia vital y la toma de conciencia frente al otro, sea amante, sea pueblo, sea un tiempo herido por sanar y resarcir. Rafael Saravia apuesta en este poemario por la primordial meta, que es el origen, no lo original. El origen, en su trayectoria, en su poética, es la adscripción incondicional a amar lo frágil y cuidar su belleza como modo de habitar el mundo, sin darle la espalda, sin invadirlo. Erosión del yo, erótica del nosotros. Un avance, un triple pacto que desnuda su mejor voz, ya en la madurez expresiva del hombre inquieto y delicado que nunca separó lo íntimo de lo político, mas es en Carta blanca donde con más coraje y precisión se expone. Un reto: la correspondiente morosa lectura. El turno del lector, al que siempre cede la última palabra la hospitalaria poesía del autor de Llorar lo alegre, Desprovisto de esencias o Pequeñas conversaciones en rojo».

“Un año maravilloso, lleno de retos”

Rafael Saravia, que trabaja como bibliotecario en una de las bibliotecas municipales de León, viene realizando desde hace años una intensa labor como gestor cultural y editor. Junto a sus amigos poetas y escritores del Club Leteo impulsó hace ya doce años los premios Leteo que, año tras año, han ido recayendo sobre escritores como Belén Gopegui, Antonio Gamoneda, Gonzalo Rojas, Fernando Arrabal, Michel Houellebecq, Amélie Nothomb, Martin Amis, Adonis, Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Ledo Ivo y Juan Gelman.

En el ámbito literario ha preparado y prologado la edición del libro homenaje a Antonio Gamoneda El río de los amigos (Calambur, 2009). Junto a Jocelyn Pantoja ha reunido la antología Barcos sobre el agua natal. Poesía hispanoamericana desde el siglo XXI (2012), que se presentó el año pasado en España y en distintas capitales de América. Ha publicado los libros de poemas Pequeñas conversaciones (2001, 2009), Desprovisto de esencias (2008) y Llorar lo alegre (2011), participando además en diversas antologías.

—Comentabas en una entrevista reciente con Cristina Fanjul que en este libro te distanciabas de los tres anteriores. ¿En qué sentido?

—Tal vez en que esta vez la literatura no ejerce tanta presión en mis poemas. Son poemas en los que la víscera se alinea con mayor equilibrio con el trasfondo. Hay menos metaliteratura y más eje personal.

—¿La poesía ahonda en los senderos de la vida, la poesía cuenta la vida?

—La poesía no cuenta la vida, la poesía es y genera vida. Baila consigo misma y se hace partícipe de todo lo que vive, de todo lo que agrede a la vida y de todo lo que la cultiva y fertiliza.

—Entiendo que el libro está dividido en tres partes en las que se dibujan, por decirlo así, la intemperie (soledad, introspección, dolor), el amor (erotismo y fuga) y lo colectivo (“la denuncia de un mundo injusto en el que la revolución es más necesaria que nunca”). ¿Qué música pondrías a cada uno de estos tres apartados?

—La música para mí es el arte mayor. Sería difícil elegir qué melodías me han acompañado. Pero si hay que jugar… diría… En la primera parte haría una miscelánea de estilos. Podría pasar de "Los chikos del maíz” a Silvio. De Chet Baker a Alfonso Salas, de Mariza a Sarasola, de la Mandrágora a El Kanka. En la segunda de Morricone a Batiatto pasando por Anthony and the Johnsons. Y la tercera… iría bien aderezada por Bach, por Satie, por Carl Orff, Coltrane…

—¿De qué manera crees que la crisis está afectando a la cultura? ¿No debería ser la Cultura, con mayúsculas, el mejor punto de apoyo para superar esta crisis?

—Y sigo creyendo que así es. La única manera de superar un obstáculo es ser disidente con el sistema que genera ese obstáculo. Y la mejor manera de ser disidente y no alimentar el pensamiento único (y por tanto el pensamiento del poder establecido) es ejercer conductas que deslegitiman la uniformidad y la precariedad intelectual. Sólo desde la conciencia ciudadana se puede llegar a entender que somos cultura, y que gracias a ella la libertad puede ser una realidad. Sin cultura la esclavitud y los despotismos camparán a sus anchas.

—¿La revolución es posible? ¿Qué papel pueden jugar la palabra y la poesía?

—La revolución es una realidad necesaria. La poesía es belleza; y la belleza es el lugar donde no van a parar los cobardes, dice el maestro Gamoneda, por ello el poema es el primer desertor de los miedos generados por los poderes fácticos. Ahí radica la lealtad de la poesía para con los herederos del pensamiento libre.

—¿En qué proyectos estás embarcado ahora mismo?

—Pues la verdad es que este año es un maravilloso año para mí, lleno de retos y propuestas muy interesantes. Desde Leteo seguimos apostando por el eje literario que desde León se constata. Así que habrá XIII Jornadas Leteo y además estarán aderezadas por la publicación del libro ganador en el I Premio Monteleón de poesía Joven. Además desde Leteo seguimos apostando por la cultura a pie de calle y “Las noches de R. Burns”, esos encuentros literarios que hacemos una vez al mes en el Chelsea Bar (en León), están funcionando a las mil maravillas. A nivel personal este libro de Calambur me reportará unas experiencias muy gratas, pues ya me han llamado para presentarlo desde ciudades como Valencia, Zaragoza, Marbella, Santander, Granada, Salamanca, Madrid, etc. También tengo un proyecto de edición fascinante en México para finales de año y he sido invitado a un Festival Internacional de Poesía en Guatemala. Así que estoy emocionado y cargado de trabajo.


Un poema de Carta blanca

Levantamiento Norte

Parte el aire de la brújula, del límite concreto que facilita la asfixia.
Sabe de la necesidad de cáscaras para eludir la incertidumbre,
para abastecer la convicción del que resiste.
Somos el dobladillo del pantalón, la parte oculta que genera esperanza.
Somos lo que le sobra al ojo vítreo,
la parte más sólida de la palabra llanto. 


Rafael Saravia en Tam Tam Press

martes, 21 de mayo de 2013

Noticia: presentación de Nueva York después de muerto, de Antonio Hernández, en el Ateneo Cultural 1º de Mayo


Tertulia de autor: Antonio Hernández

Antonio Hernández persenta su último poemario: Nueva York después de muerto, publicado por Calambur
Acompañará al poeta Manuel Rico.
Presentado por Agustín Sánchez Antequera.

Jueves, 23 de mayo de 2013, 19:00 horas
CC.OO. Centro Abogados de Atocha
Salón de actos, 2ª planta
C/ Sebastián Herrera, 12-14. Madrid

Ateneo Cultural 1º de Mayo


Reseña: Trazar la salvaguarda, de José Luis Puerto, en Salamanca24horas.es

José Luis Puerto: "La poesía nos salva y dignifica"
Sara Mateos Lunes
Salamanca24 horas, 06/05/2013 


El escritor salmantino nacido en La Alberca ha presentado esta mañana sus dos nuevas obras, Leyendas de tradición oral en la provincia de León' y Trazar la salvaguarda. La presentación ha sido introducida por los escritores Antonio Colinas y Asunción Escribano.

El escritor salmantino José Luis Puerto  ha presentado sus dos nuevas obras, Leyendas de tradición oral en la provincia de León y Trazar la salvaguarda. La presentación ha tenido lugar en la carpa principal de la Feria Municipal del libro y ha sido introducida por los escritores Antonio Colinas y Asunción Escribano, quienes le han acompañado en la presentación de cada una de estas nuevas obras. 

Antonio Colinas ha sido el encargado de presentar Leyendas de tradición oral en la provincia de León, un libro que ha definido como una obra de cultura del oeste de nuestra comunidad que se prolonga incluso a tierras de Portugal: "Un mundo misterioso en su tradición e historia y muy profundo por su pasado y sus restos. Está lleno de significación en sus orígenes y es una obra excepcional por las virtudes que posee como resultado de muchos años de trabajo de campo del autor. Es pura investigación y análisis, una gran búsqueda de huellas y leyendas que, desgraciadamente, están a punto de desaparecer". José Luis Puerto ha conservado estas huellas y las ha salvado en su libro: "Ha recuperado dichos, anécdotas e historias transmitidas de padres y abuelos a sus hijos y  nietos. Ellos son quienes realmente conservan la tradición". 

Se trata de un libro de 970 páginas, de menuda y agradable letra, con 66 páginas de valiosos títulos y amplia temática, otras 20 de bibliografía, más las presentaciones previas a cada capítulo o sección: "Está muy bien estructurado, la revisión científica fundamenta cada texto. Es una literatura pasada al papel que rompe el dogmatismo de los géneros, porque el término 'leyendas' tiene más de tradicional que de histórico o verdadero. Son cuentos breves, verdaderos relatos, poemas en prosa... Son elementos simbólicos de la naturaleza que nos proporcionan una dimensión y originalidad que vemos como vivencias y tensión lírica. No son historias costumbristas, porque dichos símbolos nos dan una visión globalizadora", explicó Antonio Colinas.

Para Puerto, estos símbolos son los motivos legendarios más destacados que se revelan en los topónimos de una realidad local, hasta llegar a una visión global en sintonía con otros territorios. Temas como el cielo, el cosmos, la tierra, el agua, la naturaleza, los santos, los héroes o el tiempo, dan presencias reveladoras de otras no menos universales. El lenguaje de los informantes de los pueblos ha sido reproducido tal y como lo han pronunciado para transmitir esa cercanía, por lo que "es un tesoro de carácter lingüístico muy especial". Antonio Colina ha escrito el prólogo de este primer libro, que ha definido como "un libro de libros, una gran enciclopedia". 

Trazar la salvaguarda

La presentación del segundo libro,  Trazar la salvaguarda, ha corrido a cargo de la escritora Asunción Escribano, quien ha explicado que "a diferencia de otros libros de poemas, los poemarios corresponden a una unidad temática y estructural, todo ello bajo la unidad de una misma mirada: la de Jose Luís Puerto". El escritor traza un círculo en torno a él para 'salvaguardarse', como hacían los niños cuando jugaban con un palo en el suelo para poder protegerse y quedar salvados. De ahí parte este poemario, a través de las palabras que nos salvan y dignifican.

Según señaló Asunción Escribano: "La poesía no sólo salva a quien la escribe, sino a todas las personas que se acercan a ella. Es la poesía como hogar, como casa, como guarida donde refugiarnos tras las experiencias de la vida. Lo que diferencia a un poeta de otro no es cómo escribe, sino cómo mira: su punto de vista del mundo, dónde coloca sus ojos. El poeta sólo es un mediador". El libro recoge espacios que no han sido mirados por los poderosos, lugares despojados y pequeñas cosas que son grandes en sí mismas: "elementos frágiles como alas de mariposa, hojas o hierba; seres que protegen y que son ajenos a lo poderoso, como las palabras que huyen de los focos, de la imagen, de lo que se ve o se lleva... Toda su poesía está llena de verdad: hay huellas de derrota, pero también desde la esperanza", expicó Asunción Escribano.

Por último, José Luis Puerto agradeció la presentacion de sus compañeros y asistentes y explicó sobre sus libros: "Son leyendas y poemas que siempre me han interesado. Parto de ver cómo funciona el imaginario tradicional, cómo el mundo campesino ve su entorno. Me interesaba la mitografía tradicional, recoger y articular un discurso del imaginario tradicional porque siempre me han gustado las leyendas de tradición oral y he trabajado sobre ellas. Gracias al trabajo de campo he ido articulando este discurso, donde lo primero que llama la atención es lo fascinante del mundo campesino, sus gentes humildes que el mundo urbano a minusvalorado. Poseen estas gentes una gran cultura material e inmaterial de gran valor y cuentos extraordinarios, porque utilizan y tienen una sensibilidad ante el lenguaje que se ha perdido en el mundo urbano. Me gusta la capacidad de emoción que tiene el pueblo y la poesía es la principal herramienta del ser humano que conecta con los lenguajes sagrados".

José Luis Puerto en Salamanca24horas.es 



Reseña: La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre, en Tierra de Ahulema

La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre
Antonio Linares Familiar
Tierra de Ahulema, 01/04/2013

Porque la palabra es paisaje, atmósfera, clave para desentrañar cualquier mundo, Juan Carlos Mestre nos ofrece todo un océano de metáforas, imágenes, memorias, sonidos, ecos, voces que acarician o agitan, un mundo poético que debe ser considerado como imprescindible en la poesía actual. La bicicleta del panadero es un manual de poesía, de uso de las imágenes, de invitar, a través de la metáfora, a lo que nos puede esperar al otro lado de cualquier espejo al que nos asomemos; un código de vida imbricado en el uso de la lengua, un canto de vida por donde transcurren los pensamientos, las ideas, la ideología, el origen de cada uno, sueños, viajes, la pintura y la música... un cosmos completo que genera un poemario extenso, algo poco habitual en los anaqueles de las librerias, con una fuerza única que lleva al lector allá donde haya decidido el poeta y, así, hacerle copartícipe y cómplice de la polifonía que esté leyendo.


De pesca (de La bicicleta del panadero)

Quizá solo hayan venido a recordarte que la dignidad
es el prójimo
aquello para quienes ya todo ha pasado
y permanecen en el desprecio de algún instante futuro.
Andar con pies de plomo sobre la escritura
como al que le queda una cicatriz después del crimen
y un odio posesivo lo incita a declarar contra sí mismo.
Tal vez solo hayan venido a recordarte que la dignidad
desentierra la cuchara con la que se alimentó una víctima.
La boca que se abre es ahora el hambre de tu boca.
Acaso solo hayan venido a recordarte eso
que fue aquello y progresivamente es lo otro
la voz viuda que atraviesa la casa de los silenciosos
el huérfano que le desenreda la caña de pescar al viejo Eliot.


La bicicleta del panadero en Tierra de Ahulema

lunes, 20 de mayo de 2013

Reseña: Nueva York después de muerto, de Antonio Hernández, en el Diario de León

Si el silencio venció, aún late la palabra
José Enrique Martínez
Filandón, nº 1326, Diario de León, 28/04/2013


Al poeta Luis Rosales la muerte no le dejó completar su obra con la trilogía que pensaba titular Nueva York después de muerto. Antonio Hernández, amigo fiel, prometió al poeta herido de muerte que lo escribiría por él. Es pues un homenaje reparador, como homenaje es también a García Lorca, que sufrió y poetizó el carácter deshumanizador de la gran metrópoli, constituida en tópico de la poesía contemporánea, como muestra un copioso estudio de Julio Neira: Historia poética de Nueva York en la España contemporánea (2012).

Conocemos los hechos: en el mismo instante en que García Lorca fue asesinado se levantó La calumnia, como tituló su libro Félix Grande. La difamación persiguió a Luis Rosales toda su vida. Así que Nueva York después de muerto es también una reivindicación del maestro Rosales, como le llamaban sus amigos. Una reivindicación del hombre y del poeta. Y un acto de homenaje, ya se ha dicho, a los dos poetas granadinos, Lorca y Rosales, a quienes la muerte -tras el crimen y la calumnia- ha unido definitivamente, aunque la gloria del uno sea en el otro "parte de un infierno".

"La palabra tiene más alas que la historia". Hoy otro poeta, Antonio Hernández, puede dar alas a los versos de los dos ilustres granadinos y recalar en la urbe americana que ha suscitado atracción y rechazo por igual. El poeta evoca lo que tiene de admirable (artistas y escritores, por ejemplo) y de detestable (racismo, crímenes, hambres...). Es el Nueva York total el que quiere abarcar el poeta en una poesía que también sugiere totalidades, como si su libro fuera una ciudad de palabras que a veces son rascacielos y en ocasiones se arrastran por las grandes avenidas, palabras tan poéticas como prosaicas si el momento lo requiere, tan afirmativas y sentenciosas como expandidas en largas composiciones, tan acusadoras como reparadoras.

En una segunda parte del poemario es Rosales quien habla, o Hernández a la manera de Rosales, impostando su voz, como hace con la voz de Federico, menos felizmente, en la parte última, porque ¿cómo parecerse a Lorca sin caer en el pastiche? En cambio, cuando de Rosales se trata, nos parece oír la voz del maestro: "Lo que se llama muerte es la congelación del sufrimiento"; "Quien habla sin cesar adorna lo que ignora", etc. Sí, es sobre todo el maestro Rosales, sabio de vida y generoso de humanidad, el que se nos muestra en este libro de Hernández pleno de amistad, de admiración y de recuerdo. 


Si el silencio venció, aún late la palabra, en Diario de León





viernes, 17 de mayo de 2013

Reseña: La bicicleta del panadero, de Juan Carlos Mestre, en Huelvainformacion.es

Fenomenología del espíritu
Manuel Garrido Palacios
Huelvainformacion.es, 02/07/2012


Es tan rico en sensaciones este libro que humildemente propondría jugar con él en el mejor sentido posible: leyéndolo. Pero voy a más. Una vez leído -nunca se acaba de leer un libro- cada lector podría componer un sin fin de poemas tomando versos sueltos de diversas páginas sin desvirtuar el original. No sé si esto es un disparate total o casi, que no tengo a mano el disparatómetro para medirlo; sí sé que puede ser algo para poner de los nervios a su autor, Juan Carlos Mestre, que igual lo acepta teniendo presente que su libro es un "generador de conciencia, una añoranza de porvenir, una polifonía redentora de la imaginación condenada al monólogo del individuo'.

"Los poemas se han convertido en escaparates / de los almacenes de moda.

Los textos dramáticos han desencajado /

la burla de los autómatas obligados a trabajar / en el elenco de los asuntos humanos".

Días atrás estuve en el Louvre. Una marca de instrumentos musicales había puesto a disposición de quien quisiera participar veinte pianos en círculo, cuyo sonido resultante se grababa sin que nadie mediara para dar turnos o interrumpir a los que teclearan aunque fuera una frase, una nota. Si ya es una explosión vital sentir pasajes de Beethoven a solas, aquello se convirtió en una armonía mágica cuando estos se mezclaron por las buenas con una canción Beatle, el Madigan de Mozart, El clave bien temperado de Bach, además de ritmos salseros, melodías étnicas y obras del más variado origen, incluyendo los torpes intentos de quien pasaba y ponía sus manos en las teclas. Dediqué tiempo a escuchar semejante concierto, cuya variación de intérpretes y de compositores fue un milagro sonoro continuo. Un grupo de japoneses coincidió con otro rumano y, de cruce en cruce, el discurso musical se agigantó hasta ser la voz del mundo ebria de alegría por el inesperado encuentro en el Museo.

Al llegar a casa tenía el libro La bicicleta del panadero sobre la mesa y con la emoción que me había regalado la música, lo abrí y tuve la sensación de estar acompañado por una gran coral que se unía a la magia del momento. Era un juego maravilloso "en este atormentado retablo, en el que luchan la aspiración de absoluto y las devastaciones de la experiencia", un conjunto que concebía "la poesía como una restitución ante la historia del oprobio y como un reflejo de lo irreparable, que ilumina las zonas que han sido negadas a la memoria". Toda la armonía del mundo puesta en escena hacía honor a la hondura de uno de sus versos, que pinta "la ironía como gran sospecha ante la conducta del saber".

"Viviremos bajo los párpados del triunfo

como un imperdible en lo que ya no está

pero llama a la puerta".

Otro vector se añadió a la lectura del libro. Resulta que para armar el fondo de la canción Tomorrow never knows, Lennon y McCartney grabaron todos los ruidos a su alcance y los mezclaron en el estudio. Hablo de memoria y creo que es el último corte de Revolver.

"Alimentaran los cultivos del mundo

Con permutables pulsaciones melódicas

Las madres de los artistas

Perpetuamente en dudas

Ante la jaula de los leones".

Tras todo esto me di cuenta de haber estado anotando versos sueltos mientras los iba leyendo. Ahí nació mi disparatada propuesta del principio.

"No puedo probar cuanto digo,

pero lo que digo desata la alabanza.

Alguna virtud debe existir en la alabanza de los ausentes.

Y el que dice digo está a punto de decir

yo ya no digo nada".

Los previos aciertan al decir que "este libro despliega un entramado simbólico, en la herencia imaginativa de su poesía, una conmovedora visión de las utopías de la felicidad, la desobediencia ante el sufrimiento y la insurrección estética como acto de legítima defensa frente a los discursos de dominación".

Asamblea de muertos es el sentido de la Plaza Jamaa el Fna, en Marrakech. "Las sillas se hacen insoportables cuando están vacías después de los entierros, después de los casamientos cuando se van los invitados". Asamblea de voces vivas es La bicicleta del panadero, que "indaga en los territorios donde lo sublime y lo prosaico se desposan". Aparece aquí su autor en plenitud: "más complejo, arriesgado, irreverente, airado, divertido, conmovido y asaltado por la precisión y la alucinación del lenguaje poético". En suma, la obra es un ofrecimiento "desde el confín de la derrota y la pérdida, donde cada despedida es un regreso y cada encuentro una constatación de vacío".

Y al final, la experiencia de componer un poema según cada lector, gustara o no al autor, se produjo. Valga un fragmento:

"El buen recuerdo de las telarañas

fuma entre los eucaliptos.

La cerradura sin puerta, la puerta sin casa.

De cada caballo boca abajo

cae en algún momento un tesoro.

Las lágrimas me han vuelto mediocre".

Porque día después nos reunimos gente de aquí y de allá, leímos los poemas de La bicicleta del panadero y cada cual anotó un verso de los que se dijeron en voz alta. Después pusimos uno detrás de otro y el efecto fue sencillamente asombroso, como asombroso nos pareció el libro.


Fenomenología del espíritu en huelvainformacion.es

jueves, 16 de mayo de 2013

Reseña: La experiencia de la memoria, de Joaquín Benito de Lucas, en Tinta fresca

La experiencia de la memoria
Manuel Garrido Palacios
Tinta fresca, 12/03/2012

Viajas por la poesía y "Te despiertas al borde mismo de la aurora, al borde del mar, de la ciudad, de los jardines que desprenden sus flores como las letras de un abecedario para escribir tu nombre cada mañana. Buenos días alba, agur amor, qué voces tiemblan si te saludo, si te beso, si me fumo un cigarro, si te pones sentada en mis rodillas y me miras mientras cruzan veloces trenes hacia París, mientras me miras, y el mar respira con su pecho enorme".

El fragmento corresponde al libro de Joaquín Benito de Lucas, publicado en Calambur La experiencia de la memoria (Poesía 1957-2009), versos de los que dice Matías Berchino que "tienen raíces en la vivencia personal y colectiva de su existencia y la de su familia, su pueblo, su país".

Para José García Pérez es una "verdadera obra artística; la poesía auténtica de Benito de Lucas coloca al hecho poético en su dimensión y espacio real: la universalidad. Los accidentes que provocaron el advenimiento de un poema son accesorios, el autor y las formas son importantes, pero la esencia del poema reside en sí mismo y en su simbiosis con el lector".

La experiencia de la memoria es un libro que voy leyendo en el tren y del que tomo algunas notas de lo que dice y de lo que le dicen. Mientras tanto, aparece en el marco de la ventanilla el río Tajo. Paso a leer lo escrito por Pedro González: "El río de Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no es parte de ninguna escenografía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que suena dentro de sus versos".

José Hierro habla de: "Pureza: he aquí una palabra clave para navegar por la poesía de Benito de Lucas. Pureza es, tal vez, por uno de sus costados, precisión expresiva, desnudez que no nos impida ver el bosque de las palabras. Pureza es, también, iluminación, luz súbita, revelación. Pureza es esencialidad, inmaterialidad, que sirve para iluminar las palabras".

Luis Jiménez Martos cree que "las raíces líricas de Benito de Lucas se hallan en un terreno poco transitado en las calendas actuales: entrañan un depuramiento de lo romántico, sometido a necesaria sobriedad. Su dramatismo de fondo queda en los límites de emociones vivas. Su conciencia del tiempo no cae en el peligro de la pseudofilosofía".

Otras voces vienen a perfilarlo, como la de Manuel López: "En esta clase de poetas, claros y fáciles para el lector, subyace en el entramado del poema un férreo trabajo de construcción, una disciplinada labor de poda. Son cualidades detectables en Benito de Lucas, que estudia minuciosamente la composición de sus libros y de cada poema". La de Abraham Madroñal: "Talavera no es una ciudad concreta, es la ciudad por antonomasia; su río, todos los ríos; sus calles, todas las calles por las que puede transitar cualquiera. Nuestro autor ha trascendido el valor local de sus alusiones para convertirlas en símbolos de cuantas ciudades y cuantos poetas añoran recuperar la infancia junto a los sitios que los vieron vivir". La de Montero Padilla: "Creo que Benito de Lucas ha escrito una obra importante, de poesía verdadera y ya indeleble, que permanecerá como parte destacada de la mejor poesía española". La de Rafael Morales: "No sólo está presente en la poesía de Benito de Lucas un río concreto, es decir, el Tajo a su paso por Talavera, sino el río abstracto, el río ideal, el río como imagen". La de Francisco Morales Lomas: "Benito de Lucas ha realizado una obra solvente, de gran altura de miras, profundamente humana y atenta a la síntesis entre la tradición de los mejores valores literarios y a la modernidad de un discurso sustancial en el que está presente el ser humano como proyecto". O la de Alberto Tores: "El sitio de su verso está donde la emoción misma que transmite con la mirada inocente. Recoge la trastienda de la historia a la vez que da fe de unos temores no tanto personales como de toda una generación".

Llego al término de mi viaje tras leer lo que dicen del poeta y lo que él deja ver en sus versos. El espacio en el papel también se agota y sólo cabe una impresión tras cerrar el libro y pisar tierra. Benito de Lucas, doctor en Filología Románica, catedrático de Literatura y titular de prestigiosos premios de poesía, sabe que, aunque son grados y honores merecidos que ha ido ganando en el camino, en esencia, es poeta, un gran poeta, que parece poco, virtud con la que nació en 1934 en Talavera de la Reina (cuyo Ayuntamiento es coeditor de la obra), como sexto de los siete hijos que dieron al mundo María y Manuel.


La experiencia de la memoria en Tinta fresca 

lunes, 13 de mayo de 2013

Entrevista a Juan Carlos Mestre en Diario El Sur (Chile)

Juan Carlos Mestre ahora reconocido por la crítica en España 
Sebastián Grant del Río
Diario El Sur. Concepción (Chile), 17/04/2013

"No pertenezco a la tribu de los asaltadores de obstáculos. Los poetas no somos caballos de carrera que lleguen a la meta unos antes que otros. No estamos en competición deportiva".
Las palabras del poeta español Juan Carlos Mestre (55) buscan bajarle el perfil al recién obtenido Premio de la Crítica en España, por su libro La bicicleta del panadero (2012, Calambur Editorial).
Pero destaquemos que se trata de un logro mayor, el octavo desde la obtención del Premio Adonáis en 1982, en la carrera de este poeta, ensayista y artista plástico de corazón penquista. Ello, pues vivió en Concepción desde mediados de los 80 hasta inicios de la década siguiente. 
"De suponer algo imagino que será el pequeño estíumulo para siguir en lo vigilante, en la intemperie bajo las estrellas resistiendo con palabras los proyectos de la crueldad y los sistemas de dominación del neoliberalismo, esos que pretenden convertir al ciudadano en cliente", resume el ganador del Adonáis con su tercera obra: Antífona del otoño en el valle del Bierzo

EL ERROR DE LOS PREMIOS
Mestre es claro. Premiar expresiones artísticas no corresponde.
"Es un error por naturaleza. No se puede medir el arte, la literatura, la música. Decir que esto es mejor que aquello, si existe una obra portadora de verdad y sentido crítico. Es el azar del gusto de un grupo determinado de lectores el que determina una sanción crítica, pero los pájaros no somos los mejores amigos de los ornitólogos, por más que aquellos se esfuercen por preservarnos como especie. Cada cual en su obligación y cada uno en su canto", sostiene el también portador del Premio Nacional de Poesía en su país, por La casa roja.

—En este sentido, ¿cuál es el punto de mirada de La bicicleta del panadero?
—Acaso la persuasiva certeza, como dice el verso que abre con una cita de Francis Picabia el libro, de que los descontentos y los débiles hacen la vida más bella. La bicicleta del panadero recorre los suburbios de una necesidad, la de aquellos que seguimos creyendo que los seres humanos somos responsables unos de otro, lo que pensamos, con Walter Benjamin, que el gran botín de los amos ya no son solo las plusvalías sino la cultura, la educación, los derechos civiles  de la felicidad saqueados por la voracidad y la extorsión del actual sistema financiero.

—¿Cuentas con algunos planes para escribir fuera de la poesía?
—No, nunca tengo planes, la poesía, la escritura aparece, decide cuándo y cómo, no obedece a proyectos. Ahora me gustaría, claro, concluir un trabajo memorialístico en marcha desde hace años sobre los tiempos que viví en Concepción, pero se me hace difícil concluirlo. Llevo más de mil páginas y me da la impresión de que áun estoy en los preámbulos. Necesitaría tiempo (...) el tiempo que no tengo.

VOLVER A ESTA CIUDAD
En realidad, y aunque no lo dispusiera, para Juan Carlos Mestre nuestra ciudad es tremendamente relevante desde lo afectivo. Su mujer, Alexandra Domínguez, también poeta y artista visual, tiene su cuna en el Bío Bío, aunque hace casi 20 años residen en Madrid.
De hecho, ella partició en enero pasado de una lectura poética, en el marco de la Escuela de Verano UdeC 2013.
"Sigo amaneciendo en Concepción muchos días, en sueños siento que nunca he dejado esa ciudad que tanto significó en mi vida, en mis afectos, en mis complicidades intelectuales e ideológicas", refiere Mestre, en palabras que proyectan una bella sinceridad, incluso, en cuanto al sentido estético del término.

—¿Qué percibes del Concepción aquel que ves desde la distancia?
—Tengo permanentemente vínculos con amigos de allá. Ellos me cuentan constantemente de la ciudad, de su vida, de sus proyectos, de su ambiente, de sus expectativas y de sus derrotas. Hoy a través de las redes sociales es fácil estar más cerca de todo, percibir los rumores y los encantamientos del desafío tan cerca del oído como del corazón.

—Siempre hay ganas de volver...
—Volveré claro que sí, sin duda. Está en mi ánimo pasar una más que larga temporada escribiendo ahí, cerca de la gente que quiero y con la que necesito retomar la conversación solo por un tiempecito aplazada. 

http://www.elsur.cl/impresa/2013/04/17/full/24/



Reseña: China destruida, de Pablo Jauralde, en Leer

China Destruida. Pablo Jauralde
Revista Leer, nº 242, mayo 2013

Ladrón de paraguas, recomienda a otros que sueñen el futuro a sus espaldas, sabedor de que nunca comprenderá el destino de las hojas. Romances correntíos y de encuentros fogosos con chinitas en despachos y la prosaicidad del que va al tisen en la luz otoñal, antes de que el día desprenda las estelas luminosas de que hablaba Virgilio. Poemas de rimas fáciles al oído y otras de profunda densidad como en el dedicado a Duchamp, que concluye con la constatación de que "mientras somos nada más sucede". Sucede que Jauralde nos lleva por Nueva York a brunchear y ver a las gentes que pasan por el valle de Santalla, olisqueando el aire, observando desde su posición de "ser el mínimo ser que ser nos dejen". El poeta intuye esa plenitud de lo acabado de los dioses diminutos que somos, otras ilumina su verso con la vida que germina desde la soledad, la extrañeza y la música de cuando se tejen los silencios en compañía.

viernes, 10 de mayo de 2013

Reseña: Autorretrato de otro, de Cees Nooteboom, en El Giraldillo


Autorretrato de otro. Sueños de la isla y la ciudad de antaño
El Giraldillo, mayo 2013

Fruto de la amistad y complicidad de Cees Nooteboom y del artista alemán Max Neumann se ha publicado este libro tan delicado. Parte precisamente de un conjunto de treinta y tres dibujos que Neumann envió a Cees a su casa de Menorca. En base a esas ilustraciones, el autor ha elaborado sus poemas en prosa, cargados de recuerdos, mitología e historia, realidad, infancia y un profundo y particular viaje a la identidad. La isla es el escenario de esta edición bilingüe, que va más allá de este espacio, traspasando las fronteras de lo vivo y lo muerto, de las luces y las sombras. Cees es un holandés enamorado de España, en donde se le conoce sobre todo por sus novelas, ensayos y libros de viaje, entre los que destacan El desvío a Santiago, El día de todas las almas, Tumbas de poetas y pensadores y Zurbarán, el pintor del misticismo. Es un escritor versátil y prolífico que suele cuestionar todo lo que observa.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Reseña: Carta blanca, de Rafael Saravia, en El País


Rafael Saravia "desviste" la poesía en su cuarto poemario, Carta blanca
El País, 27/04/2013

Rafael Saravia "desviste" la poesía en su último trabajo, Carta blanca, su cuarto poemario que saca su lado más íntimo y con el que el escritor conduce a sus lectores "al lugar donde se encuentra la belleza", ese al que "no van a parar los cobardes", dice parafraseando a Antonio Gamoneda.

Saravia (Málaga, 1978) viajará próximamente a México donde se editará una edición de su obra resumida que incluye los poemas de sus tres primeros libros "Desprovisto de esencias", "Pequeñas conversaciones" y "Llorar lo alegre".

El poeta afincado en León ha explicado a Efe que tener "carta blanca" para él significa la posibilidad de comenzar de nuevo a escribir sobre un folio vacío.

Aunque con este título también quiere criticar que "se lleva dando durante mucho tiempo carta blanca a demasiadas personas", que han tenido libertad para hacer lo que quieran.

No obstante, defiende que la poesía es de las pocas cosas que se mantienen a día de hoy al margen de lo político, si bien sostiene que el lenguaje poético es insurgente y está del lado del doblegado que, ante la situación actual, es la sociedad.

Carta blanca (Editorial Calambur) está compuesto por 37 poemas divididos en tres partes, aunque todas ellas tienen el elemento común del amor.

Esta es una condición primordial para cualquier poeta, que siempre viven enamorados "de algo o de alguien", confiesa.

La primera parte, "Solo", es una miscelánea donde ha englobado sus poemas más indignados o reflexivos, "aquellos más relacionados con la conciencia cívica".

La segunda tiene más que ver con el amor propiamente; se titula "Hasta que llegue diciembre" y cuenta una historia en torno al propio sentimiento y a su parte "más carnal".

Por último, la tercera parte es la que da título al libro y está compuesta por tres poemas, los más ligados a la actualidad y con los que quiere transmitir a través del lenguaje poético que "un cambio es posible".

Y es que la poesía -defiende- tiene la "magia" de esclarecer una serie de inquietudes que de otra manera "no se explican".

Saravia tiene previsto presenta este libro en Iberoamérica, donde se encuentra "la vanguardia del lenguaje español", para lo que viajará a México para recibir la reedición de su obra reunida y para asistir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la que acudirá como invitado.